Era la séptima final del Madrid de Pablo Laso en dos temporadas y media, y, desde ya, su quinto título. La racha que ha maravillado a Europa sigue engordando (37 victorias en 38 partidos), pero ahora ya tiene premio gordo. Segunda Copa para el Madrid en tres años, sus dos únicas en los últimos 21, en uno de los mejores finales de todos los tiempos, sólo comparable al KO copero de Solozábal en 1988. El ‘Increíble Llull’ la metió limpia en el último segundo, MVP del torneo en 2012 en el Sant Jordi y héroe ahora en Málaga. Rey de Copas, como su Madrid. Y grandísimo Barça, que llevó el fragor de la batalla a su terreno para sobrevivir hasta el final. Ya perdido, volvió a levantarse como los campeones. Pero la calidad y la vida siempre se abren camino, y ahí el Madrid le saca ventaja.

“Vamos a ir punto a punto, jugada a jugada, a anular los contraataques, al cinco para cinco”, afirmaba Navarro horas antes de la gran final. Lo dijo y lo vimos desde el salto inicial, como si hubiera un apuntador repitiendo el guión. Duelo dormido. Su Barça angustiaba la circulación de balón, y a la vez cerraba el rebote. Nada fácil. Ningún contraataque blanco, ningún tiro cómodo, poco juego combinativo; mucho sufrimiento.

El Barça también padecía en ataque una defensa de un calado semejante, erraba sus siete primeros triples, pero está más acostumbrado a ese ritmo trotón, y buscaba más a los pívots, más veces y más cerca de la canasta. Lorbek, Tomic, más Tomic (12 puntos el croata al descanso). En el Madrid las metía Rudy y Mirotic desde la personal (6 de 6). Uno arriba, uno abajo, en un pañuelito. Traje a medida para Pascual y ajeno para Laso. El Madrid no es esto, aunque ya sepa jugar a todo. Con Sergio anulado, con Bourousis del todo ineficaz. Su dos o tres acciones al poste las solventó quitándose el balón de encima. Pero el dato más demoledor, lo que reflejaba su zozobra eran los capítulos de robos y pérdidas. Cero recuperaciones, cero. Lo que le hizo volar ante el Granca y el CAI había desaparecido. No, disminuido, no. Desaparecido. Y, además, añadió nueve pérdidas, lo que define a la perfección el control de los ataques culés y el nivel de su defensa. Incluso así, el Real mandaba en ritmo extraño: 28-31. Mucho contacto. Perdió la batuta cuando Abrines añadió el primer triple, y luego otro, y Nachbar: 42-38 al descanso.

El Madrid podía apretar más atrás, y apretó. Muy duro. Con Draper, con todos. Los tiros del Barça eran un pelín más forzados y las opciones para rebotear y galopar aumentaban, Rudy clavaba otros dos triples y sólo la aparición estelar de Huertas, con ocho puntos seguidos, evitó el ‘break’ (de 49-53 a 55-55). ¿Y Navarro?, desaparecido, fallando hasta los tiros libres. Pero Sergio Rodríguez tampoco estaba, carecía del tacto habitual con el balón para armar el tiro.

Congoja total, en los dos bandos. Menos de seis minutos, empate a 64. Ahí andaba Mirotic en labor sorda, pocos tiros, aunque sacando faltas, buena aplicación defensiva, rebotes, tapones. Trabajo y trabajo, que ya llegarán unos focos que le alumbraron de lleno con dos tiritos de ‘crack’ desde la esquina. El primero, asistido por el público, que le avisó de que se agotaba la posesión (62-62). Ni sabemos de dónde se sacó el balón. El segundo, diez centímetros más atrás en el mismo sitio, triple: 64-71. Era el de la Copa, el jaque mate, lo parecía; no lo fue. El Barça empujó con Phelps en aquella final olímpica, con lo último que le quedaba, y con una discutida falta de Reyes en el rebote y, tras un rechace que terminó en manos de Huertas, se ponía a dos (73-75). Apenas 23 segundos, pero Sergio, el ‘Chacho’, perdía un balón inexplicable, Oleson atacaba el aro y anotaba, dos más uno, el Barça hacía lo imposible, hazaña, remontada increíble: 76-75.

Ocho segundos, ahora la Copa era culé, Sergio corrió hacia delante, ya no valía mirar atrás, veía a Llull con el rabillo y le asitió. Arriba, arriba y dentro. ¡Sergio Llull! Faltaba una décima, una, no había tiempo, el Madrid campeón de Copa en uno de los finales más increíbles de siempre. Pedazo de batalla: Mirotic MVP, Llull héroe y el ‘Chacho’ desquitado, saltando y gritando enloquecido por la emoción. El Madrid vuelve a reinar, monarca copero: 24 Copas.

