El tiempo discurre a una velocidad de vértigo. Por eso, los malagueños exprimen al máximo la feria, que ya ha superado su ecuador y ha demostrado su pujanza y fuerza. La fiesta en el Centro se vivió con intensidad. El que el 19 de agosto volviese a ser festivo ayudó a que hubiese una mayor presencia de personas por las calles del casco antiguo. Ayer se conmemoró el 527.º aniversario de la toma de Málaga por los Reyes Católicos. Aunque hizo calor y el sol broceó los rostros e hizo que el sudor empapase los cuerpos, el terral no apareció, por lo que la temperatura, aunque elevada, fue soportable. Cuando la gente se divierte, el clima queda en un segundo plano, sin que ello suponga que haya que prescindir de abanicos y sombreros.

Como es tónica habitual, el Centro empezó a animarse a partir de las dos de la tarde para alcanzar su apogeo entre las tres y las cuatro. «La gente baja cada vez más tarde», dijo a este periódico Ángel Sánchez, gerente de el restaurante El Chinitas, que compartía una mesa con su padre y propietario del establecimiento, José Sánchez Rosso, y el humorista Chiquito de la Calzá. El popular artista malagueño ha grabado recientemente un anuncio junto con el reputado cocinero Alberto Chicote. Ambos promocionan una marca de aceite. El spot, que podrá verse en las próximas semanas, es el último trabajo audiovisual realizado por Chiquito. «No estoy retirado, pero, a mis 82 años, soy muy selectivo y solo acepto algunas ofertas», explicó el genial humorista, que pasa los días feriales en El Chinitas. «Aquí estoy como en mi casa; me tratan de maravilla», afirmó.

Muchos clientes del restaurante, al reconocer a Chiquito de la Calzá, se acercan a saludarlo y a hacerse fotos con él. Con su ironía característica, Chiquito comentó que algunas admiradoras le piden un hijo. «Yo les respondo que a un hijo a mi edad es complicado (risas), pero que una foto me la hago con ellas encantado», bromeó el humorista.

Una vez transcurrida la mitad del ciclo ferial, el balance provisional es positivo para Ángel Sánchez. «Estamos trabajando muy bien y no solo a mediodía, sino que también se ocupan muchas mesas por la noche, con muchos turistas y extranjeros». El gerente de El Chinitas ve un acierto que el 19 de agosto sea fiesta. De la misma opinión es el propietario del Café Central, Rafael Prado. «Tanto el lunes, víspera del festivo, como hoy se están notando los beneficios de que el 19 de agosto sea un día no laborable», subrayó Prado. Para este empresario de hostelería, la música en el Centro debería mantenerse hasta las siete de la tarde, es decir, una hora más, lo que redundaría en un mayor ambiente para la gente y «más ingresos para hacer frente al largo invierno». A juicio de Prado, hay que apostar por la rumba, la salsa y todo tipo de temas que incitan al baile y al cante. «En mi bar hay actuaciones en directo. Creo que hay que dar calidad a los clientes como forma de fidelizarlos», aseveró. Otra cuestión que recalcó es lo que Prado denomina «feria de altura», que es la que se desarrolla en el primer piso de algunos bares, restaurantes y hoteles. Es un público más selectivo que busca unas comodidades y unas prestaciones diferentes, indicó.

La calle Larios volvió a ser el lugar preferido para charangas como Los Inoportunos, Los Clandestinos y Los Lerele’s. Los pasodobles son los temas que más gustan a la gente. También tienen muchos adeptos las pandas de verdiales. Ayer le tocó el turno a la de El Capitán, que es de Coín y que sigue el estilo Almogía. Su alcalde es Jesús Martín.

Los mimos se han insertado en la feria como una parte de la misma. Cada uno de estos artistas callejeros trata de atrapar las miradas de los viandantes. Este el caso de Jonathan, un italiano que hace verdaderos equilibrios con una bandeja en la mano.

La feria de Málaga es un lugar de paso obligado para muchos integrantes del mundo del famoseo. Eso ha hecho que el cantante Tony Genil no haya querido faltar. Ayer paseaba por el Centro con una gorra rosa cubriéndolo del sol y una botellita de vino dulce en la mano.