Ariza, el hombre al que no le hablaba su padre
Enrique de Diego.- Julio Ariza: los mindundis a los que ordenas actuar de sicarios mediáticos no tienen empacho en meterse en cuestiones personales, intentando hacer daño a terceras personas, como si tú fueras un dechado de virtudes. Entre las numerosas chorradas que les has dicho que lancen como insidia es que me preguntes por el piso de Martínez Campos. Y como has pasado todas las líneas de la decencia voy a responder:
Es sencillo. Ocurrió que cuando me vine a Madrid dijiste que me alojara en el citado piso que tenías destinado, según aseguraste, para tu padre. Y que cuando apareciera que no me sorprendiera. Una de las mentiras groseras. Al segundo mes me llamó el casero para que pagara, con lo que simplemente te desprendiste de un alquiler.
Tu padre nunca apareció. Tu padre no te hablaba. Tu padre no quería saber nada de ti, y lo comprendo, cada vez comprendo más. Y tu padre murió sin querer dirigirte la palabra.
Pero entonces ¿vivías de gorra en un piso de Ariza, sí o no?