Los directivos de la televisión estatal griega NET se escandalizaron de la misma forma en la que lo hubiera hecho la condesa Violet, la orgullosa y tradicional dama que dirige el cotarro en ‘Downton Abbey’, al contemplar el beso entre dos hombres que da pie a un breve romance en la segunda temporada de la serie británica. Sin más miramientos sacaron la tijera y mutilaron la escena antes de emitir el capítulo en cuestión el pasado lunes. «Es inapropiado», pensaron.

Ningún griego pudo ver durante el estreno el morreo entre el sirviente Thomas y un duque que se encontraba de visita en la mansión victoriana donde se ambienta la trama. Y claro, aparte de suponer un agravio contra el hilo argumental de la serie, no sentó nada bien en el país heleno. La mecha se prendió en las redes sociales y ascendió hasta el mismísimo Parlamento. El principal partido de la oposición, Syriza, lo definió como «un acto impropio de un país democrático», y en ese aspecto a Grecia le sobra purismo. Entre tanto revuelo, NET dio un paso atrás y emitió de nuevo el capítulo, esta vez íntegramente, pero a la una de la madrugada. Ya se habían retratado como censores, pero rectificaron.

En Turquía, país vecino de Grecia, no le dieron oportunidad a ‘Juego de tronos’. La fiscalía definió la serie de HBO como «perversa, que causa un daño difícil de enmendar en un futuro», y eso que ni siquiera se había llegado a emitir. En Estados Unidos son a veces las propias productoras las que prohíben algunos contenidos. La cadena FOX tuvo que cortar varias secuencias de ‘The Walking Dead’, que relata una invasión de zombis, por considerarlas demasiado sangrientas. La felación que le practicaba una monja al protagonista de ‘Californication’ también fue censurada en Australia, donde los sectores más conservadores pusieron el grito en el cielo.

A Vladimir Puttin le parecen igual de perversos Rasca y Pica, los populares gato y ratón de ‘Los Simpson’, pues en Rusia todas las escenas en las que aparecen han sido eliminadas. La razón: su excesiva violencia. Precisamente la serie de animación americana es una de las que más tijeretazos ha sufrido a lo largo del mundo, sobre todo en los países islámicos, donde al no estar tolerado el consumo de alcohol no tiene cabida la taberna de Moe, ni siquiera las escenas donde aparece la cerveza Duff. La irreverente ‘South Park’ también fue recortada en México, ya que en un episodio se mofaban del entonces presidente Felipe Calderón.

Los anuncios no se salvan de la censura, como la polémica campaña de la multinacional sueca Ikea en la que un niño que estaba jugando en la alfombra se encontraba por casualidad con el consolador de su madre y lo usaba como un inocente juguete. O el anuncio del Seat Panda del año 2003 en el que dos conductores se desafiaban en un semáforo y mientras uno de ellos aceleraba al ponerse en verde, el coche de la marca española se quedaba clavado. Al final la cabeza de una chica salía de debajo del volante y la voz en off decía «a tu ritmo», dejando la interpretación libremente al espectador. Ambos spots fueron retirados. Habían ido demasiado lejos.

El largo de las faldas

En España hace tiempo que el último censor televisivo se quedó en paro. Su figura estaba presente en cada plató y era al que le correspondía medir el largo de las faldas de las bailarinas. El último caso de censura que se recuerda fue a manos de la defensora del espectador de TVE, que ante la emisión de ‘Españoles por el mundo’, en Israel, del 7 de diciembre de 2009, recibió un aluvión de cartas porque ofrecía una visión parcial de la realidad, y lo retiró de la página web. El mismo programa sufrió otra cancelación durante la expropiación de Repsol YPF por parte del gobierno argentino. TVE decidió fastidiar a la presidenta, Cristina Fernández, y dejó en el cajón el episodio dedicado a la Patagonia, que vería la luz más tarde.

El famoso (y bien visible) pezón de Sabrina en la gala de nochevieja de 1987 sentó un precedente en nuestro país que todavía no ha cuajado en países como EE UU, donde las grandes citas televisivas, como la ceremonia de los Oscar o la ‘Superbowl’ se emiten con cinco minutos de retraso para evitar escenas «inapropiadas».