Argentina está viviendo un clima muy enrarecido y especial. Las lecturas de los especialistas se tornan muy difíciles de entender para el común de la gente, y las respuestas oficiales certeras están ausentes. La problemática es tan amplia que es necesario prestar atención a todas las voces para no entrar en pánico.

El analista y consultor Jorge Giacobbe analiza la actualidad de su país: “Hay que tratar de pedirle a la gente que esté tranquila. Nos preguntan qué sucede y se sienten tontos porque no lo entienden, pero lo que está sucediendo es inentendible. Es absolutamente normal que la gente no entienda, no hay nada que indique que pasen las cosas que pasan en Argentina. Hay un desacople, un desacomodamiento, una pequeña anarquía en el poder, un desencuentro hacia su propio adentro que ha desordenado un orden de 8 años que era bastante digno. Estaba claro que había un sistema que funcionaba, y ahora se anarquizó”, explicó.

Destacó, en el desglose, que la política ha tomado un rol fundamental en el aspecto económico del país, algo que no era común. “Esta situación es innecesaria porque Argentina no está en un momento económico dramático, se ha desordenado, hay una cantidad de variables que están fuera de registro. Hay economistas que dicen que con un poco de orden y un plan, en unos meses las variables se acomodan. La economía siempre ha puesto en jaque a la política, pero ahora hay una novedad, porque es la política la que está poniendo en jaque a la economía”. También pidió prudencia porque hay muchas cosas en juego: “Es muy importante poner prudencia, hay que entender que lo que está en juego son 40 millones de personas, no una presidenta; es en el clima de la calle donde vemos que se va a poner complejo. Si no nos manejamos con mucha prudencia, nos llevará a disputar la Argentina en la calle”, advirtió.

Las manifestaciones públicas a través de cacerolazos pueden tener consecuencias graves si no se toma todo con la suficiente calma: “Hace falta un estúpido para generar un desastre. Hay que tener a los grupos controlados, hay grupos radicalizados de un lado y del otro, hemos avanzado mucho en esto de la diferencia al divino botón porque todavía tenemos 30% de gente debajo de la línea de la pobreza, hay una parte de la tarea muy grande por hacer. Estamos discutiendo cuestiones culturales cuando todavía estamos para las cuestiones objetivas”, destacó.

Por último, y en referencia a la sociedad argentina, puso el acento en lo difícil que resulta para la gente encontrar personas honestas dentro de la función pública: “Como sociedad todavía no nos metimos con la corrupción. Nosotros hicimos un trabajo pidiéndole a 150 personalidades de la Argentina que escriban el nombre de 10 personas honestas a su criterio, y tengo llamados diciendo que es imposible llenarla. No hay siquiera una definición de lo que es ser honesto. Hace muchos años que llegamos a la Luna, pero no sabemos lo que significa ser honestos”, finalizó.