El número de «sin techo» en Barcelona se mantiene en torno a las 700 personas aunque hay evidencias de una cierta tendencia al alza, según los datos revelados por La Red de Atención a Personas sin Hogar (XAPSLL) , elaborado por Albert Sales, Joan Uribe e Inés Marco. Y es que, por un lado, el estudio sitúa la cifra total de personas sin hogar en 2799 –693 de las cuales duermen en la calle, 434 en asentamientos y1672 alojadas en recursos residenciales de la red de atención a las personas sin techo–. En total, son 99 más que el año anterior, pero además el recuento realizado en una sola noche del mes de mayo pasado a pie de calle hablada de más de 900 personas.

En cualquier caso, y tal y como puso ayer de relieve Albert Sales durante la presentación del diagnóstico, los que parece claro es que en cierto modo la cifra de personas sin techo en Barcelona se ha contenido «ya que se ha intensificado la labor de prevención» para evitar que las personas que viven en riesgo de exclusión residencial, una cifra que sí que ha aumentado significativamente, no se vean definitivamente abocadas a vivir en la calle.

Pero cifras al margen, los autores del estudio destacan que, a nivel cualitativo, éste pone en evidencia que a día de hoy «no existe un perfil de persona sin techo y que a esta situación se llega desde itinerarios muy diversos». Asimismo, indica que las políticas dirigidas a estas personas no deben estar orientadas únicamente a «proveerles un techo, sino a ofrecerles un espacio en el que puedan reconstruir su hogar», lo que invita a reflexionar acerca de las normativas de los equipamientos, que frecuentemente hacen sentir a los beneficiarios institucionalizados, provocándoles un sentimiento de infantilización que en ocasiones les lleva a volver a la calle. De todos modos, según Albert Sales, el estudio permite concluir que las políticas públicas deben orientarse en primer lugar a garantizar una vivienda a estas personas sin hogar, para a continuación ocuparse ya del acompañamiento social. Y, ante todo, destaca la importancia de «dar voz a las personas implicadas a la hora de definir las políticas de atención».

Por último, elinforme dedica un capítulo espacial a las mujeres sin techo, ya que pese a que son minoría tanto en la calle (tan sólo suponen un diez por ciento) como en los recursos de atención, éstas sufren una situación de mayor vulnerabilidad y riesgo para su integridad física y un peor estado de salud.

Ante estas conclusiones, el Ayuntamiento planifica una serie de medidas para intentar frenar el número de personas sin hogar. En este sentido y teniendo en consideración que se ha incrementado el número de personas que sufren infravivienda, viven bajo la amenaza del desaucio o en una vivienda masificada, es decir corren el riesgo de quedarse sin hogar, el ente municipal impulsará una encuesta entre las personas usuarias de los servicios sociales que permita controlar y valorar mejor estos casos.

Paralelamente, el Ayuntamiento quiere apostar por una diversificación de las políticas de atención a este colectivo en función de las necesidades de cada caso y generar espacios más acogedores, que facilten la convivencia y mejoren la intimidad de los usuarios. También pretende incrementar la dotación de vivienda social para personas sin hogar y potenciar programas como el «housingfirst»

Por último, el Consistorio tiene previsto crear un Comité de Expertos, integrado por pesonas sin techo, para dar voz a este colectivo en el diseño de las políticas destinadas a hacer frente a la exlusión residencial severa.