BD.- Queridos lectores, tengo que desahogarme. He tenido un sueño. Una pesadilla, a decir verdad. Iba caminando por una calle siniestra, llena de comercios étnicos a lado y lado, fruterías pakistaníes, bazares chinos, bares de copas latinos, kebabs turcos, locutorios por aquí, peluquerías de trenzas africanas por allá… Me iba cruzando con gente con caras patibularias, miradas ariscas y desesperadas, todos las jergas del mundo atropellaban mis oídos, mujeres entoldadas de la cabeza a los pies y tiznados apoyando esquinas a diestro y siniestro…

De pronto al llegar a una plaza, una barrera humana compuesta enteramente de hombres mal vestidos y sin peinar impedía atravesarla. Me ví atrapado entre ese gentío.

Por encima de este rebaño de miradas febriles y olores caprinos, se elevaba una voz gutural que ejercía su poder hipnótico sobre la bestial muchedumbre congregada.

Aterrado y fascinado al mismo tiempo en quedé paralizado escuchando los terribles berridos sobre las cabezas de aquél desharrapado rebaño.

“¡En el nombre de Alá, el Magnánimo, el Misericordioso, el Omnipotente! ¡Infieles, prestad atención! ¡Oíd la voz del Supremo! ¡Pronto Barcelona, Cataluña, España entera serán nuestras! Es la voluntad de Alá (¡que la paz sea con Él!). Con Su ayuda cada día somos más en cantidad y más fuertes. Nuestro número se acrecienta y nuestro poder se afianza. Alá (¡bendito sea Su nombre) nos conduce a la victoria. El islam es poder, y no hay poder por encima de él.

Los infieles sois un pueblo de mujeres débiles, parlanchinas, estúpidas y temerosas, que desean ser sometidas y que en realidad esperan ansiosas el momento de entregarse a un amo fuerte y dominador. Lo deseáis, pero no lo sabéis todavía.

Sois un rebaño de cretinos afeminados e impotentes, gobernado por sodomitas, por hembras histéricas y pintarrajeadas, por marimachos de sexo indefinido y por caricaturas de hombres incapaces e idiotas, sin moral y sin fe, sin rigor y sin coraje. ¡Alá es grande y confunde a Sus enemigos! Pronto os arrastraréis a nuestros pies implorando nuestra benevolencia y perdón.

El islam dominará el mundo y barrerá con su poder de fuego y acero a todos los perros incrédulos, los idólatras, los hipócritas, y los simuladores. Sólo hay un camino y es la sumisión a Alá el Todopoderoso, el Omnisciente, el Bienaventurado, el recto camino marcado por su Profeta Mahoma.

Vuestra sociedad corrupta e inmoral tiene los días contados. Adoradores de Satán, esclavos del pecado, servidores del Mal, no habrá perdón ni piedad para los impíos y los blasfemos el día del triunfo final. El castigo será terrible, arderéis eternamente en los infiernos.

Venid a nosotros mientras aún es tiempo de hacerlo y os acogeremos con magnanimidad y compasión. Prosternaos ante la Verdad. Someteros a la guía santa del Mensajero de Alá (¡alabado sea Su nombre!) y dad testimonio de Su grandeza y poder mientras aún sea tiempo. Inclinaros ante Alá, el Omnipotente, el Misericordioso, el Magnánimo. Seréis piadosos seguidores de la verdadera fe o seréis los viles esclavos de los verdaderos creyentes”.

Una espeluznate letanía se alzó en el aire denso y aceitoso de la asamblea: “¡La ilah illa allah Muahamad Rasal Allah!¡ La ilah illa allah Muahamad Rasal Allah!¡ La ilah illa allah Muahamad Rasal Allah!”

Un miedo súbito entró en mi cuerpo, algunas miradas torvas se volvían hacia mí, estaba petrificado, mis pies no respondían… Los amenazantes gritos no cesaban: “¡La ilah illa allah Muahamad Rasal Allah!¡ La ilah illa allah Muahamad Rasal Allah!¡ La ilah illa allah Muahamad Rasal Allah!”

Me desperté sobresaltado, el corazón desbocado, la frente empapada… Maldita sea … Es la última vez que ceno cocido con callos antes de irme a la cama. ¡Nunca más!