DM.- España y Francia están condenadas a enfrentarse ‘ad infinitum’ en esto del baloncesto y tras verse las caras en la primera fase, tendrán que volver a jugar entre ellas por una plaza en las semifinales. Un partido con verdadero olor a revancha que llega después de que los galos se deshicieran de Croacia y de que la ÑBA hiciera lo propio con una combativa Senegal (89-56).

Dos dudas flotaban en el ambiente antes de comenzar el choque de octavos de final del Mundial ante Senegal. A saber: cuánto iba a durar el equipo africano y si España saldría con el nivel de concentración suficiente como para no llevarse ningún susto. A ambas se encargaron de responder Pau Gasol y Ricky Rubio. El pívot puso los puntos en el inicio del choque (7 en cuatro minutos) y el segundo, con la colaboración de Rudy, la defensa y la dirección, dejando claro que España no se tomaba el encuentro a “chufla”, que diría Pau.

Aún así, la intensidad defensiva tampoco era la deseada. Sobre todo en las inmediaciones del aro, donde Hamadi NDiaye y Gorgui Dieng se encontraron muy cómodos en los primeros minutos con mates y rebotes ofensivos ante la desesperación de Orenga. Al otro lado de la cancha todo estaba controlado con un Pau en modo Mundial. Es decir, en su mejor versión, con 13 puntos en nueve minutos.

El show del nuevo jugador de los Bulls duró hasta que el seleccionador decidió darle descanso y meter más músculo en defensa. ¿Adivinan quién entro? Pues eso. Un rebote y cuatro puntos fueron la carta de presentación de un Ibaka que va a más a cada minuto que está en cancha. Así se cerró el primer cuarto con una España seria en ataque, pero con ciertas lagunas defensivas que despertaban a los senegaleses que empezaban a creer en sus posibilidades (23-17).

Poco duró la alegría. Con Ibaka en plan dominante, España se aferró a sus poderosos brazos para coger la primera gran ventaja en el luminoso (30-20, min. 3). Senegal demostró su carácter con dos canastas, encontrando grietas para penetrar por la defensa española. Sobre todo, cargando el rebote ofensivo como posesos (12 concedió España en la primera mitad) y comiéndole la tostada a los pívots españoles con la intensidad de Badji y NDiaye. Si a eso le sumamos los fallos de España en los tiros libres nos encontramos con un 37-28 a falta de dos minutos que no entraban en los planes de nadie. Tal es así que hasta los fríos Gasol mostraron su cara más nerviosa protestando al árbitro. Cosas del basket

Y en esas estábamos, entre robos y tapones de Ricky Rubio, que hasta eso sabe hacer en defensa, cuando sin darnos cuenta habíamos llegado al descanso. ¿El resultado? 41-28 y España, a medio gas sobre todo en defensa, sin despegarse del incómodo equipo revelación de este torneo.

Quizá pensando en acabar cuanto antes para guardar energías para Francia o por una pequeña conjura de los miembros de esta familia, lo cierto es que España salió del vestuario con ganas de finiquitar el choque por la vía rápida. Y para eso nadie mejor que un Llull que cada vez se parece más a ese jugador de 200 revoluciones que sabe mejor que nadie enloquecer un partido. El efecto Llul y una mayor concentración defensiva propiciaron el que parecía despegue definitivo con un 50-31 que lucía en el marcador mediado el tercer cuarto.

Dos técnicas, a Rudy y a Ibaka, devolvían por momentos a Senegal al partido. Fue el momento de Felipe. Al cordobés no le importa salir en frío o llevar 30 minutos en cancha, siempre aporta su energía y su defensa, como demostró en su primera acción forzando una lucha en su primer rebote ofensivo. Puro Reyes para terminar el tercer cuarto 62-43 y con él, el final también del choque.

Poco más nos deparó un partido que no pasará a la historia, pero que sirvió a la muchachada de Orenga para dar un paso más en su camino a la misma. Destacar los triples de un Calderón que sin encontrarse del todo cómodo en su nueva posición, va cogiendo confianza en su tiro. Un arma fundamental en futuros envites como el que el próximo miércoles nos enfrentará a Francia por un puesto en las semifinales. Un choque que, a buen seguro, nada tendrá que ver ni con el de Senegal ni con el que enfrentó a ambas escuadras en la primera fase. Pero eso ya será otra historia.