Un ejemplo conmovedor
Vivimos un tiempo en el que el apresuramiento de los juicios es moneda común. La protesta, la incomprensión y a veces incluso la ira, nublan no solamente el territorio de nuestro presente sino lo que es peor, enturbian y a veces hacen cenagosos y difíciles los caminos y las rutas del futuro. Nos atrevemos a vaticinar, a veces con aire insolente y dogmatico, determinadas cuestiones que requieren un análisis profundo.
Creo que era Cicerón el que decía que el tesoro de un hombre no debía estar en la riqueza de los bienes sino lleno del sentimiento de la lealtad. He pensado en muchas ocasiones en el profundo significado de estas palabras y creo que tenemos el deber de preguntarnos hasta donde llega la audacia de nuestras opiniones y donde termina la sin razón de nuestros sentimientos.
Se trata de hacer un retrato de la imagen de la actual juventud española. Hace ya muchos años tuve la inmensa fortuna de intentar educar en principios básicos e inmutables a una gran parte de jóvenes españoles. Afirmo que finalmente les contemplé convencidos. Que me miraron con gratitud y que pasados los años, bastantes recuerdan todavía la arisca verdad que a veces- según ellos me decían- lograban ponerles los vellos de punta. Quise cultivar la verdad en todas sus vertientes y no hubo para mí mayor ventura que encontrar en los ojos de mis oyentes un signo de venturosa gratitud. Puedo afirmar que una opinión mía sobre este trozo caliente de España que es la juventud, apenas si puede ser relevante y digno de reflexión para muchos. Para mí sí.
Estimo que frente al bullicio de tanta insensatez como vemos en las calles, de tanta dejación de reglas elementales de convivencia, de tanta profanación insensata, existe por el contrario una minoría de jóvenes que poseen una fortaleza tan ejemplar que a los que ya peinamos demasiadas canas nos estremece de gozo y de alegría. No encuentro en las páginas de mi ayer intensamente vividas unos ejemplos tan escandalosos de abnegación, de virtud, de solidaridad y de entrega como los contemplo hoy con el gozo póstumo del que ya no va a ver o no va escuchar el eco de los pasos de las nuevas generaciones. No hablo de memoria sino de la contemplación de situaciones que en la época que viví junto a mis jóvenes camaradas no pude ni siquiera atisbar que hubieran de producirse.
Cuando veo de cerca parejas de hombres y mujeres que sacrifican las horas alegres de verano para compartir la angustia dolorosa de los que menos tienen, cuando con un estremecimiento de emoción contemplo a quiénes cercanos a mí, huyen de la comodidad y de la ligereza y marchan a otros países para cuidar enfermos terminales, para acercarse a niños desvalidos, para alertar la proximidad de la muerte en enfermedades incurables y pasan sed, hambre y a veces un humano y natural desasosiego. Entonces, yo alzo el grito de mi alegría al saber que no todo se ha perdido. Afirmaba hace poco que no hablaba de memoria. Tengo dos nietos que han marchado hace muy poco al Camerún. Allí han permanecido durante cerca de un mes. Han conocido el hambre, la miseria y han contemplado con indignación la pasión y la frívola pasividad de una parte de la vida española que quieren cerrar los ojos ante situaciones tan dramáticas como éstas.
He hablado de mis nietos y creo que he cometido un error. Ha sido un nieto mío, que se llama Ignacio, enriquecido por sus estudios, alabado por su constancia que acompañado por su novia Elisa que es una mujer fuera de serie, modelo de estudiante, llena de estilo y de elegancia han protagonizado esta etapa de vida juvenil marcada por los signos más patéticos del sacrificio. Cuando han regresado de aquel infierno les he preguntado con palpitante admiración lo que habían aprendido y me han contestado solo estas palabras: conocer el dolor muy de cerca y también la alegría con clamorosa proximidad a pesar de que estos últimos a penas ni tenían posibilidad de completar sus vidas con alimentos esenciales. Venían sin triunfalismo de apóstoles, sin orgullo ni pretensión alguna de ser ejemplares, pero en sus ojos, que eran parte de los míos, había un brillo infinito que llenaba los últimos resortes de mi alma clamando en medio de una esperanza rejuvenecida.
