Ramiro González.- Comparezco de nuevo ante el temido folio en blanco. Suena la canción “The Times there are Changing” de Bob Dylan. Automáticamente me inspiro. Siento que poco a poco las palabras comienzan a surgir. Pero muy despacio. Me sigo preguntando: ¿Sobre qué escribir? Pues haciendo honor a la canción, escribiré sobre que los tiempos están cambiando efectivamente, pero centrándome en un tema clave. Según un artículo de Abril de 2011, en España se rompe un matrimonio cada 4 minutos.

Una vez leído esto, algo se enciende en mi cerebro. Ya tengo la clave sobre lo que escribir. ¿Por qué se rompen tantos matrimonios? ¿Por qué cada vez hay menos relaciones estables? Pues, una respuesta resumida sería: Por que cada vez hay menos compromiso. A este estremecedor dato le añadimos el hecho de que cada vez hay un descenso más acusado de la natalidad y de que tenemos una pirámide poblacional invertida, lo cual hace que un escalofrío recorra todo mi sistema nervioso. ¿Acaso hay alguna relación? Se preguntarán algunos. Ya lo creo que la hay. Lo que significa es que de aquí a unos cuantos años no habrá relevo de población suficiente para mantener los millones de personas que somos en España.

Estamos hartos de escuchar todos los días en la prensa asuntos relacionados con caídas en bolsa, primas de riesgo y terminología financiera que no lleva a ninguna parte, entre otras cosas porque no tenemos el suficiente valor de atajar el problema desde su raíz.

El origen de tan aciagos días, no es de ahora, se viene gestando muchos años, y no procede precisamente del ámbito económico. Ya lo ha dicho Benedicto XVI en numerosas ocasiones. Esta no es una Crisis económica, es una Crisis Moral, es una Crisis de decencia, de Valores. Quizás lo mejor de todo es que las propias instituciones que deberían velar por nuestra salvaguarda son las primeras que están absolutamente corrompidas y nos llevan a la debacle. Los datos mencionados antes sobre natalidad y matrimonio ¿de donde proceden? Pues precisamente de políticas nefastas, que son las que han originado la peligrosa crisis moral que padecemos. Hoy en día, el concepto de Amor que se tiene, es totalmente erróneo. El Amor de verdad no es romántico ni idílico. El Amor de verdad es una entrega. ¿Qué se entrega? Pues uno entrega todo, su alma y su cuerpo, a la persona con la que quiere estar el resto de su vida. Imaginaos una barca. La barca se mueve por la acción de dos personas que reman juntos y en la misma dirección. Eso es el amor verdadero, porque cuando uno rema solo, comienza a dar círculos sobre sí mismo y lo más probable es que la barca se caiga, lo que equivaldría a que esa relación de entrega se acaba.

Para las nuevas generaciones, esas que se supone son las mejor preparadas, el Amor es simplemente cuestión de una noche, algo que sirve para satisfacer sus placeres hedonistas bajo la vana excusa de “voy de flor en flor”. No pueden estar más equivocados.

Desafiantes a más no poder, seguro que te gritan preguntando: “A ver listo, pues dime tú qué es el amor”. Podemos sacar muchas definiciones de la literatura, del Cine, del diccionario de la RAE; pero al final se acaba concluyendo que es todo lo contrario a lo que precisamente se hace hoy en día. Y ¡OJO! No lo hacen por ellos mismos, por que claro siempre habrá algún patán ignorante orgulloso de serlo, pero de normal lo que ocurre, es que se les ha educado en el relativismo, en que todo vale, por tanto ¿De qué nos extrañamos cuando vemos determinados comportamientos? La realidad es muy dura, y es que hay muchos padres que han dejado de lado su función de educadores, dando pie a un Estado cada vez más policial y adoctrinador que es el que “educa” a sus hijos. Y, encima, luego viene la “Cultura” que predomina en estos tiempos, y refuerza aun más ese tipo de comportamientos que convierte a los jóvenes en esclavos de sus más bajos instintos. Resalto, no son todos así afortunadamente, pero hay una gran parte que están aplastados bajo esa losa relativista. ¿Cuál es esa “Cultura” que refuerza esos comportamientos? Pues series como “Física o Química”. Porque luego está el amor que vende “Crepúsculo”, el menos dañino de todos y que se analizará a continuación.

