BD.- Gérald Pichon, el autor de “¡Blanco de mierda! Crónica de un odio inexistente” ha entrevistado a Jean David Cattin militante identitario suizo de la asociación Los Identitarios. Juntos han hablado de la sustitución de población y el racismo antiblanco que también afectan a la Confederación Helvética.

Gérald Pichon: “Hola Jean-David. Tú eres uno de los dirigentes del movimiento identitario suizo, militante en el seno de este movimiento desde hace una decena de años en Ginebra. Estás en primera línea para asistir al fenómeno del “Gran Reemplazo” en el cantón ginebrino. ¿Nos puedes decir como se traduce esta sustitución de población, por ejemplo en las cárceles?”

Jean-David Cattin: “En las cárceles hay tres grandes categorías de extranjeros: los extranjeros que residen en Suiza legal o ilegalmente y los extranjeros que residen en Francia. En la prisión de Champ-Dollon, el 92 % de los detenidos son extranjeros. En la prisión de Thorberg, que está destinada al cumplimiento de las penas más largas, el 98% de los internos son extranjeros de más de 40 nacionalidades. En Champ-Dollon, cerca del 60% de los detenidos son musulmanes y el 40 son originarios de África. Hay que añadir que la prisión está al 200% de su capacidad. Creo que este dato habla mejor que cualquier otro acerca de la inseguridad y la explosión de la violencia en el cantón de Ginebra.

En vista de estas estadísticas, es algo totalmente alucinante saber que un sólo y único criminal extranjero ha sido expulsado de Ginebra en todo el año 2012.

La inseguridad en Ginebra es un problema que crece a ojos vista, sobre todo a partir de la apertura de fronteras y por culpa de una política de asilo laxista. Paralelamente, el reemplazo de la población autóctona y la imposición de normas culturales no europeas son cada día más importantes. Estamos haciendo frente a continuas exigencias de espacios confesionales en los cementerios (para los musulmanes) y de construcción de minaretes en toda Suiza. Afortunadamente, la votación para prohibir los minaretes ha tenido lugar y ya no es posible construir ninguno a partir de entonces. Pero si esas reivindicaciones existen, es porque la población musulmana crece cada día. Esta ha pasado de 3.000 en 1960 a más de 400.000 actualmente, mayormente de origen balcánico y turco.

El 85% de la población extranjera residente permanentemente en Suiza proviene de países europeos. En lo concerniente a la población de origen subsahariana, esta es del 2,5% de la población extranjera, que es de cerca de 2 millones (la población total de Suiza es de 8 millones). Esto excluye a los nacionalizados, que son proporcionalmente más numerosos entre los no europes, y los ilegales cuyo número se calcula en unos 100.000. El “Gran Reemplazo” es todavía un término algo excesivo para calificar la situación suiza. Sin embargo, al ser el nuestro un país pequeño, puede ser inundado mucho más rápidamente que un país con la profundidad demográfica de Francia.”

Gérald Pichon: “Como lo demuestra el libro “Blanco de mierda! Crónica de un odio inexistente”, la transformación de Francia en sociedad multirracial, y por lo tanto multirracista, viene acompañada por la explosión de la violencia contra los franceses autóctonos. En Suiza, según tú, la diana prioritaria no es el blanco, sino el suizo, el autóctono. ¿Nos puedes hablar de esa diferencia?”

Jean-David Cattin: “El racismo antiblanco existe. Sin embargo, como he dicho antes, las poblaciones extranjeras que viven en Suiza son todavía mayoritariamente de origen europeo. En Suiza viven grandes comunidades balcánicas, ibéricas (españoles y portugueses), italianas, alemanas y francesa, y esto impide un desarrollo importante del odio antiblanco propiamente dicho.

Pero si existe una especie de odio del autóctono y una tendencia a burlarse de todo lo que es tipicamente suizo, ya sea en los medios de extrema izquierda a la vanguardia del etnomasoquismo, o incluso en algunas comunidades europeas que desprecian a estos pequeños suizos que han logrado tener un país mejor que sus grandes naciones. Si este sentimiento existe incluso en algunas poblaciones de Europa occidental, hay que subrayar sin embargo que muchos europeos apoyan y se identifican con los valores conservadores de un partido como la UDC.”

Gérald Pichon: “Pocos franceses lo saben, pero los suizos sufren en su propio país la violencia de parte de bandas étnicas (kosovares, bosnios y otros no europeos). ¿Nos puedes dar algunos ejemplos?”

Jean-David Cattin: “Desde la guerra de Kosovo, Suiza ha acogido una cantidad importante de albanófonos, cerca de 200.000, lo que representa más del 10% de la población total de Kosovo. Los fenómenos de las bandas étnicas, o incluso clánicas, no tardaron en aparecer y los jóvenes suizos son las vícitmas de esta situación, ya sea en los patios de recreo, en las calles o en los lugares de ocio.

Esta convivencia muy difícil con estos nuevos inmigrantes ha llegado a engendrar violencias muy graves, como en 2011, cuando un famoso deportista suizo fue fue degollado en plena calle, después de ser tratado de “sucio suizo”, por dos kosovares cuando estaba tranquilamente sentado en la terraza de un bar
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Paralelamente a este tipo de agresiones muy graves, el insulto de “sucio suizo” se ha vuelto común en los patios de recreo suizos”.

Gérald Pichon: “Algunos intelectuales destacan en su empeño por inocular “el veneno de la mala conciencia occidental”, entre ellos Jean Ziegler. ¿Suiza va a caer en el etnomasoquismo, o la reacción identitaria, gracias a la UDC entre otros factores, está en marcha?”

Jean-David Cattin: “Jean Ziegler pertenece a esa generación de intelectuales profundamente marxistas que han vivido el Mayo del 68 y al haberse sentido decepcionados por el proletariado autóctono, se han buscado uno de sustitución, más exótico y miserable. Desde hace 40 años, al igual que muchos de sus semejantes, historiadores o filósofos, se empeña en pintar su propio país y la civilización a la que pertenece como profundamente perversa, dominadores y responsables de toda la miseria del Tercer Mundo.

Este trabajo de zapa ha sido llevado a cabo ciertamente con un cierto talento y una ideología que sin ser justa tiene su coherencia. Todavía hoy quedan huellas profundas de esta obra de demolición, que se traducen en la mala conciencia occidental y el atractivo abstracto por la diversidad, incluso a menudo entre los conservadores. A pesar de ello, el despertar identitario está claramente en marcha. El resultado de la votación del domingo 9 de junio de 2013, que ha arrojado cerca del 80% a favor del endurecimiento del derecho de asilo, no es más que la última de una serie de votaciones que hablan a las claras del hartazgo de los suizos con la inmigración masiva”.