Cualquier calificativo se queda corto para describir la exhibición del Málaga frente al Zenit en La Rosaleda en lo que supuso su debut en la Liga de Campeones. Isco, en dos ocasiones, y Saviola marcaron los tantos que enloquecieron a un público entregado, sorprendido y maravillado con el partido ofrecido por su equipo. Los malaguistas arrasaron a su rival en distintas fases del encuentro, lo que impidió que el potente conjunto ruso pudiera mostrar sus cualidades.

Los malaguistas dominaron el choque desde el comienzo y sentenciaron relativamente pronto el marcador, aunque el Zenit dio muestras de peligro gracias a sus grandes estrellas. Fue una noche mágica para los malaguistas y su afición, que siguen completando un arranque de temporada colosal.

Pellegrini utilizó de entrada a los previstos, con la incorporación de Jesús Gámez en el lugar de Sergio Sánchez como única novedad. Y el equipo siguió en la senda positiva de tres días atrás. El juego colectivo brilló desde el primer momento, con constantes aproximaciones de gran peligro. En esta ocasión el gol no se hizo esperar y llegó de una forma rápida y espectacular: Isco realizó una acción magistral que terminó con un lanzamiento al segundo palo, habituales en el malagueño, que entró en la meta del Zenit tras tocar en un poste.

El público disfrutaba más que nunca. El control y dominio malaguista era claro y contundente. El juego de toque, auxiliado por una gran solidaridad defensiva, estaba haciendo estragos a un conjunto ruso cuyo único peligro se centraba inicialmente en su estrella brasileña, Hulk, que estrelló el balón en el larguero de un excelente zurdazo inmediatamente después del tanto de Isco. Era una advertencia. El Zenit quería frenar el rodillo local.

Pero el control y la posesión del balón eran para los malaguistas, que quería leer más espectáculo a su afición. Y de inmediato, antes del primer cuarto de hora, llegó el segundo. Centro de Jesús Gámez y nuevo tanto del argentino, que logró introducir la pelota en la portería rival otra vez después de tocar en uno de los postes.

El Zenit parecía noqueado y el Málaga seguía buscando más goles. El conjunto de Pellegrini quería aprovechar su buen encuentro para sentenciar. Y pudo hacerlo varias veces por medio de Saviola hasta que el Zenit comenzara a adueñarse del juego en la última fase del primer periodo. El conjunto ruso demostró que dispone de un gran potencial y puso cerco a la meta de Caballero con varias acciones de peligro y también dos oportunidades, una para cada delantero. Y la segunda parte comenzó casi igual que acabó la primera.

Pellegrini dio entrada a Iturra, que debutó con el Málaga, en el lugar de Portillo. El objetivo era obtener más fortaleza en el centro del campo ante un contrincante muy bien armado en todas las líneas. Entró Santa Cruz por Saviola. Y el juego volvió a igualarse cuando la orquesta malaguista volvió a afinar. Joaquín e Isco hacían deleitarse al público en acciones espectaculares.

El choque se convirtió en un ‘toma y daca’ atractivo. El Zenit no sabía como mantener su presión arriba sin arriesgarse en exceso. Pero el equipo ruso, pese a su gran potencial, era incapaz de seguir el ritmo malaguista. El ataque visitante comenzó a flaquear, a la vez que los ‘jugones’ malaguistas intensificaban su presencia.

El espectáculo siguió, sobre todo después de que Isco marcara el tercer tanto en un lanzamiento desde el borde del área. A partir de ahí el Zenit bajó los brazos, desistió de la posibilidad de hacer frente al Málaga. Impotente y a merced de su rival, el conjunto ruso solo esperaba el final del partido. El público disfrutó al máximo de un espectáculo inigualable.