BD.- Este jueves pasado Rusia ha anunciado una “prohibición total” de la mayor parte de los productos alimentarios provenientes de Europa y los EEUU. ¿Quién puede criticar a Rusia por ello? Estos occidentales se creen autorizados a todo. Sancionan, amenazan, condenan, pero rechazan la reciprocidad (ese punto fundamental de la relación entre naciones y personas). ¿En nombre de qué superioridad? Pues el rechazo del principio de reciprocidad implica necesariamente una pretentida superioridad en el que niega esa regla. Repito: ¿Qué superioridad? Occidente tiene tanta superioridad como una letrina sobre un fresco manantial. https://www.youtube.com/watch?v=-Iu0pvZP-dM

Estos occidentales han ido a destruir Ucrania. La cosa se les ha complicado. Frente a su propio fracaso, pasan su tiempo acusando a Rusia. Lo más divertido son los gritos histéricos de la UE. La organización se plantea llevar el caso del embargo agroalimentario ruso a la Organización Mundial del Comercio. Tal vez no estaría de más no perder de vista la regla fundamental que dicta que no hay que comenzar guerras a tontas y a locas, y menos con un adversario como Rusia. Las agresiones suelen tener consecuencias, sobre todo cuando se está jugando con quienes son maestros en tratar a adversarios arrogantes.

Los occidentales toman a los demás por idiotas. De manera tan soberbia como ridícula, un responsable europeo se ha permitido declara que “el embargo va a castigar principalmente a los consumidores rusos”, ya que el 40% de las importaciones agroalimentarias rusas provienen de la UE. Pero vamos a ver, ¿qué se creen que ha estado haciendo Putin hace unas semanas por Sudamérica? No será más bien que el problema no va a ser la dificultad de los rusos para llenar la cesta de la compra sino que los productores europeos se van a tener que meterse por salve sea la parte sus productos que se han quedado sin compradores “surgidos del frío”. Con las miles de toneladas de tomates que ya no viajarán a Rusia, los españoles podrían hacer una tomatina en todos los pueblos de más de 50 habitantes. O vendérselos a Marruecos. O usarlos de supositorios. No me extrañaría que nuestro ministro del ramo tenga incluso una idea mejor.

Entendemos enseguida que el disco duro de esta gente se ha quedado bloqueado en los años 50. No hay que excitar el orgullo de los rusos ni bromear con su patriotismo. Esta gente todavia se viste por los pies. Vladimir Putin nunca ha sido tan popular y los rusos están dispuestos a apretarse el cinturón si es necesario. En Rusia todavia rige la voluntad y las narices de morir de pie antes que vivir de rodillas, mientras de este lado ya solo aspiramos a vivir de rodillas antes que perder el wifi. No vamos a ganar este pulso.

Miremos a Putin y después echemos una ojeada a Rajoy y al Rey. Uno es la imagen de la virilidad, tanto física como intelectual y moral. Entre los otros dos ejemplares no juntan un huevo. ¿Qué les van a decir a los productores españoles cuando la respuesta rusa les dé en plena cara? ¿Que el gobierno español y sus acólitos europeos no son más que los caniches de los EEUU? Por lo menos sería verdad.

Si los rusos, que han empezado con las medidas contra los productos agroalimentarios, siguen con la prohibición de sobrevolar su territorio, y los turistas rusos empiecen a desertar de los destinos de sol y playa al sur de los Pirineos, mucho me temo que va a haber gritos de dolor y despidos a punta de pala. Obedecer a la voz de su amo equivale a ser el pato de la boda. Lo que es seguro es que Rusia se va a acercar aún más a China y a los BRICS. Los mercados que se pierden por motivos políticos no se recuperan de la noche a la mañana. Muchos empresarios españoles van a perder el sueño durante una buena temporada. Y algo más que el sueño.

La UE, que clama al escándalo por la respuesta rusa, busca deteriorar la economía rusa. Las medidas tomadas por los EEUU y la UE (que conciernen la finanza, la defensa, el petróleo y las altas tecnologías, la prohibición a los principales bancos estatales rusos de acceder a los mercados financieros occidentales) son un escándalo. ¿Entonces por qué quejarse ahora cuando se aplica la reciprocidad? Cosa de lloricas y maricones. Estamos en manos de idiotas integrales. ¿Qué pueden oponer estos fines de raza occidentales a un pueblo heroíco y vencedor?

En las semanas y meses que vienen veremos quién es quién en este enfrentamiento. Contrariamente a los occidentales, los rusos son educados y formados en la escuela de la dureza y el rigor. A todo esto, ¿les suena Stalingrado? ¿Y qué tal Berlín? Los rusos tienen dignidad, orgullo, cañones… y lo demás.