Las deudas de la frustrada aventura empresarial de Isabel Sartorius vuelven a perseguirla. Concretamente los 200.000 euros del aval que su entonces pareja, Fernando Ballvé –fallecido en 2009–, puso para que ella y su socia, Marta Oyarzábal, pudieran abrir una tienda de bolsos en 2006. Un negocio que tuvieron que cerrar al poco tiempo por no conseguir los resultados esperados.

Sartorius ha querido desmentir que esté arruinada: «Vivo de alquiler y no tengo ayuda de nadie salvo lo que obtengo por mi contrato en televisión (una sección semanal en ‘Espejo Público’, de Antena 3), por mi biografía y algún reportaje», asegura. Por eso no ha hecho frente al dinero solicitado por los herederos de su expareja.

A falta de este dinero, los familiares de Ballvé han tenido que hipotecar parte de una casa familiar de Madrid –3.500 metros edificados en una parcela de 10.000– en la que viven actualmente junto a su madre, Sandra Macaya.

El pasado verano ya tuvieron que renegociar otras deudas que todavía no han cobrado. «Si tuviera el dinero claro que lo habría pagado y eso que moralmente sé que el aval fue un regalo de Fernando, pero lo cierto es que no lo tengo», afirma Sartorius. Hace ya tres años, le aseguró a la exmujer de Ballvé, Sandra Macaya, que le devolvería el dinero en cuanto pudiera. A cambio, pidió que el caso no trascendiera a los medios de comunicación. Algo que, a pesar de sus esfuerzos, no ha conseguido.

Fuentes cercanas a Isabel Sartorius creen que resulta improbable que la ex del Príncipe pueda llegar a pagar, ya que su «situación económica nunca ha sido boyante». Por su parte, su socia, Marta Oyarzábal, ha querido aclarar que el aval se trataba de un «regalo» de Fernando Ballvé a su pareja, y que lo hizo a través de un aval porque «en esos años él no tenía liquidez y vivía de los créditos; de haber tenido efectivo lo habría hecho de otra manera». Culpa a Macaya de sacar el tema a la luz y de utilizar «a los niños para malmeter contra Isabel y dar una imagen negativa de ella». La verdadera razón de este asunto, según Oyarzábal, es que «odia a Isabel y de ahí que salgan estas historias en prensa».