La Semana Santa de Málaga llama al recogimiento
El Viernes Santo se levantó algo nublado en Málaga, aunque las previsiones meteorológicas seguían siendo buenas, como en días anteriores, por lo que todo hacía presagiar que sería una jornada grande.
Siete cofradías –Dolores de San Juan, Monte Calvario, Descendimiento, Santo Traslado, Amor, Piedad y Sepulcro– y la Orden Tercera de Siervos de María Santísima de los Dolores (Servitas) protagonizaron una jornada de contraste, en la que Monte Calvario pasó este año por el recorrido oficial antes que el Descendimiento para evitar parones.
La tarde del Viernes Santo comenzó en la iglesia de la Victoria con la salida de la Hermandad del Monte Calvario. El buen tiempo que ha destacado a lo largo de toda la Semana Santa también se notó en la jornada de hoy, aunque con temperaturas más suaves. Los vecinos de esta popular y añeja zona de Málaga se congregaron en los alrededores del templo para asistir al inicio del recorrido procesional de la corporación victoriana.
El cortejo comenzó su salida a las 16.00 horas, tras el traslado de las imágenes desde la ermita del Monte Calvario. El grupo escultórico del Señor de la Sagrada Mortaja lució la conclusión del catafalco, realizado por el artista malagueño José María Ruiz Montes, acompañado por la banda de música de Miraflores y Gibraljaire. Igualmente, la imagen de la Virgen del Monte Calvario, que procesiona junto a la figura del apóstol San Juan, aportó su impronta por el Compás de la Victoria.
El presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía, Javier González de Lara, presenció la estación de penitencia de la cofradía en la Catedral. Con ‘La Madrugá’, de Abel Moreno, pasó la Virgen del Monte Calvario por la calle Granada, camino de su barrio.
En otro enclave más alejado del Centro Histórico los hermanos de la Cofradía del Descendimiento comenzaban su peregrinar desde el tinglao del Hospital Noble, en el barrio de La Malagueta, por las calles de la ciudad.
La reciente concesión municipal de la trasera de la capilla a la hermandad ya ha sentado las bases para que la corporación nazarena pueda construir en un futuro la casa hermandad, con lo que la estampa de la salida bajo un toldo puede ser cuestión de tiempo.
El entorno del Paseo del Parque y el acuciante sol de la tarde deslumbraban con destellos la orfebrería de la Virgen de las Angustias que avanzaba por la avenida de Cervantes, delante del Ayuntamiento, mientras el Señor del Descendimiento se dirigía camino de la Catedral, para llevar a cabo su estación de penitencia, a un paso cadencioso a los sones de las marchas procesionales que interpretaba la Asociación Musical Juvenil de Cruz de Humilladero. La cofradía sufrió un parón de unos minutos cuando discurría por Atarazanas y el Monte Calvario aún no había abandonado esta vía.
Emoción en San Juan
Por su parte, los aledaños de la parroquia de San Juan se llenaron de público antes del inicio de la procesión de la Archicofradía de los Dolores de San Juan, que creó una gran expectación entre los asistentes. La sobriedad y el silencio de esta hermandad se volvió a reflejar cuando se abrieron las puertas de la iglesia con el cortejo de nazarenos y el respeto de la gente cuando comenzó su recorrido la imponente talla del Cristo de la Redención, a los sones de una pieza que interpretó una capilla musical.
El público no se movió de su sitio para esperar la aparición de la Virgen de los Dolores, que estrenó la restauración de las figuras del trono, ejecutadas por Trillo y Lamas, además de dos bastones y un juego de navetas. Una vez que la Dolorosa atravesó el dintel de San Juan, desde un balcón del edificio frente al templo una cantaora interpretó una saeta a la imagen, que suscitó el aplauso de los allí congregados. A la entrada en la Catedral también se interpretó una saeta a la imagen mariana de Asensio de la Cerda.
En el barrio de la Trinidad la Cofradía del Santo Traslado inició su salida procesional desde su casa hermandad. A las 18.45 horas, es decir, 45 minutos antes que el año pasado, la cruz guía se plantó en plena calle Trinidad. El cortejo aportaba un variado contraste de colores de las túnicas burdeos y celestes de los nazarenos de ambas secciones. Hubo canto de saetas a la partida de las imágenes y desde la Peña Trinitaria.
En el frontal de las andas procesionales del Cristo figuró un casco con plumas negras, por el fallecimiento de un bombero.
El trono de la Virgen lució la restauración de tres capillas y la ejecución de una cuarta. La Virgen de la Soledad, que se debe al imaginero Pedro Moreira en 1949, salió a los sones de la marcha ‘Soledad de San Pablo’, del compositor Miguel Pérez, e interpretada por la Banda Sinfónica de la Trinidad. Luego sonó ‘Siervo de tus Dolores’, en la calle Trinidad, a la altura de la parroquia de San Pablo, donde se escuchó ‘Requiem’ para el Señor.
