El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, junto al líder de Ciudadanos, Albert Rivera, en el Congreso el pasado 13 de enero.

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, parece estar dispuesto a seguir negociando con el PSOE tras las elecciones del 26 de junio aún en el caso de que los socialistas queden por detrás de la formación que lidera Pablo Iglesias, como indican los sondeos.

Rivera se propone seguir negociando con el PSOE punto por punto, como ya hicieron ambos partidos tras las elecciones fallidas del 20-D, después de intercambiar documentos con sus intenciones y establecer grupos de trabajo. El líder de la cuarta fuerza más votada en las pasadas elecciones cree que “escuchar y hablar es mucho mejor que dar portazos”.

Pese a que el PSOE retrocede y ha generado incluso una sensación de desafección entre su propia gente, Rivera seguirá confiando en Pedro Sánchez como primera opción, advierten desde el PP, por lo que piden a las personas que quieren avanzar en la recuperación que no colaboren con su voto a Ciudadanos a que “la situación se pueda complicar y demos marcha atrás en este país”. Critican que Rivera insista en la renuncia de Rajoy como condición sine qua non para cualquier posible acuerdo cuando todas las encuestas coinciden en señalar una subida del PP y un signitificativo descenso de Ciudadanos tanbto en votos como en número de escaños.

Reclaman en este sentido “unidad y concentración del voto útil para el PP para ganar la confianza de que la recuperación económica llegue a todos, para que los servicios públicos y la cohesión social sean una realidad y que podamos pasar página definitivamente a la crisis económica”. Por parte del partido liderado por Mariano Rajoy se advierte de que votar a Ciudadanos tiene “efectos secundarios” y significa “generar la incertidumbre y dar la oportunidad de que la coalición PSOE-Podemos ocupe el Gobierno de España”.

Desde el PP se destacan además las contradicciones en las que incurre Rivera, que a juicio de los populares lo sitúan una y otra vez en la órbita del oportunismo. Recuerdan en este sentido unas declaraciones en Antena 3 en las que el candidato de Ciudadanos mostraba su desafección a la tauromaquia. “No me gustan los toros”, repitió tajante poco después en el programa La Sexta Noche. Parece que Albert Rivera no dijo la verdad sobre sus gustos taurinos, y la afición ha recordado con fotos sus abundantes visitas a las plazas de toros.

Entre otras cosas, los aficionados, muy enfadados con el ‘cambio de chaqueta’ del líder de Ciudadanos, le refrescan la memoria al señalar que en 2010 hizo campaña activa contra el cierre de La Monumental y contra la prohibición de los toros en Cataluña, además de preguntarle si ya no se acuerda de la cantidad de corridas de toros a las que ha asistido y el montón de fotos que se ha hecho con toreros y aficionados.

Pero sobre todo le recuerdan la defensa a ultranza que realizó de las corridas de toros en el Parlament, cuando se debatía la ley que suponía el fin de la tauromaquia en Cataluña. Por aquel entonces, Rivera llegó a decir que “primero serán los toros, mañana la pesca y luego la caza”, en un discurso encendidamente protaurino en el que calificó el toreo de “tradición a salvaguardar”. “¿Nos podemos fiar de alguien que es capaz de mentirnos hasta de sus aficiones?”, se pregunta una destacada fuente del PP.