PABLO LASO: “GANAR UNA FINAL EN EL ÚLTIMO SEGUNDO CON UN TRIPLE ES UN SUEÑO”

Pablo Laso llegó a la sala de prensa junto al hérore del partido, Sergio Llull, que portaba la Copa y una de las redes de una canasta del Palacio. El entrenador del conjunto blanco, que pese a la victoria de su equipo mostró mucha calma, definió esta Copa como algo extraordinario: “Ha sido un fin de semana fantástico. Todo el pabellón ha estado magnífico y las aficiones han demostrado que este es el mejor torneo que se puede jugar hoy en día. La gente de Málaga se ha portado de forma espectacular y le estamos muy agradecidos”

Laso se deshizo en elogios hacia el adversario: “El Barcelona ha sido un grandísimo rival. Hemos tenido que cambiar defensa y ataque muchas veces. Desde la falta que le han pitado a Felipe todo se ha complicado, pero ganar con un tiro en el último segundo es lo que soñamos todos los que vivimos y amamos el baloncesto”. El entrenador blanco reconoció que sufrieron mucho en el primer tiempo por las pérdidas de balón: “No estaba para pensar en otra cosa que no fuese el partido. Hemos sufrido nuestras pérdidas de balón en el primer tiempo. Hoy al descanso nos hemos ido con nueve. Horroroso. Teníamos la sensación de que tenían el balón más que nosotros”.

Laso dejó una anécdota curiosa, ya que reconoció que, mientras celebraban el título en el vestuario, el cuerpo técnico ya estaba comentando el próximo duelo del equipo: “El baloncesto es mi vida, y cuando ganas algo así la alegría es doble. Disfruto cada día mucho haciendo mi trabajo. En el vestuario ya hemos hablado del partido del jueves”.

Xavi Pascual apareció en la sala de prensa con un rostro inequívoco de decepción. El técnico del Barcelona, que reconoció el mérito de su rival, comentó que el porcentaje de tiros libres fue decisivo para decantar la final: “Se nos ha escapado esta bonita final. La teníamos bastante bien controlada, pero hemos tenido un poco de desacierto. Ha habido momentos importantes del encuentro que no hemos sabido gestionar, sobre todo en los tiros libres”.

A la pregunta sobre si el equipo echó en falta el acierto y liderazgo de Navarro, Pascual respondió de manera franca: “Aquí ganamos todos y perdemos todos. Navarro ha hecho todo lo posible para ganar, pero no ha sido su día. Realmente al equipo en general le ha faltado acierto a la hora de anotar. Hemos hecho muchas cosas bien, pero nos vamos con derrota”.

El preparador azulgrana también quiso explicar que este contratiempo no va a mermar la moral de sus jugadores, y mandó un mensaje positivo a su afición: “Nosotros siempre creemos en nuestras posibilidades. Sabemos que para construir un equipo grande necesitamos tiempo. Hay quien quiere escucharnos y gente que no. No debería hacernos daño esta derrota, necesitamos mantener una buena línea cara al futuro”.

FELIPE REYES, JUGADOR MÁS VALORADO EN LA HISTORIA DE LA COPA DEL REY DE BALONCESTO

El pívot del Real Madrid Felipe Reyes se convirtió hoy en el jugador más valorado en la historia de las fases finales de la Copa del Rey, tras superar al que fue también pívot del conjunto madridista y del Caja de Ronda Joe Arlauckas.

Reyes logró 10 de valoración, alcanzando un total de 433 en toda su carrera en la Copa del Rey, que se prolonga durante 15 ediciones.

Felipe Reyes debutó en la Copa del Rey en la edición de Vitoria en 2000 con el Adecco Estudiantes y logró su primer título. Con ese equipo disputó cinco ediciones. A partir de 2005, lo hace con el Real Madrid, con el que acaba de jugar su décimo torneo copero.

El jugador madridista superó a Arlauckas, que era primero con 430 de valoración. Solo necesitaba un ocho de valoración para superarle y lo consiguió en el minuto 32 de la final al capturar un rebote.

Además, es segundo en partidos jugados en fases finales con 32, detrás del escolta del Barcelona Juan Carlos Navarro, sexto en anotación, cuarto en tiros de dos anotados, segundo en tiros libres, líder en rebotes totales, defensivos y ofensivos, tercero en robos y primero en faltas recibidas.