El sueño del Málaga de disputar la fase de grupos de la Champions es más real que nunca tras el partido de ida del ‘playoff’ previo, en el que venció por 2-0 al Panathinaikos. El cuadro de Pellegrini logró medio billete en La Rosaleda gracias a una gran primera parte, en la que Demichelis y Eliseu plasmaron en el marcador la diferencia que hubo sobre el césped. El otro medio tendrá que ganárselo en Atenas la próxima semana. Si la diferencia entre ambos equipos es la que se vio en La Rosaleda, poco tiene que temer el Málaga, pero ya se sabe que en Europa fuera de casa se suele sufrir y el equipo andaluz debe estar preparado para pasar algún mal rato. La renta, en cualquier caso, debe ser suficiente.

El Málaga cimentó su victoria en una gran primera parte, en la que mandó, dispuso de cerca del 60% de la posesión, tuvo ritmo y creó ocasiones. Isco, Joaquín y Eliseu se movieron mucho y dieron todo tipo de problemas, Fabrice realizó un partido muy completo, con trabajo y buenos movimientos, y el doble pivote Toulalan-Maresca funcionó de maravilla. El Málaga desdibujó al Panathinaikos, que sólo mostró alguna manera en la segunda parte, casi siempre de la mano de Sissoko, autor de las mejores jugadas del cuadro griego.

Los de Pellegrini remataron bastante desde el inicio. Lo intentó Eliseu desde fuera del área un par de veces antes de que llegara el primer gol. Joaquín botó un córner, Weligton tocó de cabeza en el segundo palo y Demichelis remató a placer en el área pequeña. El Málaga puso más intensidad en todos los aspectos y también en el balón parado. El partido tenía claro color local y el gol no hizo más que acentuarlo. El segundo tanto fue una preciosidad. Isco encaró por la parte izquierda, entró en el área y tiró una pared con Maresca, que se la devolvió de espuela. Isco centró atrás y Eliseu puso el interior para marcar con toda la tranquilidad del mundo. Fútbol de alta escuela en La Rosaleda.

El segundo acto fue un intercambio de golpes. El Málaga salió igual de dominador que había terminado la primera mitad, dispuesto a hacer un tercer gol que casi liquidara la eliminatoria. En diez minutos rondó el gol cuatro veces: una contra llevada bien y rematada mal por Isco, un cabezazo de Maresca al lateral de la red, un disparo de Toulalan que se marchó cerca del palo y un taconazo de Fabrice que se fue por poco. El chaval fue titular y no desaprovechó la ocasión. Su primera parte fue muy buena, en la segunda se le acabó el depósito de gasolina.

Tras ese arreón inicial, el Panathinaikos reaccionó y dispuso de sus ocasiones, pero Caballero estuvo firme. El meta atrapó un disparo de Fornaroli y más tarde sacó a Toché un mano a mano, tras un buen pase de Sissoko, que también asistió a Mavrias para que, dentro del área, perdonara y mandara alto el balón. Sufrió el Málaga esos sustos y algunos más a balón parado, pero logró dejar a cero su puerta en casa, algo que todos los técnicos piden en las eliminatorias a doble partido.

Amenazó el cuadro de Pellegrini con alguna contra, pero Isco decidió mal al final tras hacerlo todo bien. En seis días, el Málaga juega uno de los partidos más importantes de su historia. Lo hará con un buen colchón y con la seguridad de que es mejor equipo que el Panathinaikos. Todo está de cara para que juegue la fase de grupos de la Champions, su gran sueño.