Si nos atenemos a la frase de Churchill de que “el político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”, los dirigentes de Ciudadanos estarían tan lejos del estadismo como un masái de llegar a la luna. Ejercer públicamente de progre tiene sus daños colaterales. Practicar tanto el funambulismo te puede llevar a perder el equilibrio, que es lo que les ha vuelto a ocurrir a miembros de Ciudadanos en la manifestación del Orgullo Gay celebrada este fin de semana en Madrid. Si en una concentración similar en Valencia ya denunciaron “agresiones” por parte de unos encapuchados, que les “insultaron” e “intimidaron”, en la capital de España volvieron a ser objetivo de las “iras” de los homosexuales. Y no sabemos por qué, ya que la formación naranja, que difunde a los cuatro vientos su apoyo a este lobby -que hace gala de un radical anticlericalismo- quiso congraciarse tanto con ellos que sacó hasta una carroza para festejar la polémica jornada.

Si Albert Rivera tuviese algunos principios le explicaríamos que la Historia es un todo que une el pasado al presente y se proyecta en el futuro. La filosofía, hedonista y nihilista al mismo tiempo, de la sociedad que ha parido el fenómeno cuya máxima expresión multitudinaria el el Orgullo Gay ni sabe de pasado ni tiene nada previsto para el futuro, para ella sólo el presente importa, el egoísmo sin mañana, el ombligo profundo, la vida sin trascendencia. Estamos ante otra faceta de esa cultura de la muerte que ha inflitrado el organismo de las naciones que se han apartado de la recta obediencia a las leyes del buen vivir de las sociedades humanas. Poco a poco la sangre se va convirtiendo en ceniza, en medio del griterío de la bacanal perpetua, al borde de la nada.

El movimiento homosexualista (que no los homosexuales) es el enemigo nato de la sociedad organizada, del orden establecido, una empresa subversiva permanente, un agente perturbador, particularmente virulento en esta fase avanzada de descomposición general. Hacia ahí van todas las puyas, todos los insultos, todos los escupitajos de esta gente. No hay en las manifestaciones cada vez más desacomplejadas y groseras del ‘lobby gay’ ninguna reivindicación de derechos supuestamente conculcados o denuncia de una discriminación cualquiera, que de haberla corre en su favor, ya que hoy en día, en determinados círculos, el ser homosexual y además parecerlo es un plus, una nota superior, una llave que abre puertas. El movimiento gay, el homosexualismo militante, no marcha a favor de nada (lo tienen todo) si no es a favor de la erosión y destrucción de todo valor tradicional, todo orden, todo equilibrio, en breve: la sociedad normal basada en reglas y normas incompatibles con la voluntad suicida de los grupos y elementos cuya intrascendencia vital, cuyo vacío existencial quisieran hacer extensivo al conjunto de la sociedad.

No nos interesa, por supuesto, las intimidades de la vida privada de las personas y consideramos en definitiva que la sodomía entre hombres y otras prácticas sexuales condenadas por las sanas costumbres y la moral religiosa no es más que una actividad de ocio privada que nunca debiera ser objeto de exhibición pública y menos ser promovido como ejemplo de vida. Tampoco entramos en el tema de si las preferencias sexuales de las personas determina infaliblemente un grado concreto de moralidad y decencia. Este es otro debate. Sí nos posicionamos de una forma clara y rotunda cuando esas manifestaciones callejeras se ceban contra las creencias de los católicos e ignoran sin embargo a la obediencia religiosa que prescribe como lícito el ahorcamiento de homosexuales o su lanzamiento al vacío desde las azoteas.

“Vosotros fascistas, sois los terroristas”

“Vosotros fascistas, sois los terroristas”. Así fue recibida la carroza de Ciudadanos en el Orgullo LGTBI (Lesbianas, Gais, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales), celebrado este sábado en Madrid. También, al grito de “hipócritas” y “ni tiros al aire ni por la nariz”.

