Una mujer señala donde encontraron el cuerpo del fallecido.

El supuesto autor, de nacionalidad rumana, ha ingresado en prisión provisional. La Policía Nacional da por esclarecido el crimen del exlegionario Jesús Rodríguez Pérez, que fue hallado muerto el miércoles pasado en un pasillo del edificio donde residía, en Torremolinos. Las primeras investigaciones permitieron poner cara al presunto homicida, un joven de nacionalidad rumana. Catorce horas después del suceso, el sospechoso ya había sido localizado y detenido, según informó ayer la Comisaría Provincial.

Lo encontraron en un salón de juegos situado en la zona de La Nogalera. Al identificarlo, los agentes comprobaron que era el hombre al que se estaba buscando como supuesto autor de la muerte de Jesús Rodríguez, de 68 años, que falleció como consecuencia de un golpe recibido en la parte posterior de la cabeza.

La investigación policial se decanta por el robo como posible móvil del violento ataque. Aunque no llegaron a sustraerle el poco dinero que llevaba encima ni las llaves de su domicilio, los agentes pudieron averiguar que la víctima solía salir de casa con grandes sumas de dinero en efectivo (superiores incluso a seis mil euros), circunstancia que era conocida por su entorno. La hipótesis que maneja la policía es que esta información habría llegado a oídos del presunto homicida y habría convertido al exlegionario en objetivo del asalto, según explicaron fuentes cercanas al caso.

El detenido, de 20 años y natural de la ciudad rumana de Covana, pasó este sábado a disposición de la autoridad judicial, que ordenó su ingreso en prisión provisional. Otras fuentes consultadas apuntaron que al arrestado le constan antecedentes policiales por robo.

El cuerpo de Jesús Rodríguez fue encontrado a las nueve y media de la mañana del miércoles en el pasillo de la octava planta del edificio Los Verdiales, precisamente a escasos metros de la puerta del apartamento donde vivía, el número 33. Cuando llegaron al lugar, los agentes observaron que el hombre, militar retirado, presentaba un traumatismo en la frente y yacía boca abajo sobre un charco de sangre.

Las circunstancias del hallazgo hicieron pensar en un primer momento que había sufrido un infarto, que le hizo caer y golpearse contra el suelo. Sin embargo, las pesquisas posteriores desvelaron que Jesús había sido víctima de una agresión que la propia policía calificó de «brutal».