Teresa Coscojuela.- El escritor Jaume Cabré ha denunciado en su discurso de entrega de la Medalla de Oro del Parlament nada menos que la lengua catalana está perseguida. Y ello sin despeinarse el bigote.

Sería interesante saber quien persigue el catalán en Cataluña, siendo así que todas las administraciones, estamentos, entes y las incontables asociaciones que se nutren de subvenciones son catalanas.

Posiblemente haya sufrido un lapsus y lo que tenía en mente era Catalunya Acció, las brigadas subvencionadas de Santiago Espot que se dedican a patearse las calles para denunciar a los comercios cuyos rótulos en catalán no sean más grandes que los en castellano como le ocurrió entre muchos al empresario Manuel Nevot que, a pesar de tener el rótulo en catalán en la vidriera del escaparate, fue multado varias veces al considerar que el de la fachada superior, en castellano, era más grande y su comercio fue inundado de pintadas llamándole fascista.

Catalunya Acció se jacta de haber denunciado a más de cuatro mil empresarios desde 2009 y por si no fuera poco, la organización que preside Santiago Espot advirtió “seriamente a todos los patrocinadores y proveedores oficiales de La Roja y a las empresas radicadas en territorio catalán que muestren colaboracionismo, afinidad o simpatía con España” que serán sometidas a una “estricta vigilancia” y denunciadas si incumplen la Ley de Política Lingüística.

¿A quien pretenden engañar? Su retorcimiento y tergiversación resultan sencillamente apabullantes. Tienen una Ley de Política Lingüistica que aplican de manera totalitaria, prohibiendo el castellano, y sin embargo no tienen pudor alguno en lloriquear asegurando exactamente lo contrario. ¿Están enfermos? Posiblemente sí. De un mal endémico y sin cura que impele a mentir torticeramente para conseguir los fines deseados aún siendo plenamente conscientes de las tremendas falsedades e injusticias, el del “Todo vale”.