FL.- El programa ‘Polònia’ de la televisión pública catalana volvió a cargar contra la figura del Papa Benedicto XVI en su programa del 28 de febrero. El episodio plantea dónde está el límite del buen uso de la libertad de expresión, sobre todo cuando la parodia deja el humor para centrarse únicamente en un dardo hiriente sin más.

El programa ‘Polònia’ de TV3 se autodefine como un “espacio de sátira política” dirigido por Toni Soler. En la escena en cuestión el papa Benedicto XVI (el actor Toni Albà) se despide de su papado con un sacerdote y se desprende de sus ropas pontífices, que esconden un esmoquin. Posteriormente, aparecen el periodista Jaume Barberà, que en la actualidad presenta el programa ‘Singulars’ y el escritor y antropólogo Albert Sánchez Piñol, caracterizado por escribir novelas como Victus en las que aparecen un gran número de muertos.

En un momento de la escena el actor que caracteriza a Sánchez Piñol lee un texto de despedida al Santo Padre en el que la línea de la sátira sobrepasa la del insulto y el escarnio a los católicos. Se trata de un tipo de despedida durísima contra la Iglesia que aparece en formato de carta que se va escribiendo mientras lo dice.

No se trata de un texto humorístico, sino de una acción para herir a los cristianos y sus creencias.

La carta del personaje de Sánchez Piñol dice textualmente (original en catalán):

“Aquí concluye el papado de Benedicto XVI, que ha acabado hasta los huevos, de la gente del Vaticano, un tipo de ranotas con sotana.

¡Quiso hacer limpieza y mire… ni con KH7!

Lo que no entiendo es cómo se fió, de estos, si la Iglesia ya montó la Inquisición, que quemaba a la gente en la hoguera. E idearon las herramientas de tortura más perversas, que hoy en día se pueden ver en los museos.

¡Adiós papa! No se desanime que lo mejor que lo mejor que le podía pasar era perder de vista a este grupo de “felpudos negros”.

Sí, ¿qué pasa? También escribo en castellano.

Entre otras cosas la carta llama “felpudos negros” a los sacerdotes y obispos de la curia vaticana y “ranotas de sotana”. Cuesta encontrar el humor entre esas palabras.

Cabe preguntarse si la televisión pública catalana, que funciona con el dinero de los contribuyentes –cristianos también-, debe lanzar esas soflamas cuyo único objetivo es dañar la sensibilidad de los católicos y desprestigiar a la Iglesia católica.