No toda la juventud española se ha afiliado al hedonismo, no toda ha perdido los resortes de la solidaridad sino que entregando sus vidas, sus voluntades, el tesón y el valor en ocasiones también han dado testimonio de su fe con el aliento de su ilusión no derrotada. Me he permitido romper la intimidad de mis alabanzas porque creo que son muchos los jóvenes que pueden acomodar sus vidas a ejemplos tan bellos y luminosos como hoy se producen a lo largo y a lo ancho del continente africano. Yo confieso haberme sentido orgulloso. Haber tenido en mis ojos a punto lágrimas antiguas, pero al final era tan resplandeciente la fe que contemplaba en ellos, la alegre disposición de sus jóvenes responsabilidades que sólo me ha quedado tiempo para bendecir a Dios y defender a los jóvenes que tienen el derecho de escribir nuevas páginas en la historia.
*Ex ministro de Franco.
Es ese cristianismo sociológico y compasivo el que ha facilitado la inmigrante exagerada actual. Por lo tanto, de ejemplo compasivo nada.
Puedo completar la historia de Elisa e Ignacio, a cuya familia tanto quiero y admiro, con la de una alumna mía en la Universidad Literaria de Valencia donde presto mis servicios. Esta chica se llama Rosa. Cursó el Bachillerato en un Colegio del “Opus Dei” en Valencia. Su otra hermana, su padre y los dos hermanos varones sufrieron la dolorosa prueba de la muerte de la madre. Ello les hizo unirse más y apretar más en los estudios. Rosa tiene tres carreras (Magisterio, Historia e Historia del Arte). Es un prodigio no sólo de belleza física sino moral. Se costea… Leer más »
” SIN CAMBIAR DE BANDERA ” es el título del libro, escrito por Sr D. José Utrera Molina . Es emocionante y llega al corazón , por la forma tan bella , elegante y profunda con que describe el sentimiento español. Ese sentimiento que la mayoría de españoles hemos tenido la suerte de ” beberlo ” en casa, sin distinción de clases. Era universal, de norte a sur, de este a oeste, toda España era una, en sentido patriótico… con independecia de que, cada cual sentia su patria chica… el mosáico de caracteres y costumbres, no la separaba, la engrandecía….… Leer más »
Sus nietos¿los hijos de Gallardón?
En otros artículos suyos he estado de acuerdo, en este no, me recuerda a la propaganda ONGeta sensiblera que alienta la inmigración masiva y que se nos va a llevar por el retrete como sociedad y pueblo(no solo este es el problema obviamente, pero si es uno de los principales)
Admirable la grandeza de corazón !!! SR. Utrera Molina merece todo nuestro reconocimiento. Sabe decir , muy brillantemente, los sentimientos del alma.Gracias.
Muy bien recordado D.José. Tengo edad suficiente para comprender lo que siente y lo que le gustaría observar en el resto de la juventud española, pero creo que no lo veremos, ni Ud. ni yo. La juventud desviada sigue como las aguas del río. Nunca vuelve atrás. Han sido muchos años de continuas enseñanzas liberticidas para que esos jóvenes comprendan lo que representa tener valores morales. Honor, compasión, disciplina, fé, civismo, patriotismo, etc. son conceptos dificilmente asimilables para sus cerebros adoctrinados a base de mentiras y descalificaciones historicas. Nosotros, los “carcas” según la joven progresía, no los comprendemos. Éllos son… Leer más »
Pues casualmente muchos progres de jóvenes tienen poco. Una gran parte de la progresía disoluta tiene más de 50 años de edad, ellos han sido quienes han corroido y adoctrinado a esa malograda juventud a la que pertenezco. Hay poca esperanza, y no, las generaciones venideras no son mejores. Como pueblo estamos sentenciados al igual que todos los pueblos blancos, nuestro buenismo ñoño con el de fuera y el delincuente, nuestro materialismo obsesivo y nuestra incultura y falta de instinto son algunas de las causas, todo lo contrario de lo que les sucede a rusos(al menos es la esperanza de… Leer más »
No siga, por Dios !!!!! que se me parte el corzón