Intereconomía, enemiga de las clases medias
Por Carmen Klecker. Desde el año 2007, que Enrique de Diego junto con otros cuatro patriotas, da de alta la Plataforma de las Clases Medias, se han ido convocando distintas concentraciones para exponer, denunciar cada uno de los desmanes de la casta parasitaria.
Fuimos los primeros en decir que no había que rescatar con dinero público a la banca. Pero las imágenes de 5000 personas que se unieron ese día, sin ideologías, 5000 contribuyentes que temían que el dinero de sus impuestos fuera malgastado, no eran nadie para Intereconomía.
En febrero de 2009 contra la corrupción tanto de PP como de PSOE, llenamos la Plaza de Colón, con cerca de 10.000 personas, y luego protagonizamos una marcha hasta Moncloa. Tampoco interesaba a Intereconomía. El activo de tener un periodista comprometido con su profesión: informar al público, no interesaba al grupo de Julio Ariza.
La manifestación contra los subvencionados por excelencia: Sindicatos CCOO y UGT, y la patronal COE, que comenzó delante de su sede en la calle Príncipe de Vergara de Madrid con una puesta de paquete de macarrones en acto simbólico “de todo por la pasta, contra la casta”; y finalizó con la puesta de un chorizo en la sede de UGT. Tampoco era una noticia que interesaba a los de Castellana 36-38.
Sí durante los años 2007 a 2011 fuimos pioneros en salir a la calle. Ante la sede del ministerio de Cultura contra la ley Sinde que pretendía y así lo hizo arruinar a las gentes de las clases medias con la obligación de pagar a una entidad privada, la SGAE, impuesto revolucionario. Ante el palacio de Boadilla propiedad de los habitantes de dicha localidad, protestamos por la entrega –el alcalde del PP- de dicho palacio para sede de esa empresa privada a la que además se le concedía un préstamo para destrozar la obra. Pero Intereconomía no reflejó este acto.
Durante el otoño de 2009, invierno, y primavera del 2010 recorrimos muchas ciudades de España despertando a las buenas gentes de las clases medias. Y nunca salió la noticia. Ni el hecho de estar ante el Palacio de la Moncloa pidiendo la dimisión de ZP; ni la marcha que miles de madrileños que hasta allí hicimos, fue noticia para Intereconomía. Ni que un grupo de contribuyentes madrileños, sin subvención alguna se presentaran a las elecciones al ayuntamiento –Regeneración- pues fuera de los programas de Enrique de Diego y algún compañero periodista en radio, la televisión no estaba al servicio de esos grupos minoritarios, cuando lo somos por el mero hecho de no contar con medios y esa es la noticia, y ese es el mérito.
No publicaban los mensajes que enviamos con estas noticias ni las convocatorias, solo hacían mención pero para el escarnio cuando invitaban a Enrique de Diego, sin tener en cuenta jamás la cantidad de personas que precisamente le dábamos valor a quien nos conducía contra la casta y nos defendía de ella. Bien que les venía al grupo de Ariza cada mensaje, cada céntimo, cada euro, para engordar una caja que en nada se ocupaba de quien decían tener en cuenta.
Nos llegaron a pedir, en el colmo de la indignidad, que fuéramos a defender esa cadena, y las buenas gentes que creían que Intereconomía se preocupaba de las clases medias -porque no le dolían prendas en criticar toda política de Zapatero contra el pueblo, pero olvidaban cada desmán que el PP cometía. Gürtel es PP, y un PP que se ha sentado en Intereconomía como contertulios sembradores de opinión, como Esperanza Aguirre que acude al plató con 3 coches oficiales- , y fuimos.
Eso sí Julio Ariza, el mismo que ahora pega junto al torito la bandera de España –desde que el PP gobierna en Moncloa, antes no-, nos obligó a plegar la bandera de España por temor a que identificaran ¿con que Julio, con estar orgulloso de ser español?. Que falso ha resultado todo en Intereconomía. Falsos principios, falsos objetivos, falsa defensa de las clases medias. Cuando un grupo informativo no es capaz de informar de lo que realmente se mueve en la calle, es que no es más que una empresa, un negocio para lucrarse. La casta va soltado lastre y en su caída van cayendo los lacayudos que han hecho la rosca por si algo caía en sus cuentas. Ya no hay más que noticias precocinadas en Génova y toda voz crítica ha sido silenciada en esa casa. Ni una sola vez se sumaron a la gente a la que decían dirigirse.
Ahora, gracias al despido de Enrique de Diego y a la aportación de su libro “Dando Caña” (Ed.Rambla), sabemos que se cocía en el interior de esa cadena, de ese grupo. Como la bofetada humillante de llevar parados a los que nunca les dieron el dinero recogido.
Eso es Intereconomía, que de tan vendida al poder, ha terminado por caer con las últimas monedas en caja que tenía la casta para pagar favores. Ya no representan a nadie, si es que alguna vez representaron a alguien más que a la casta PePera agazapada en espera de hacerse con las arcas del gobierno central. Las de las autonomías hace tiempo que son suyas, Valencia, Madrid, Galicia…
Lo que hundió la Plataforma de las Clases Medias fue el peperismo de Enrique de Diego y su crítica atroz contra los queremos saber la verdad del 11 M
Que cambien el nombre a la cadena, Intersionista…