Han arruinado a cientos de miles de españoles con la estafa de las preferentes. Han arruinado a todos los españoles con el saqueo de las cajas. Han sido los del PP, los de Rajoy, los de Cospedal, los de Rato, Olivas, Modesto Crespo, Federico Trillo y Luis Bárcenas… También los del PSOE, en mucha menor medida, en Caixa Catalunya y Caja Castilla La Mancha, pero incluso en este caso entre los depredadores estaba Ignacio López del Hierro, esposo de María Dolores del Cospedal, que se lucraba de la Corporación Industrial.

Han sido los del PP. El nivel de corrupción alcanzado por los peperos no tiene parangón en la historia de España. Estamos ante un caso PP. Es precisa una causa general del PP, en efecto, porque ante eso estamos, ante la destrucción de toda una sociedad por una casta parasitaria y específicamente por un partido que dice llamarse popular pero que ya es absolutamente impopular.

Mientras se intenta, en un absurdo in crescendo de despropósitos, situar a quienes protestan como filoetarras –cuando, por cierto, con ETA se negocia- lo que resulta indignante es que quienes han hundido todo el sistema financiero, han saqueado las cajas siguen en la calle. Muchos imputados pero en la calle. José Luis Olivas, que hundió Bancaja sigue en la calle y disfrutando de su finiquito multimillonario. Sigue en la calle todo el Consejo de Administración de Bankia, después de que no pocos dijeran que estaban sólo para cobrar, que ni leían los informes, que firmaban lo que les ponían delante, lo que el PP les decía que firmaran. Siguen en la calle Modesto Crespo y todos los miembros del Consejo de Administración y directivos que saquearon sin piedad la Caja de Ahorros del Mediterráneo.

Ha sido el PP el que ha hundido y está hundiendo a los españoles. Es preciso insistir, desde la rabia y el orgullo, que ha sido el Partido Popular la causa fundamental del desastre, la parte más podrida de la casta parasitaria, que une a su inmensa corrupción, una infinita hipocresía y el resultado es una absoluta crueldad.

Mientras se han confiscado los ahorros de los contribuyentes para tapar tanto saqueo, mientras se recorta por todas partes menos por el PP, menos por los del PP y sus familias, mientras se habla ya como un horizonte cercano de corralito, todos los responsables, todos los culpables, siguen en la calle, amparados por un sistema sin división de poderes, en el que la Justicia de verdad o brilla por su ausencia o se abre paso a través de estrellas fugaces por la bonhomía de un Pablo Ruz o de un José Castro o de una Mercedes Alaya.

Mientras un presidente incapaz y autista, bajo la sospecha de haber cobrado sobresueldos en negro, deambula haciendo el ridículo, con un Gobierno de incompetentes en el que Fátima Báñez pone la guinda sobre el pastel de estupidez de Ana Mato, los españoles son llevados a la indigencia por una pandilla de saqueadores. Tres extesoreros del PP imputados en una línea de continuidad en lo que aparece con las trazas de un mafia para el enriquecimiento de los dirigentes y el empobrecimiento de los indefensos.

El PP ha perpetrado la destrucción de las clases medias. Es un hecho terrible, cuyas consecuencias no todas están sobre el tapete de esta España doliente y llagada. Defender al PP, por cualesquiera forma, es un acto de vileza antipatriótica, una completa negación de la dignidad humana.

Nunca tantos debieron tanto mal a tan pocos. Y todavía hemos de soportar una arrogancia y una prepotencia que ni en las peores etapas de Felipe González tiene similitud. En vez de protegerles, la Policía debía detener a tanto presunto delincuente que se ríe del dolor de España, de la miseria de los españoles.

El PP es culpable.