Un cabezazo de Miranda tumbó a un ordenado y atrevido Elche, que angustió toda la noche a un Atlético que fue capaz de lograr un triunfo que le deja en posición inmejorable en su sueño, que en septiembre parecía utópico, de lograr la Liga. Aunque cada vez sufre más para sacar los partidos dispone aún, cuando sólo restan cuatro citas (dos en Valencia, una en su estadio ante el Málaga y la final en el Camp Nou) para el final, de un colchón en forma de derrota. Ante el Elche pareció un funambulista tembloroso, pero llegó sano y salvo a su objetivo.

No defraudó la primera de “las finales” del Atlético en Liga. Consciente de que, pasara lo que pasara, iba a terminar como líder de la clasificación el fin de semana saltó al césped pensando en su objetivo: incrementar su ventaja sobre el Real Madrid y Barcelona. Pese a que no debía sentirse presionado se mostró desdibujado y superado por su rival. Con Diego Costa, recuperado de su aparatoso golpe en la tibia- pero sin Arda Turan, todavía tocado, ni Raúl García, reservado pensando en la semifinal europea con el Chelsea. Su afición sabía que una victoria podía ser media Liga y todo aquel hincha que andaba por Madrid no faltó a su cita con un estadio que rozó el lleno.

El Elche buscaba la machada de lograr su primer triunfo en el coliseo madrileño sin Rubén Pérez, ya que las arcas franjiverdes no estaban para gastar los 300.000 euros que exigía el contrato de cesión para que liderara la medular en el Calderón. No parecieron añorarle sus compañeros, que tuvieron que pegarse ante el ímpetu de Koke y la experiencia de Gabi y Thiago. Fran Escribá, que conoció la mentalidad ganadora de algunos de estos futbolistas en su etapa como escudero de Quique pero que seguro nunca pensó que pudieran llegar tan lejos, apostó por el veterano Rivera para suplirle. Su trivote defensivo formado por Javi Márquez y Carlos Sánchez planteó un partido cerrado, ya que en intercambio de golpes los ilicitanos sabían que tenían todas las de perder. Y superó en todo al Atletico, donde Diego Costa se mostró bullicioso y generoso en la primera gran ocasión, lo que impidió al líder adelantarse antes del primer cuarto de hora con su primera opción. Botía frenó el disparo de Koke. Cuando tenía el balón, el cuadro local buscaba la meta de Manu Herrera pero cuando era del Elche dosificaba esfuerzos, sin presionar tan arriba como otros días.

Lejos de su mejor versión, sin esa intensidad que le caracteriza, encontró apoyo en uno de sus pilares. Así, antes de irse la luz solar, Courtois acaparó las miradas con dos paradas consecutivas (a remates de Javi Márquez y Sapunaru) junto al palo que la tarea sería más complicada de lo esperado. Carles Gil mandó al limbo una contra cuando sólo el belga se interponía en su camino. Al Atlético le costaba entrar y fue por la banda diestra como generó la mejor de sus opciones antes del descanso. Juanfran llegó y asistió, propongó Costa y Villa, en el área pequeña y junto al segundo palo, remató de primera con la izquierda. Aunque parecía complicado que no terminase en la red, salió lamiendo el palo.

Cholo reclutó en la caseta a Raúl García, desatacador de partidos complicados y que ya declinó el 0-0 reinante ante el Villarreal, para mostrar en el segundo acto el espíritu guerrero que atesora el equipo. Y en tres minutos el navarro provocó un penalti. Villa, viendo el escaso acierto reciente de Diego Costa, asumió la responsabilidad a petición de Cholo pero lanzó centrado. Manu repelió el lanzamiento y Raúl no García pudo aprovechar el rechace. Le tocaba seguir remando al equipo rojiblanco, que marcó… en posición ilegal.

Su estado de nervios fue creciendo y Simeone optó por la claridad de Diego y la pausa de Sosa para la media hora final por Koke y un cabizbajo Villa. La ansiedad local por el gol provocó que Costa centrase más su empeño en las disputas que en el acierto rematador. Fue entonces, cuando la afición más hiperventilaba, el momento elegido por Miranda para hacer valer su juego aéreo. El brasileño, olvidado por Scolari para el próximo Mundial, cabeceó de modo inapelable un saque de esquina de Sosa. Poco se pareció al de la final de Copa ante el Real Madrid en el Bernabéu, pero tuvo el mismo sabor de campeonato para el Atlético. Otra vez un central, como Godin en Getafe, completando el trabajo de un bloque.

Aún restaban los sobresaltos finales, con balones sueltos por el área local y respondidos por cabalgadas de Costa, que en una cazó otro penalti de un Sapunaru que sumó dos penas máximas en la misma noche antes de irse a vestuarios sin cumplirse los 90 minutos. Esta vez le tocó al brasileño ejecutarlo, sumando un nuevo gol a su condición de Pichichi.

Los aficionados rojiblancos sueñan, por mucho que Cholo trate de frenar el entusiasmo, “con volver a ser campeones, como en el 96”. Una final menos para un Atlético que sigue engrosando unos mejores números ligueros de campeón: 85 puntos, 27 triunfos y 74 goles. Tiene los ingredientes clave: el pichichi -Diego Costa con 27- y al Zamora. Simeone seguirá regateando la presión pero sus jugadores y sobre todo las gradas del Calderón ven más cerca ese sueño en forma de título. Aunque deberá seguir sufriendo, compromiso, fe y trabajo ha demostrado.