Cristo del Amor y la Virgen de la Caridad
La segunda cofradía victoriana del Viernes Santo, el Amor, se puso en marcha a las 17.55 horas, lo que significa que lo hizo cincuenta minutos antes que el año pasado. Como cada año, los nazarenos, que estrenaron nuevos equipos, inspirados en el hábito agustino, partieron desde la basílica de la Victoria, mientras que los tronos del Cristo del Amor y la Virgen de la Caridad hicieron lo propio desde el interior de su casa hermandad, en la calle Fernando el Católico.
El Crucificado se hizo en la calle a las seis de la tarde con la Marcha Real seguida de la composición que lleva su nombre, ‘Cristo del Amor’, de Alberto Escámez. Había una enorme expectación. Diez minutos más tarde apareció la Virgen de la Caridad, que presentó un exquisito tocado y mostró una cruz pectoral en su pecho. Salió bajo los acordes del Himno Nacional y el ‘Ubis Charitas’. El trono exhibió rosas color salmón y la alegoría de la Fe, obra del escultor Juan Vega, pieza estrenada en 2013 durante la salida extraordinaria del Mater Dei con motivo del Año de la Fe.
En la calle Victoria se encontraban hermanos de la Cofradía del Rocío, guión incluido, y miembros de la Comunidad Marista ante el busto de su fundador, Marcelino Champagnat. En este enclave se cantó la Salve Reina. Unos metros más abajo se situaban los cofrades del Rescate y la Humildad, y también en la calle Victoria se hallaba el actor malagueño Antonio Banderas, quien tocó la campana del trono de la Dolorosa.
El itinerario de ida hacia el recorrido oficial fue por la calle Victoria –entró en la Tribuna Oficial a las 23.25 horas–, mientras que el devuelta lo hizo por Cruz Verde.
En el risco de corcho de las andas procesionales del Cristo figuró la corona de espinas dorada que estrenó la imagen en 1924, un detalle que no dejó a nadie indiferente. El mismo interés despertó el evangelio de San Agustín, que se procesiona desde el año pasado.
El acompañamiento musical lo pusieron la banda de cornetas y tambores de la Victoria, en el frente de procesión, las cornetas y tambores de la Esperanza, tras el Cristo, que se estrenaba, y la banda de música de la Expiración, detrás de la Virgen.
La cofradía pasó por primera vez por Puerta Nueva, Fajardo hasta la plaza de Camas.
La Piedad
Del Molinillo salió la Virgen de la Piedad. Devoción de un barrio que se vuelca cada Viernes Santo con el grupo escultórico de Palma. El trono presentó reformas en las cartelas.
Curiosamente, Paqui Parientes cantó una nana dedicada al Cristo que yace sobre la Virgen de la Piedad. Luego, en la calle San Bartolomé, sonó la magnífica marcha ‘Nazareno del Paso’, de Benjamín Esparza.
El cierre del Viernes Santo lo pusieron la Hermandad del Sepulcro y Orden Tercera de Siervos de María Santísima de los Dolores (Servitas).
El Sepulcro inició su recorrido a las 20.15 horas, desde su casa hermandad de la calle Alcazabilla. La cofradía estrenó cuatro faroles de mano, diseño de Fernando Prini y realización de Adán Jaime, así como cuatro ciriales para la sección del Cristo, obra de Manuel Toledano, José María Ruiz Montes, Emilio Méndez y los talleres Granda, según diseño de Eloy Téllez, cuatro dalmáticas para la sección del Yacente, por Antonio Moreno, y 50 túnicas de nazareno.
El Cristo caminó en silencio hasta la plaza de la Merced, donde se incorporó la banda municipal, que atacó con la Marcha Fúnebre de Chopin.
Tras el Sepulcro figuró por el recorrido oficial la Virgen de Servitas, que antes pasó por el entorno de Arco de la Cabeza y Pozos Dulces, donde la Dolorosa brilló en medio de la oscuridad. Antes, nada más salir desde la parroquia de San Felipe Neri, una soprano, acompañada de música de órgano, le dedicó el ‘Stabat Mater Dolorosa’, interpretado desde el museo del Vidrio y el Cristal.
El cortejo fue rezando la Corona Dolorosa por todo el recorrido, una estampa de antaño.
Todo está consumado. Cristo resucitará este domingo.
La semana santa en Malaga es un orgullo para los malagueños y al que no le guste que respete el sentir de todo un pueblo .
Pués eso de que la Virgen llevava un exquisito tocado me alegra que se vistan de gala y bueno casi podriamos hablar de moda mariana
Que si el tocado, que si la cruz del pecho, el velo, las sandalias a juego…
Mientras España lo quiera así, los “políticos” tienen que morderse las uñas, de los pies…
No tienen otro remedio o buscarse un pasatiempos que sea del nivel de su cerebro…