España y cierra, Mariano
L. Fernández Arias Argüello.- Aparte leyendas, hizo trece siglos que un aciago cúmulo de fatalidades y coincidencias desastrosas, como la de un rey rijoso, un conde resentido, vengativo y visionario, y un santón felón y aprovechado, propiciaron la invasión musulmana de lo que entonces era el reino visigodo.
En la España actual, con la democracia madura y asentada, un monarca respetable y respetado, un Gobierno íntegro y firme, una oposición cabal y responsable, y la integración en una comunidad europea, solidaria y generosa, resulta impensable y esperpéntica la sola idea, no ya de una invasión, ni siquiera intestina, sino la posibilidad de que una demencial y desaprensiva dejación de deberes y de autoridad por parte de nuestros gobernantes, pudiera abocarnos a una situación parecida. No obstante, existen ciertas analogías y comportamientos preocupantes, que merecen algún comentario.
Paradójicamente, el principio de la unidad de España comenzó con la desmembración y decadencia musulmana, precipitada por la autoproclamación de independencia de las provincias de Al Andalus, y sobre todo, aunque no en el mismo orden aunque más pernicioso, con el surgimiento de los reinos de taifas, regidos pro reyezuelos ambiciosos, cainitas y depravados, en manos de sujetos mediocres y serviles, consejeros aprovechados, arribistas sin escrúpulos, funcionarios corruptos y mercenarios insaciables, que dieron al traste con el dominio árabe en España.
Resulta patético comprobar ahora, que pese a los nefastos y aleccionadores precedentes, se haya puesto en marcha, arbitraria e insensatamente, y sin escarmiento, unas autonomías ruinosas, patios de monipodio y remedo ominoso, desproporcionado y arbitrario, de los reinos de taifas, cuyo resultado estamos padeciendo, y lo que te rondaré si nadie lo remedia. Con la dificultad añadida de la trama de unánimes y compartidos intereses creados entre políticos y adláteres.
Andan desmandados por la periferia, ciertos Don Opas, felones y levantiscos, coritos de ideales, sacristanes con ínfulas de papas, pescadores en río revuelto, con hábitos de medicante, modales tabernarios, amagos de matones y experimentada práctica en victimismo y alharacas, a los que convendría bajar los humos definitivamente.
Atrincherados en una desvergüenza supina y cinismo acerado, y con la tácita y pusilánime condescendencia de los gobiernos centrales, rebotan las culpas que les pertenecen, el despilfarro al que contribuyeron, las corrupciones en las que participaron, la evasión de capitales a paraísos fiscales con la complicidad de allegados, y el haber conducido a su país a la desesperación y a la ruina.
Sumidos en un caos ideológico, propio de la desfachatada y oportunista progresía burguesa, y con una empanada mental inquietante, mezclan, según convenga al guiso, nacionalidades, autonomías, soberanía, estados federales e independentismo a medias, a plazos o ya lo pensaremos, para enarbolarla como recurso de miserables.
Atizan el descontento general, sacan a sus huestes a la calle a armar jaleo y ánimo de acollonar, convencidos de que con el revuelo de la ventolera que levantan, les caerán en las urnas los livianos votos del rebaño que apacientan, como la lana de las ovejas cuando las trasquilan o varean la albardilla para escaldarla. Y en todo caso, amenazando miedo, consiguen que políticos deleznables les permitan seguir ordeñando el erario ya escosado, mientras abominan, encima, denostando, infamando e insultando a los que les mantienen, con odio de vecinos, renco de conversos y resentimiento de renegados, que por algo siguen siendo racial y genuinamente más españoles que la mayoría, incluso en lo de bajos, matones y con mala leche, según el manido tópico.
Hay mucho mentecato, mentes cautivas de prejuicios e ignorancia, que a falta de méritos personales hacen categoría de lugar en que los parió su madre. A unos, por inercia ancestral, ya los otros ppro menester de encontrar trabajo.
El Rey debería ponerse serio. La llaneza y campechanía, para caer simpático a los republicanos. Como Jefe del Estado, gravedad, ejemplo y compostura. Y el señor Rajoy, que cierre de una vez. No ya el granero a las insaciables y ladronas urracas, sino en el viejo sentido del vocablo, o sea el de lucha. Cierra, Mariano, lucha por España, sin miedos ni ambigüedades, que el pueblo cierra y se sacrifica cuando al frente hay coraje y dignidad: buenos señores, al fin y al cabo.
Y no se enroque, señor Rajoy, en adulaciones y marrullerías aúlicas. Salga a la calle, mézclese con la gente. Atienda al sufrimiento. Métase en política. Gallego con honra, pero no como sosías de su paisano el dictador. Prudencia, pero poca confianza en que los peñones ursurpados caigan maduros. Ya me entiende, y ve lo que pasa a los remisos. El tiempo encona, más que soluciona.
En lo económico, señor Rajoy, altura de miras. Deje de disparar contra los más débiles y desarmados. Deje de esquilmar a las clases media. Apunte alto. Apunte a donde está el dinero; no al de los ricos de la demagogia, que esos son euros miedosos que huyen y aumentan el paro el dinero no se esfuma. Sáquelo de donde lo guardan los que se lo llevaron crudo. Apunte a sus colegas políticos, a los refugios del nepotismo. De todos los partidos. Lo sabe todo el mundo, acaso con la excepción de los jueces, que son como los pintan, ciegos, mudos y sordos, aunque con reojo y un olfato especial para las prebendas. Esos tampoco se meten en justicia. Apunte a los despilfarradores, a las autonomías, a los sindicatos, a las diputaciones… ¡Mire, si no hay donde meter mano y sacar la pasta gansa que tanta falta nos hace! Santiago y cierra, Mariano. ¡El milagro!
*Médico jubilado y escritor
Los españoles ya lo dije han acabado tirando la toalla, ya les da lo mismo lo que pase, cada uno ha decidido salvar lo que pueda antes de que se hunda el barco.
El español es asi. Para que reaccione lo tienes que dejar casi morir de hambre, pero hoy en dia con la corrupcion todos pillan un poco de tajada de alguna manera u otra.
Pedirle al PP que sea patriota, social, y que mire por el bienestar de los españoles es como pedirle peras a un olmo.
El PP se dedica a embaucar para captar votos. Y lo hace bien. Ese es su oficio. Y no molestar demasiado a Merkel, el BCE, y los amos del capital.
¿Los españoles de a pie?. Le importan bien poco. O al menos eso demuestra.
Otro de la ceja,y sino miren la foto de portada.