Uno de los grandes valores que debería tener un pueblo en una democracia son sus gobernantes, las personas que los representan en las instituciones públicas después de depositarles su confianza a modo de voto en unas urnas. Por eso produce vergüenza ajena la actitud del todavía presidente de la Generalitat Artur Mas; a un líder, a un gobernante se le debe exigir antes que nada que cuide de su pueblo, de su tierra, que trabaje sin descanso por el bienestar del pueblo y sus almas.

Mas es un traidor al pueblo catalán en toda regla, su hooliganismo visceral, su carácter histriónico y el rodearse de aduladores que viven al margen de la calle le ha conducido a ser el botifler más grande de las últimas décadas. Mas ha decidido olvidarse de los problemas de la población, a Mas no le duelen prendas en dejar sus semejantes abandonados a la suerte de la miseria más terrible y absoluta.

Se la trae al pairo no tener para pagar las nominas de los trabajadores sociales, le importa un comino que haya gente que pase hambre, que rebusque en la basura para comer, las estafas de la banca al pueblo trabajador con las hipotecas abusivas o las preferentes, la inseguridad ciudadana, el exceso de inmigración, el paro juvenil, cobrarle un euro por receta a los jubilados, ahogar constantemente a los funcionarios o suprimir becas escolares.

El Rey Arturo (como lo calificó su zambombera mayor Pilar Rahola) o ha perdido por completo la cabeza y se ha creído de verdad que es eso, un rey medieval con la espada más larga que nadie, que tiene como misión divina salvar a su patria de unos invasores villanos y malvados, o es el individuo con menos vergüenza que ha pisado la faz de la tierra.

Como, por el momento, no lo tenemos aun por un chiflado absoluto escogeremos la segunda opción. Mas ha creado una cortina de humo a cuenta de la pantomima de la independencia para que el pueblo deje de hablar de las corruptelas de su partido, olvide casos como el Palau, las ITV del niño de papa Oriolet Pujol, el Pretoria, el 3% y tantos y tantos. Y para postre se ha cargado de un plumazo al convocar las elecciones el 25 de noviembre todas las comisiones de investigación que tenían pendientes, entre otras las del caso Crespo o el caso Pallerols y la del control de las entidades locales y sus prejubilaciones millonarias.

El Rey Arturo con esta cortina de humo pretende convertir las elecciones en un plebiscito entre Cataluña y España para que el pueblo no se acuerde en las urnas de sus recortes o los del Partido Popular, porque Mas sabe perfectamente que está beneficiando también al PP adelantando las elecciones y convirtiéndolas en un plebiscito.

Haríamos bien los catalanes en no caer en la trampa, en no dejar de hablar de las injusticias sociales, no olvidar las verdaderas preocupaciones de un pueblo ahogado por unos gobernantes inútiles incapaces de solucionar la crisis, haríamos bien en castigarlos, porque a Mas le importa un pimiento la independencia, a Mas lo único que le importa es sacar la mayoría suficiente para seguir practicando su política de recortes y privatizaciones, para seguir gobernando de cara a la burguesía catalana, para continuar dando subvenciones a La Vanguardia y a todos sus amigos o lo que es lo mismo donde haya que trincar.

PxC se presenta a estas elecciones con el mismo programa de siempre, como la plataforma del sentido común. Somos identitarios catalanes, defendemos como nadie nuestra cultura, nuestra tierra y nuestra identidad, pero no somos independentistas y punto, se acabó el debate.

Preferimos usar nuestras fuerzas, nuestros anhelos, nuestras ideas, nuestra actividad y nuestro valor para defender nuestro ideario social identitario, para buscar soluciones a los problemas reales de la buena gente de casa, el desempleo, la corrupción política, la inmigración, la inseguridad ciudadana, los abusos de la banca y el gran capital. Para cortinas de humo de unos y de otros ni estamos, ni que nos esperen.

*Secretario general de Plataforma per Catalunya (PxC)