NC.- Son ya muchas las ocasiones en las que no sólo Pablo Iglesias, sino otros muchos portavoces de Podemos, han explicado y justificado de esta curiosa manera la viabilidad de la renta básica universal.

La idea es que el dueño de un bar no tiene un problema por tener que pagar un salario mínimo elevado al camarero, sino por no tener clientes. De este modo, si el estado diera a todo el mundo una renta universal elevada, al dueño del bar se le llenaría el local de clientes, sus ventas se dispararían y además de poder pagar un salario astronómico al camarero su bar iría como un tiro.

La fórmula para salir de la crisis es por tanto, evidentemente, que el estado implante una renta mínima universal de 1.500 euros mensuales, por ejemplo.

Si esta fórmula tuviera algún sentido, habría que preguntarse por qué no implantar una renta mínima no ya de 1.500 euros, sino de 150.000 de euros mensuales. ¿Acaso no iría todo entonces 100 veces mejor?

La pregunta es cómo iba el estado a pagar una renta básica universal de 1.500 euros. Porque 47 millones de españoles a 1.500 euros por 14 pagas anuales son 987.000.000.000 euros, prácticamente el PIB de España, el total de la deuda pública de España o más del doble de los Presupuestos Generales del Estado. Puesto que el estado del bienestar nos cuesta casi 500.000.000.000 euros, para pagar la renta básica y el estado del bienestar haría falta 1,5 veces el PIB español y que el estado se quedara con el 100% del PIB. Es decir, que dobláramos los impuestos. O bien que el estado emitiera un billón de euros de deuda y que alguien nos la comprara, lo cual sería flipante incluso aunque Podemos no propusiera al mismo tiempo el impago de la deuda. Porque muy tonto sería alguien para prestar 1 billón a alguien que no paga o que anuncia que va a dejar de pagar sus deudas.

Aunque el estado, pongamos por caso, se saliera de la zona euro e imprimiera billetes por valor de 987.000.000.000 euros para repartirlos a todos los españoles, el efecto sería nulo.

Imaginen, simplificando, que viven en una isla en la que hay 10 monedas y 10 cocos. Cada coco costaría una moneda. Si el estado fabricara otras 10 monedas de modo que pasara a haber 20 monedas, el resultado no sería que los habitantes podrían comprarse 20 cocos, sino que cada coco pasaría a costar 2 monedas. Uno puede duplicar el número de monedas, a todos o a algunos, pero el hecho es que seguirá habiendo 10 cocos. Por eso ningún país prospera a base de imprimir billetes o firmar decretos.

Huelga decir que la cuenta sigue siendo igual de fabulosa si la renta universal fuera de 750 euros. O incluso aunque fueran 500. La alternativa es eliminar la palabra “universal” y cambiarla por “excepcional”. Como conclusión, la propuesta de Podemos o es imposible o podría acabar convertida en una variante del subsidio de desempleo, la renta básica que ya existe o los 400 euros de Zapatero.

Y así una detrás de otra todas las ideas de Podemos.

Claro que a lo mejor el propósito de Podemos no es llegar a pagar nunca una renta semejante, sino sólamente que le votemos.

Pero si de lo que se trata es sólo de hacer promesas y no de cumplirlas, entonces por menos de un castillo con piscina y dos Ferrari mejor ni ponerse a escuchar a ningún candidato.

Las noticias que llegan de países como Venezuela, por otro lado (en los que los líderes de Podemos han sido asesores del gobierno bolivariano), no son precisamente que a todo el mundo le hayan regalado un castillo, sino que ya se está racionando hasta la compra en el Zara.

Decimos todo esto ahora que aún “podemos” porque Pablo Iglesias ya advirtió en la entrevista del domingo con Ana Pastor que “la existencia de medios de comunicación privados ataca la libertad de expresión”. O sea, que lo mismo nos cierra que pasa a convertirnos en medio público, nos paga el invento y nos convierte en funcionarios. Eso o se convierte en un presidente que permite que se ataque la libertad de expresión.