Una entrevista a modo de conversación personal y en confianza junto al periodista Jesús Hermida. Así han discurrido los veinte minutos durante los que se ha prolongado la comparecencia de Don Juan Carlos en televisión este viernes, un día antes de su 75 cumpleaños.

El Rey ha hablado, en su primera entrevista desde el año 2000 y la quinta en 37 años de reinado, de la relación con su hijo Don Felipe, del amor que sentía por su padre don Juan y de cómo espera ser recordado por los españoles cuando abandone el trono. No ha habido preguntas sin embargo sobre los temas espinosos, como la imputación por corrupción de su yerno Iñaki Urdangarin o su polémico viaje a Botsuana para participar en una cacería de elefantes.

Don Juan Carlos no se ha pronunciado sobre la posibilidad de abdicar pese a sus recientes problemas de salud. Es más, se ha declarado “en buena forma, con energía y, sobre todo, con ilusión para seguir adelante y afrontar los retos que hay por delante”. En cualquier caso, ha incidido en que la Corona goza de un sucesor de garantías en la persona del Príncipe Felipe: “Hijo y persona encantadora, de gran honestidad intelectual, muy preparado, muy trabajador, podemos tener confianza y seguridad”. Y aunque ha dicho que no le gusta hablar sobre sí mismo, Don Juan Carlos ha deseado que se le recuerde “como el Rey que ha unido a los españoles y que con ellos ha conseguido recuperar la democracia y la monarquía”.

Continuando en tono familiar el monarca también ha recordado a su progenitor, Don Juan, al que ha definido como “padre, amigo y leal consejero”. Fue “una persona que tuvo su vida dedicada a España, no pensaba más que en España y a mí me trasladó este amor, este afecto y esa lealtad a España”, ha apuntado en referencia al Conde de Barcelona, de quien ha resaltado que se le ha quedado “muy grabado la parte humana” que tenía, un aspecto “no bastante reconocido por la gente a pesar de los libros que se han escrito sobre él”, ha agregado. Así, del día de su fallecimiento, ha recordado haber vertido no lágrimas sino “lagrimones”.

Política rupturista

Como principal preocupación de hoy día en su papel de jefe de Estado ha destacado la falta de empleo, especialmente en el caso de una juventud que representa una generación muy preparada y que se ve obligada a buscar trabajo fuera, algo que ha confesado le duele “muchísimo”.

No ha rehuido en su respuesta el pulso independentista lanzado por el nacionalismo catalán, al que sin nombrarlo le ha enviado un escueto a la vez que nítido mensaje. “Veo las intransigencias que conllevan maximalismos y a lo mejor políticas que no nos convienen mucho, que son políticas rupturistas”, ha dicho antes de admitir que queda camino por recorrer en la vertebración de España.

Don Juan Carlos, que se ha referido los sentimientos que albergó el sábado 22 de noviembre de 1975, día en que fue coronado como Rey de España -“fue un mazazo”, pero, al mismo tiempo, se sintió “muy emocionado” por la “responsabilidad” que le caía encima, ha manifestado-, ha rememorado tanto los buenos momentos en el plano más personal -“ver crecer a los hijos; luego le salen los nietos y le hace a uno pensar que está más viejo, o más mayor diría yo”- como los malos derivados de su condición de jefe del Estado, entre los que que ha destacado “la cantidad de muertos que ha habido por la violencia terrorista, cerca de mil”, algo que, ha enfatizado “se queda dentro permanentemente”.

Ha empleado la misma palabra para referirse a las virtudes y los defectos de los españoles, “pasión”. “Somos muy apasionados los españoles, creo no equivocarme, y aunque siempre se ha dicho que el defecto es la envidia yo pienso que también es la pasión. Lo mismo es bueno y malo”, ha enfatizado. Y ha querido concluir con un mensaje positivo ante los tiempos que corren. “Juntos podemos” ha señalado Don Juan Carlos, quien ha puesto de manifiesto la necesidad de “recuperar del todo la esperanza y la confianza en nosotros mismos y, sobre todo, la confianza en España”.