El señor Pitarch continúa con su particular batalla tratando de contentar a tirios y a troyanos. Su candidez a la hora de analizar lo que ocurre en Cataluña y el resto de España es de tal calibre que algunos, cada día más, comienzan a poner en duda su pretendida buena fe. Reproducimos la carta enviada al señor Pedro Pitarch por el cabo primero de la Guardia Civil, José Lozano Morales y la incalificable respuesta dada por el ex subalterno del multimillonario José Bono.

Este es el contenido de la carta remitida al señor Pitarch por el agente de la Benemérita, en la que expresa su preocupación por el transcurrir de los acontecimientos en España:

“Sin entrar en debates doctrinales. Damos por sentado que las FAS están subordinadas al poder civil, tal y como establece la CE. Ahí está también presente el art. 8, contundente, así como la especificación de que el mando supremo lo ostenta SM el Rey, como jefe del Estado. Resumiendo, el problema podría surgir cuando los mandatarios de partidos separatistas en las regiones españolas vasca y catalana, vulnerando claramente la ley de leyes, desde dentro del propio sistema, van dando pasos paulatinos y progresivos en aras a desmembrar la nación, saltándose igualmente las sentencias de los Tribunales. No respetarán ni al gobierno ni al Jefe del Estado y, parece ser, que lo único que les preocupa es la intervención de las FAS, motu propio.

He aquí el dilema, llegado el caso de un refrerendum de independencia o declaración unilateral del parlamento regional, similar a Kosovo. Si ni el Jefe del gobierno ni el Jefe del Estado, ya sea por inacción o por tácito consentimiento, acaban claudicando ante la secesión. ¿Cuál sería entonces el papel de las FAS? Si como ente está subordinado al poder civil, ¿debería acatarse a los hechos consumados o de lo contrario estaría obligado a intervenir? No creo estar barajando ningún futurible absurdo. Los partidos nacionalistas-separatistas jamás se han sentido encajados en España y tensarán hasta el final. Mi opinión al respecto está clara: en tales supuestos, las FAS son el baularte y su mandato explícito, obligándose a intervenir”.

A continuación, la insólita respuesta del señor Pitarch, escrita en tinta de mermelada, al gusto de la casta dirigente:

“Trataré de explicar cómo veo yo el tema que plantea, teniendo en cuenta que no soy un jurista. Plantea bien lo de la subordinación de las FAS al poder constituido, como corresponde a alguien que, como usted, pertenece a un Instituto historicamente distinguido su respeto a la legalidad.

Su hipótesis es “extremísima”. Creo haberla tratado anteriormente en este mismo blog. En mi opinión, difícilmente se daría. Lo primero a decir es que antes de llegar al recurso de la fuerza militar, el estado tiene múltiples resortes: Tribunal Supremo, Tribunal Constitucional, art 155 de la Constitución, estados de excepción, FCSE, etc.

El gobierno, en concreto, está obligado por ley a actuar de acuerdo con ciertas pautas. Ha jurado guardar y hacer guardar la Constitución, como el presidente del gobierno recordó recientemente. Si hiciera dejación palmaria de sus obligaciones, entraría en lo que los juristas creo que llaman “ilegitimidad de ejercicio”, creando un estado de necesidad que supuestamente abriría la opción de utilización de la fuerza militar, en defensa de la Constitucióny sus valores. Sería aplicar un principio general del derecho (la defensa del estado y la legalidad constitucional frente a la ilegitimidad de ejercicio), o la llamada “tradición histórica”, teniendo en cuenta las misiones constitucionales atribuídas a las FAS. Sería el ultimísimo recurso y ya ve la cantidad de cosas que tendrían que pasar antes”.

Y ahora saquen ustedes sus propias conclusiones.