Primero los policías debieron dormir al bravo perro de raza rottweiler que vigilaba la puerta de la casa disparándole un dardo embebido en somnífero. Y, cuando el animal cayó en manos de Morfeo, pudieron ingresar a la finca.
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Habían llegado hasta allí, en la calle La Piolada al 3800 del barrio bonaerense Ituzaingo, alertados por la denuncia de un hombre de nacionalidad boliviana que decía haberse fugado de ese sitio donde, según él, funcionaba un taller clandestino de costura.

Al acceder a la planta principal, en efecto, encontraron las máquinas textiles, telas de todos los colores y prendas recién confeccionadas. Pero al subir al altillo se toparon con una escena que parecía salida de la pluma del escritor británico Charles Dickens.
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Seis hombres, también bolivianos, dormían hacinados sobre el suelo sin las mínimas condiciones sanitarias. Sólo podían bajar a la planta principal a trabajar en el taller en jornadas interminables y el rottweiler les impedía el paso de salida a la calle.

Las víctimas, en estado de shock

Los dueños de aquel antro, una mujer de 47 años y un hombre de 39, aparentemente de nacionalidad boliviana, fueron detenidos. Y los trabajadores esclavos debieron ser asistidos por psicólogos debido al estado de shock que les produjo la liberación.
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Las condiciones de trabajo del tipo Bangladesh en la industria textil son habituales en Buenos Aires. Suelen emplear como mano de obra esclava a mujeres y hombres de Bolivia que ingresan de turistas a Argentina y se quedan a vivir indocumentados.

Grandes marcas de moda, entre otras ZARA, Ayres, Cara y Cruz, han sido denunciadas penalmente de participar en la explotación laboral a indocumentados por comprar productos a ese tipo de talleres, que si son clausurados al poco tiempo reabren en otro sitio.
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El Papa Francisco, cuando era Arzobispo de Buenos Aires y hasta que se marchó al Vaticano, denunciaba esa situación y daba apoyo explícito a la ONG La Alameda, de lucha contra la explotación sexual de mujeres y el trabajo esclavo.

Jornadas de 13 horas

La Alameda ha denunciado que en los talleres clandestinos de costura viven y trabajan niños y adultos bajo el sistema conocido como “cama caliente” en jornadas laborales de 13 horas que empiezan a las 7 de la mañana y finalizan alrededor de 23, de lunes a viernes, y sábados al mediodía.

Incluso la ONG denunció penalmente a los diseñadores argentinos de alta moda Benito Fernández, Laurencio Adot y Jorge Ibáñez por el supuesto delito de “trabajo forzoso” (esclavitud) de costureras.
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La Reina de Holanda, Máxima Zorreguieta, la modelo Valeria Mazza; y las actrices de la serie “Sex and the city”, entre otros ricos y famosos, han sido vestidas por aquellos modistos.

Cada vestido exclusivo se vende a unos 4.000 euros, en las tiendas del importante barrio porteño de Recoleta, pero la costurera que lo confeccionó apenas cobra 16,6 euros, según denunció la ONG defensora de los derechos humanos.
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Las otras prendas, de moda masiva y precios acomodados, se venden en “La Saladita”, ubicada en el partido bonaerense de Lomas de Zamora y considerada la mayor feria ilegal de Latinoamérica, pues casi todas las mercancías comercializadas allí provienen detalleres clandestinos y por ellas el fisco no cobra ni un céntimo.