El economista Alberto Recarte ha respondido a las dudas sobre la situación económica que le han planteado los oyentes de esRadio.

– ¿Qué opina de la imputación de la directiva de Bankia por parte del juez Andreu?

– Probablemente era inevitable. Cuando se ha salido a Bolsa y en un año y medio se produce una quiebra, hay que investigar. Hay partes del auto del juez que están llenas de demagogia y de juicios de valor. Esa parte me ha parecido deleznable. Pero creo que la imputación probablemente era imprescindible. Ahora lo que hay que hacer es analizar para saber si alguno de los imputados, o todos o parte, tienen que ser acusados de alguno de los delitos. No es un tema sencillo. Es muy evidente que en el folleto de salida a Bolsa se habla de todos los problemas de la entidad, por lo que no hay tantos argumentos para decir que se ha ocultado. Aunque también es evidente que se ha producido un cambio de criterio contable clarísimo de los auditores, que también han sido llamados a declarar.

Hay otra parte en la que el juez claramente quiere saber las remuneraciones tanto del Consejo como de los directivos, créditos a los partidos políticos… Hay de todo. En la demanda de UPyD, todo esto se pedía, pero son temas diferentes. Una cosa es saber si en las remuneraciones ha habido excesos y otra por qué se ha producido ese agujero. ¿Por qué se dice que se ganan 300 millones de euros en 2011 y que luego el auditor cambia y dice que se han perdido 4.000 millones? Eso es lo que hay que explicar. Pero en general, el juez me ha parecido bastante inepto.

– ¿Por qué decía el Gobierno que ya había hecho todo lo que podía hacer cuando ahora descubrimos que prepara un ajuste adicional de 30.000 millones?

– Creo que o se habían equivocado o no querían ver lo que de verdad estaba ocurriendo.

– ¿Es suficiente una reducción de 300.000 empleados públicos? ¿No sobran muchos más?

– No hay forma de saber cuántos son los justos y necesarios. El cálculo hay que hacerlo en otro sentido: ¿cuántos se pueden pagar? Creo que ése es el cálculo que hay que hacer. Una reducción de 300.000 me parece que es imprescindible.

– ¿Qué lecciones podemos extraer de la recuperación irlandesa? ¿Sirve su ejemplo para España?

– Irlanda es un ejemplo sorprendente. Las decisiones que tomaron fueron tremendas (reducción del empleo público del 25%, de salarios del 40%, mantener una política tributaria que permitía atraer empresas extranjeras…). Y les está funcionando. En este momento se está financiando a menor coste que España.

– ¿Qué opina del conflicto de la minería? ¿Habría que seguir dándoles dinero?

– No. Claramente es el sector más beneficiado a lo largo de la historia de España. Tiene un problema de falta de rentabilidad. No se pueden sostener las explotaciones sobre el subsidio permanente. Hay que tener en cuenta que el coste para la economía española es enorme. Los mineros, con 15 o 20 años de trabajo, se jubilan y sus pensiones son, en términos reales, el doble que las de cualquier otra persona. Hay personas que están en prejubilación desde los 35-40 años. Son unas ventajas que hoy por hoy no se justifican por la penalidad ni la dureza del trabajo. Hay otras profesiones igual de duras. Es hora de acabar con esos privilegios.

– ¿Ve con buenos ojos que cedamos soberanía para recibir dinero de Europa?

– En este momento, por supuesto que sí. Pero ahora mismo, ni con cesión de soberanía nos van a dar dinero. La decisión del BCE de hoy es muy clara. Lo que está diciendo es: ‘Voy a hacer política ortodoxa. Lo que no voy a hacer es comprar deuda pública, ni a intervenir en los mercados de otra forma (como en enero con el LTRO)’. Esto se deriva del enfrentamiento de España, Italia o Francia con Alemania en la Cumbre Europea. Alemania supuestamente ha perdido, pero las consecuencias las estamos empezando a ver ahora. Lo que están empezando a hacer es decir ‘ni un céntimo más del BCE. Vamos a gastarnos el dinero de los fondos de rescate, pero ni un céntimo más’. En este sentido, creo que hemos perdido la batalla. Queda perfectamente claro que España no va a conseguir refinanciarse como quería. Italia tampoco. El punto de posible ruptura de la unión monetaria se acerca. En Alemania y en otros países acreedores se ha visto como un pulso. Y esos estados son capaces de soportar una ruptura del euro, mientras que nosotros no podríamos.

– ¿Cómo ve ahora mismo el futuro del euro a diez años vista?

– No creo que el euro vaya a sobrevivir. Tiene los años contados. Quien va a romper el euro es la falta de competitividad de la economía francesa. Tiene una economía intervenida y sindicalizada, que se sostiene sobre sectores muy modernos, pero el resto es un horror. Francia es la base del euro y no creo que haga las reformas que tiene que hacer, que pasarían por la cesión de soberanía política. No hablamos de un tema de un año, sino de un tema de cuatro o cinco años. Si nosotros aprovechamos estos años para hacer los deberes, pues esa ruptura no tiene por qué provocarnos una catástrofe como nos la provocaría en estos momentos. Ésa es la responsabilidad de este Gobierno y no estoy seguro de que vaya a estar a la altura.