Y eso que la formación naranja, a la que no se ve en Semana Santa con un Cristo en su foto principal ni en Navidad con un belén de foto principal ni con crucifijos en sus sedes, se erige defensor de este lobby, que hace gala de un radical anticlericalismo; celebra el Orgullo en su web y por las redes sociales y secunda la marcha.

Por segundo año consecutivo la formación de Albert Rivera ha sacado una carroza para festejar la polémica jornada, a la que acudieron un millón de orgullosos, que reclamaban la igualdad real, bajo el lema ‘Leyes por la igualdad real ya. Año de la visibilidad bisexual en la diversidad’.

Además, el pasado marzo con el voto de Ciudadanos salió adelante una de las leyes más ideológicas -de ideología de género- desarrolladas en la Comunidad de Madrid, la ley de transexualidad de Madrid. Con 78 votos a favor, 48 abstenciones (las del PP) y ningún voto en contra, la Asamblea de Madrid aprobó la entrada en vigor de la Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y No Discriminación. Un texto con una enorme carga ideológica que impone la teoría de género en la escuela pública y privada. La abstención del Partido Popular en la votación evidenció también el giro ideológico de la formación de la mano de Cristina Cifuentes, promotora del texto inicial, sobre transexualidad.

Parece que el colectivo LGTB no perdona al presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, que afirmase que “llamar matrimonio a una unión homosexual genera tensiones innecesarias”. Según Jesús Grande, presidente del Colectivo de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM), “no vale venir a hacerse la foto y luego no apoyar la igualdad”.

No obstante, los organizadores permitieron a Begoña Villacís, portavoz de C’s en el Ayuntamiento de Madrid, que marchara en la cabecera de la manifestación, en la que sí fue vetada al PP.

Los organizadores, Cogam (Colectivo de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales de Madrid), FELGTB (Federación Española de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales) y Aegal (Asociación de Empresas y Profesionales para Gais y Lesbianas de Madrid), no invitaron al Partido Popular, lo que motivó que finalmente Cristina Cifuentes decidiese no ir, aunque ésta respondió al veto gay al PP dándoles una estación de Metro.

Además de C’s, PSOE y Unidos Podemos también sacaron carroza. Congregó a Marta Higueras (teniente de alcalde, Ahora Madrid); a los socialistas Ángel Gabilondo, Carla Antonelli, y a la portavoz municipal, Purificación Causapié; a Íñigo Errejón (Podemos); a Ignacio Fernández Toxo (CC OO), y a José Manuel López, portavoz de Podemos en la Asamblea, de Madrid.

La Plaza de Colón fue el punto de llegada de la manifestación, cuya cabecera fue recibida por la alcaldesa de Madrid, la podemita Manuela Carmena, que apoya al Orgullo, mientras machaca a los provida. La regidora prometió que el año que viene “el Orgullo será aún mejor”.

Y es que, si en esta edición ha cuadruplicado el presupuesto del Orgullo Gay, y de los 60.000 euros que aportaba el Consistorio cada año se ha pasado a los 250.000 euros, para 2017 pretende llegar a los 750.000 euros. “Será el año del Madrid Orgullo Mundial”, proclamó la podemita, que está “orgullosa de ser la alcaldesa de la ciudad del orgullo” y ha recordado a un “madrileño eterno” a Pedro Zerolo, que ya tiene su sitio en la historia de su ciudad. “En el futuro –indicó– habrá niños que pregunten quién fue Pedro Zerolo y una plaza le recordará a él y lo que hizo por este movimiento”.

“Un movimiento que aún tropieza con brotes pequeños de homofobia que haremos lo imposible para que acaben. Hay que luchar contra la intolerancia para que nadie puede estar en contra del movimiento LGTBI”, ha dicho Carmena que, sin embargo, anda missing sobre los ataques a los cristianos, y se vuelca con el Ramadán, olvidándose de que en países islámicos como Arabia Saudí o Irán la homosexualidad es considerada un delito y que está prohibida y en ocasiones, incluso, castigada con la pena capital.