“FÍSICA O QUÍMICA”

Comenzamos por uno de los mayores ejemplos de telemierda que se hayan hecho en nuestro país. Esta serie tan educativa partía de que una profesora de secundaria, soltera y algo amargada se va de copas una noche, y en el local conoce a un chico, un jovencito. En fin, tras una noche “loca”, al día siguiente descubre que el mismo chico con el que se ha acostado es un alumno del nuevo colegio al que va a entrar a trabajar como profesora. A partir de este brillante comienzo, se sucedieron durante 6 años las situaciones más disparatadas que se hayan podido ver en la TV. Esta serie sin duda puede dar fe de por qué a la TV se la llama la “Caja Tonta”. Sería para reírse sino fuera tan triste. Numerosas asociaciones de padres se quejaron abiertamente por dicho producto. ¿Por qué en ningún momento se quitó y pasó al olvido? Pues porque estábamos en pleno gobierno socialista, y esa serie es un producto de agitación y propaganda muy al estilo de la película “Mentiras y Gordas”, cuyo guion fue escrito por nuestra antigua Ministra de la Cultura, sí, aquella que no paraba de subvencionar a la Secta del mal llamado Cine español.

El resumen adecuado para esta serie es el siguiente: profesores que se lían con alumnos, profesores que se lían entre ellos y alumnos que montan auténticas bacanales. Aunque, lo mejor de todo, es el adoctrinamiento que pretende hacer con el personaje del chico homosexual, al que ponen como sensible, bueno, listo etc. Mientras que los demás chicos heterosexuales son los brutos, los gañanes por así decirlo. Recientemente, esta serie fue comprada por una televisión italiana. Si emitieron dos capítulos fue pura suerte, porque automáticamente, los padres se quejaron y fue retirada, con el consiguiente despido del que la compró para emitirla. El pueblo italiano concluyó que era un “producto de la etapa ZP”. Razón no les faltaba.

“CREPÚSCULO”

No voy a repetir el argumento de esta saga porque ya es de sobra conocido por todos. Simplemente voy a decir por qué estos libros, independiente de su bajísima y casi inexistente calidad literaria, son menos dañinos y quizás más beneficiosos que series como la mencionada anteriormente. En Crepúsculo se defiende la virginidad como algo bueno y sagrado, que solo debe perderse una vez que se esté casado y unido ante Dios. Hoy en día, esta es una cuestión difícil de entender por los jóvenes, tanto que a los que se lo explicas, te miran como si fueras un “Men in Black” y les hubieses atizado con el “Desneuralizador”. El Matrimonio no está completo hasta que lo consumas, y supongo que nos entendemos con lo que quiero decir.

Otra de las cosas que me gusta y por la que defiendo esta saga cinematográfica y literaria, es por un acontecimiento que tiene lugar en el último libro, y que origina una grave discusión en la pareja protagonista. El personaje del vampiro Edward le dice a Bella algo similar a “No me has dejado elección”. Simbolizando una vez más lo que es un matrimonio, la famosa barca en la que reman los dos a la vez y en la misma dirección, y en la que uno cuenta con el otro para todo. Pero este tipo de cuestiones es difícil de captar para una población absolutamente adoctrinada, por lo que al final se quedan en lo más superficial y su única sesuda conclusión es decir lo guapos que son los dos protagonistas.

“3 METROS SOBRE EL CIELO Y TENGO GANAS DE TI”

La obra de Federico Moccia es amplia y monotemática como la que más. Voy a destacar solo estas dos porque son las más conocidas. Lo son por una cuestión muy sencilla, y es que han sido llevadas al Cine en España. El protagonista de ambas es Mario Casas. ¿Y quien es este chico? Pues un producto salido de otro ejemplo de telemierda, “Los Hombres de Paco”. Es un chico que es actor sencillamente porque es afortunado a nivel físico, y claro, esto enloquece a las féminas adolescentes. Leen los libros de Moccia solo por este motivo, porque la película es de Mario Casas.

Moccia vende un amor romántico e idílico. Una vez más, nos equivocamos. El amor evoluciona con la relación. Al principio estás como flotando en una nube, pero con el paso del tiempo, la semilla plantada, va generando una flor, y ese amor se convierte en AMOR, es decir, en que ya solo quieres estar con esa persona. Porque, una realidad innegable, es que para que haya Amor, debes conocer a esa otra persona, saberlo todo sobre ella y que haya sinceridad. Respondiendo a las cuestiones planteadas al principio: los matrimonios no aguantan porque las parejas no se conocen, y una vez que se conocen sale enseguida la vena hedonista y egoísta que predomina cada vez más.

Espero no haber aburrido. Esto ha salido tras un buen rato de andar pensando sobre qué podía escribir, y tras reflexionar sobre determinados ídolos juveniles, que traen más peligro que beneficios. Lo que aquí se ha leído es sencillamente una opinión personal y nadie está obligado a compartirla. Pero sí que me gustaría invitar a la reflexión aunque sea solo por unos pocos minutos, porque si predominan este tipo de productos, es porque hay gente que los consume. ¿Cual es la solución para cambiar esta tendencia? Pues que cambiemos de una vez la Educación y que los padres vuelvan a educar en valores.