Las imágenes que usted nunca verá en Córdoba Internacional.

Fernando de Oyarbide.- Ya lo dijimos en el artículo anterior. Una vez que Armando Robles le quita la piel de cordero al lobo, ya no hay más debates, confraternización de religiones, ni de civilizaciones. La máscara ha caído y el cazador ha sido cazado.

Había sido apalabrado con las cámaras en directo. A la conclusión del debate del pasado jueves entre el responsable de Alerta Digital y tres islamistas vinculados a Córdoba Internacional TV, el conductor del programa y director de la cadena, Yasine Puertas, comprometió en directo la presencia de Armando Robles para la siguiente semana. “Aquí estaré”, respondió Robles al instante, como responden los hombres cuya palabra dada vale tanto o más que un acta notarial. Lo que no podían prever entonces los responsables de la cadena de capital saudí es que el debate tuviera la repercusión social que ha tenido y que, a la hora de hacer balances y análisis, los resultados fuesen tan desoladores para ellos y para lo que ellos defienden.

“¿Aguantará Abdelaziz Al Fawzan, el jeque propietario de la cadena, que un periodista comprometido contra el peligro islámico en Europa les saque los colores una semana más?”, nos preguntábamos un grupo de periodistas madrileños en una reunión informal el pasado sábado. “Se admiten apuestas. Armando Robles no volverá a pisar esa cadena”, me atreví a pronosticar. No han tenido que pasar muchas horas para que mis predicciones se cumplan a rajatabla.

Ayer tarde, una directiva de Córdoba Internacional contactó con el responsable de AD para comunicarle que el segundo debate previsto para este jueves había sido cancelado. La excusa empleada era la cercanía del mes santo del Ramadán, que obligaba a modificar los contenidos del programa “Semana a semana”. La ‘taquiya’ otra vez en estado puro.

De la noticia podemos extraer muchas y aleccionadoras conclusiones. La primera es que, en el guión de la estrategia islámica para la islamización de España, no figura ningún apartado que contemple la posibilidad de que un cristiano de larga data destape la olla de sus embustes, bellaquerías y contradicciones. Y menos en la casa del jeque Abdelaziz Al Fawzan.

La segunda es que nada podemos esperar de la palabra dada por un islámico a uno de los nuestros. El suyo y el nuestro son dos mundos antagónicos, bipolares, incompatibles… Ellos aceptan sólo el debate en superioridad de condiciones. Pero si aún así lo pierden por falta de grandeza moral y de talla intelectual (que es lo que les pasó a los tres pájaros de cuenta el pasado jueves), entonces lo zanjan sin contemplaciones.

La tercera es que el islam interpreta los gestos de buena voluntad como actos de cobardía. Si uno les planta cara con determinación y valor temerario, como hizo Robles y como hicieron tantos insignes españoles a lo largo de nuestra fecunda historia de lucha contra el islam, entonces su actitud siempre es la misma: acoquinarse y recoger velas.

Por otra parte, una cadena de capital saudí que relativiza los crímenes del islam en todo el mundo y estructura un debate sobre tolerancia religiosa, soslayando tales hechos, tiene la misma fiabilidad que la que tendría el jeque Al Fawzan en una cata de jamón. Y lo peor para ellos es que les saliera el tiro con la culata, pese a contar con la ventaja de un guión a la carta, con la postura nada arbitral del presentador y con una inaceptable superioridad numérica, que no moral ni intelectual, sobre el de Alerta Digital. Demasiado para el jeque y los muñidores de la encerrona televisiva.

Si estos son los argumentos con los que Córdoba Internacional piensa reclutar nuevos pardillos para la causa islámica en España, muy mal lo tiene. Eso o que la próxima vez elijan a un debatiente sin las hechuras, las tablas, los bemoles, el temple y la calidad de Armando Robles, cuya preciosa amistad supone para mí un motivo de honor y de orgullo.

*Escritor y periodista de es.Radio.