Miguel Boyer junto a su compañera sentimental

El exministro socialista Miguel Boyer ha fallecido hoy en la madrileña clínica Ruber Internacional, donde ingresó esta misma mañana en estado crítico aquejado de una embolia pulmonar, según informan fuentes cercanas a la familia. La salud del economista se vio seriamente perjudicada tras el ictus que sufrió el 27 de febrero de 2012, que le hizo pasar varios meses en un hospital y del que nunca se recuperó totalmente, pese a la intensa rehabilitación a la que se sometía a diario.

Los restos mortales del exministro han abandonado el Hospital a las 14.23 horas de esta tarde hacia el Tanatorio Parque San Isidro. Momentos antes lo hacían su viuda, Isabel Preysler, y su hija Ana Boyer. A la clínica se ha acercado el también exministro de Economía durante el gobierno de Felipe González Carlos Solchaga, quien ha elogiado la figura del político tanto en su papel como “hombre muy importante de la Transición” como su faceta más intelectual.

Miguel Boyer Salvador, nacido en 1939 en la localidad francesa de San Juan de Luz, adonde se exiliaron sus padres durante la Guerra Civil, fue titular del departamento de Economía, Hacienda y Comercio durante el primer Gobierno de Felipe González. Durante esta etapa, que apenas duró tres años (3/12/1982 – 6/7/1985), tuvo una serie actuaciones controvertidas, como la expropiación de Rumasa, la Ley de Arrendamientos Urbanos y el conocido como ‘Decreto Boyer’, que liberalizaba los horarios comerciales y modificaba la Ley de Arrendamientos Urbanos.

Tras la expropiación de Rumasa, Ruiz-Mateos le declaró la guerra con frases ya míticas como aquel “que te pego, leche”
En la retina de todos quedaron imágenes para la historia del presidente de Rumasa, José María Ruiz-Mateos, quien le declaró abiertamente la guerra y protagonizó distintas episodios: aquel famoso grito de “¡que te pego leche!” a Boyer, a quien persiguió sin descanso disfrazado de Supermán o de presidiario.

Su etapa en el Gobierno socialista no fue fácil: tuvo que lidiar con una fuerte inflación, que controló a base de una estricta política monetaria, que le ocasionó numerosas críticas entre sus propias filas. Público fue el choque ideológico que tuvo con el otro ‘peso pesado’ del gabinete, el vicepresidente Alfonso Guerra, que defendía otras políticas más de izquierda. Así fue como comenzó una etapa de transición política, que le llevó a dimitir del cargo en julio de 1985 (tras solicitar sin éxito una vicepresidencia económica) y abandonar de forma definitiva el PSOE en 1996, cuando salió en apoyo del programa económico de quienes hasta entonces habían sido sus adversarios políticos. Este acercamiento con el PP hizo posible que en 2002 fuera nombrado miembro del patronato de la FAES, a propuesta del expresidente del Gobierno José María Aznar. En 2011 abandonó la Fundación en un momento en el que volvió a virar por su oposición a la invasión en Irak hasta acercarse al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, al que en ocasiones asesoró, aunque ya nunca más volvió a la actividad política.

Reputado economista, tras su etapa en el Gobierno pasó a ocupar puestos de responsabilidad en distintas empresas privadas: presidente del Banco Exterior, presidente de CLH (la antigua Campsa), así como consejero de Reyal Urbis y Red Eléctrica, entre otros.

Papel ‘cuché’

Su vida privada también experimentó diversos contrastes: pasó de un discreto matrimonio con la ginecóloga Elena Arnedo, con quien tuvo dos hijos, a dar el salto al ‘papel cuché’ tras su controvertido noviazgo y posterior boda con Isabel Preysler, con quien ha estado casado más de 26 años y tuvo una hija, Ana.

La pareja formó parte de la denominada ‘beautiful people’, gentes del mundo financiero y empresarial que prosperaron en los años 80 y 90 durante los gobiernos socialistas, como el exgobernador del Banco de España Mariano Rubio o el expresidente de Banesto Mario Conde. Por su pertenencia a aquel círculo se vio salpicado por el caso Ibercorp, escándalo financiero que supuso la caída en desgracia de Mariano Rubio, pero del que Boyer salió indemne.