Pedro Morenés, ministro de Defensa

Pedro Pitarch.- No es bueno para la defensa nacional estar permanentemente en los medios, especialmente si las razones de tanto protagonismo son muy controvertidas. Últimamente casi no pasa una semana sin que nos golpee una mala noticia originada en el ámbito del ministerio de defensa. ¿Por qué está tan enrarecido el ambiente? ¿Qué está pasando en Defensa?

En Defensa está lloviendo mucho. Es un aguacero mediático persistente y perturbador que moja demasiadas cosas. Alcanza, por ejemplo, tanto al régimen disciplinario como la propia jurisdicción militar. La existencia de esta última, va siendo crecientemente puesta en cuestión, especialmente para tiempo de paz. El amparo insólitamente solicitado (y concedido) al Consejo General del Poder Judicial por una juez militar, quien se quejaba de presiones en su labor investigadora en un caso de presunta corrupción en una base aérea, ha supuesto una fuerte granizada mediática.

Lo mismo ha sucedido, también por ejemplo, con la sentencia de 8 de marzo de 2012 del Tribunal Militar Central (ratificada posteriormente por el Supremo) que, a la vez que condenaba a un coronel por delitos de abuso de autoridad (contra una capitán), en dos modalidades previstas y penadas respectivamente en los artículos 106 y 104 del Código Penal Militar, no entraba (quizás por aquello de las prescripciones) en el correspondiente desarrollo respecto a tres jefes a los que sin embargo señalaba, con nombre y apellidos, como responsables de no poner remedio a los desmanes de su compañero. Vía mediática, ambos casos han suscitado demasiadas dudas sobre el nivel de independencia de la administración de la justicia militar. Por otra parte, el régimen disciplinario de las FAS, cuyo proyecto de ley orgánica está en trámite parlamentario, viene también gastando mucha tinta. La clave del debate está principalmente centrada en el mantenimiento o no en la futura ley orgánica de la figura del arresto por faltas leves. El tema disciplinario es un asunto de fondo. Dará todavía muchas vueltas al ser herramienta y lubricante insustituible para el funcionamiento de las FAS.

El inédito, reciente y fulminante cese y pase a la reserva del Asesor Jurídico General de la Defensa, general consejero togado Poyato, ha provocado otros dos chaparrones. Uno, por presuntas manipulaciones y tejemanejes en la clasificación de los tenientes coroneles jurídicos para su ascenso por elección en el presente ciclo de ascensos. La cosa, la verdad sea dicha, no está muy clara. Hubo hasta tres reuniones de la Junta Superior del Cuerpo Jurídico Militar (las dos últimas con la presidencia de la Subsecretaria) hasta que, presuntamente, la lista definitiva contuviera algún nombre concreto y en un puesto que asegurara su ascenso en dicho ciclo. Demasiada “movida” para tan poco personal en un cuerpo que con un volumen de alrededor de 300 miembros cuenta con 13 oficiales generales. Mientras que, por ejemplo, otro cuerpo común, Sanidad, con un volumen de personal 10 veces superior, tiene 10 oficiales generales. Aunque éste es otro tema. El segundo chaparrón, todavía en evolución y ligado al anterior, está cayendo por el caso de un teniente coronel jurídico, destinado en el juzgado militar territorial nº1, quien presuntamente podría haberse pasado en mucho en sus manifestaciones públicas en contra de la Constitución y del jefe del estado. El ministerio de defensa anuncia haberse abierto una “investigación” para aclarar estos puntos. No se entiende muy bien tanto alboroto mediático precisamente ahora. No ya por el contenido de las manifestaciones que, en su caso, deberían ser objeto de las medidas disciplinarias correspondientes, sino porque se “descubra “ ahora lo que públicamente (incluso en pantallas de TV) venía sucediendo desde hace ya ni se sabe.

También llueve por el tratamiento dado a los intérpretes afganos que han servido a las tropas españolas en Afganistán. La lluvia mediática ha revelado situaciones de una gran falta de sensibilidad hacia unas personas que han servido como ojos, oídos y lengua de los contingentes españoles en ese país. Los intérpretes, de no poder ahora acogerse a la hospitalidad española, serían previsiblemente objeto de futuras y mortíferas represalias allí. Parece ser que con el aguacero la cosa se está encauzando. Bien que haya desvelado una gran falta de coordinación interna en Defensa a la hora de tratar tan sensible, grave y hasta “humanitario” asunto.

Una leve llovizna está desencadenándose de la mano de las gestiones ya públicas para la puesta en marcha del Observatorio de la Vida Militar. La verdad, uno no sabe bien para qué ha de servir el invento, quizás para marear la perdiz un poco más. Pero el hecho es que después de casi un año de conversaciones entre partidos —y con el concurso de auténticos “muñidores” de asuntos complejos (no se rían, que sé lo que digo)— se ha llegado a un acuerdo imperfecto para designar a los 9 miembros del Observatorio. Inmediatamente se han levantado voces en contra, quejándose de la composición y de la falta de independencia del futuro organismo. Por ejemplo, ASFASPRO, asociación profesional miembro del Consejo de Personal de las FAS lo ha dicho bien clarito: https://www.asfaspro.es/index.php/component/k2/item/683-asfaspro-defiende-la-independencia-observatorio-vida-militar-margen-partidismos Esa sospechada falta de independencia puede ser la sentencia de muerte del Observatorio desde antes de nacer.

Y ya, en las fechas que estamos, a un día y medio de que el consejo de ministros apruebe el proyecto de ley de presupuestos generales del estado para 2014, hay amenaza de un nuevo y fuerte chaparrón. El único avance fiable sobre lo que pueden ser los dineros para Defensa viene dado en una entrevista reciente del ministro de defensa, don Pedro Morenés, publicada por la agencia EFE. Según don Pedro el presupuesto de Defensa para 2014 será “muy estricto”. Esto de adelantarse a aflojarse el cinturón parece haberse convertido en rutina. Ha sucedido recientemente por el tema de Gibraltar. Esta vez me temo que el añadido va a consistir en que habrá varios más que también tendrán que hacer tan poco noble ejercicio. En todo caso, mi recomendación a los primeros espadas de las FAS es que vayan calándose los chubasqueros.

Y uno se pregunta, cuando tanta agua mediática anega Defensa —que más parece diluviar, o llover de abajo hacia arriba—, ¿podría uno humildemente pedir al señor ministro que se arremangase un poco, y se fajase seriamente con todos esos problemas? Porque en mi modesta opinión, en Defensa hoy hay muchas más e incluso más importantes cosas a arreglar, que la mera compraventa de armamento y material. La primera de ellas, desde luego, es la falta de operatividad de las unidades. Está claro que nunca llueve a gusto de todos. Pero es que, en el ámbito del ministerio de defensa, hoy no llueve a gusto de casi nadie. Y eso, para la defensa nacional, y por tanto para España, resulta fatal.

*Exgeneral.