Enrique de Diego.

Enrique de Diego.- Armando Robles ha tenido el coraje de asistir al programa “Semana a semana” de la televisión islamista Córdoba TV Internacional, una de las quintacolumnas del islamismo en España. Esa invitación es muestra de la extraordinaria fuerza que ha adquirido alertadigital como referencia de la mejor y más veraz información.

Rememorando la rabia y el orgullo de la gran Oriana Falaci, Armando Robles ha prestado un servicio impagable poniendo en evidencia lo islámicamente correcto, el buenismo con el que se trata de hundir, desarmar, desde dentro a la civilización occidental. Habrá un antes y un después del programa porque han tenido que intentar abrirse a quienes, tras Armando Robles, constituyen la resistencia pujante de la sociedad abierta y la civilización cristiana en España.

Frente a cuatro contertulios, lo que constituye una evidente encerrona, Robles hizo que afloraran todas las contradicciones de ese falso islamismo europeo, que de existir, estaría llamado a sucumbir a manos de los integristas, porque en el islamismo siempre ganan los integristas. El Corán es integrista: predica el asesinato y el genocidio de los que llama infieles como una virtud. Por la ley del abrogante y el abrogado, la única aleya válida de la relación con los infieles es la llamada de la espada que dice “matadlos allá donde los encontréis”, porque “los infieles son las peores bestias a los ojos de Alá”, ni tan siquiera humanos, ni humanoides, simples alimañas.

Armando Robles puso de manifiesto como el asesinato del cristiano se ha convertido en la costumbre de la secta destructiva musulmana en Nigeria, en Egipto –donde los coptos son masacrados-, en Pakistán, en Arabia Saudí, en Iraq. No hay excepción. Los otros contertulios lo negaron, porque el islamismo contempla la mentira como una virtud. Mentirás es un mandato coránico –lo llaman taqiya, simulación- y otro mandamiento es matarás. Matarás al infiel, al apóstata. Por supuesto, la tal Silvia no podría intervenir en ningún debate en el mundo islámico, sino que se la podría y se la debería pegar y encerrarla si se temiera la desobediencia; sólo con temerla.

Asia Bibi se pudre en las cárceles de Pakistán; los conversos al cristianismo son quemados vivos.

Los musulmanes no engañan a nadie. Los he puesto en evidencia y a la luz del día en mis libros “Islam, visión crítica” y “Chueca no está en Teherán” (Editorial Rambla). Nada hay de tolerancia islámica, sólo esclavitud. Y como Armando Robles, siempre seré un hombre libre.

Armando y yo llevamos una larga trayectoria en estas lides. Tuve el honor de trabajar junto con él en el glorioso diario Ya. Dimos la batalla contra la islamización y marroquización de Melilla, materia a la que él es especialmente sensible, y ganamos, pero la casta parasitaria echó abajo el Ya. Si ese diario hubiera seguido, si se le hubiera dejado seguir, las cosas no hubieran empeorado tanto.

Robles, con serenidad y templanza, como un auténtico moderado, convirtió en una parodia esa estulticia del buenismo islámico. No hay televisiones cristianas en ninguna nación islámica. Los musulmanes son enemigos de la libertad de expresión como de toda libertad y sin libertad ni tan siquiera somos hombres. Han tenido que llamar a Armando Robles porque están empezando a perder.

En parte del debate me convertí en protagonista ausente merced a mi artículo “Castilla islamizada”. El islam es esclavitud y odio. El Corán es una repetitiva y paranoica exaltación del odio, ante el que cualquier mente racional ha de adoptar una actitud de rechazo por su contenido abominable. Tengo muchos amigos palestinos, iraquíes, pakistaníes, pero no son musulmanes.

Por cierto, la amistad con los infieles está prohibida. Lo que se les predica cada viernes es que deben asesinarnos. Muchos musulmanes no desarrollan la perversidad coránica, pero eso es un argumento a favor de cierta moral natural no de de El Corán. No todos son asesinos, pero la coherencia justifica el asesinato. Donde son mayoría lo practican de manera irrestricta. Aquí estamos a tiempo de impedirlo y en esa línea la intervención de Armando Robles ha sido decisiva.

“Castilla islamizada”, mi artículo en alertadigital parece haber levantado sarpullidos en La Meca. Me alegro. No voy a abjurar nunca de mi dignidad ni de mi libertad, ni voy a libar ningún sacrificio a lo islámicamente correcto. Se está islamizando Castilla con nuestros impuestos (también Cataluña y Andalucía, aunque esos procesos son más conocidos). No trabajan, no contribuyen. Repito: no trabajan, no pegan ni sello. Son un grupo parasitario, que vive de ayudas sociales, favorecido por una jerarquía católica estúpida, que si no ha perdido la fe, ha perdido la razón o el sentido común, se alimentan de Cáritas, venden sus alimentos, su prole va a los colegios y toda la familia a los hospitales con nuestros impuestos. Les mantenemos.

Generan la pobreza de España al tiempo que cambian su paisaje y se ponen las bases de conflictos muy graves, que aquí costó ocho siglos superar, ahora que se cumplen ochocientos años de aquella epopeya de “Las Navas de Tolosa”, que he recreado, con veneración, en una novela de tal título, que recomiendo vivamente. Venden en Marruecos los alimentos que aquí consiguen gratis.

Repito: No trabajan, no contribuyen. Sólo reciben, sólo viven del trabajo de los demás. Construyen sus mezquitas, donde se predica el odio y el asesinato, eso es lo que se predica, eso es El Corán, en suelo público. Se subvencionan sus asociaciones. Hay que terminar con esto. Hay que acabar con esta patraña suicida. Y vamos a acabar. Armando Robles ha abierto el camino. No van a islamizar España. No van a islamizar Castilla. Se cortarán todas esas ayudas, porque sólo puede recibir ayudas quien ha cotizado y ellos no han cotizado nunca. Deben irse.

No engañan a nadie. No nos engañan ni a ti, querido lector, ni a mí. Gracias Armando, por tu lucidez, por tu rabia y por tu orgullo.