Un nuevo escándalo en torno a los arbitrajes se hizo presente en el fútbol argentino. En este caso, sucedió en el Torneo Argentino B y los involucrados son cuatro árbitros tucumanos, tras confesar haber recibido dinero para ayudar a un equipo y condenar a su rival al descenso.

El hecho se generó como consecuencia de una denuncia de las autoridades del Sindicato Argentino de Árbitros de la República Argentina (SADRA), luego de que uno de los colegiados le contara lo sucedido. El titular del gremio, Guillermo Marconi, fue quien se presentó ante la Justicia.

Se trata de un encuentro disputado hace ya más de un mes (el 10 de abril) entre San Martín de Formosa y Textil Mandiyú de Corrientes, que benefició al primero al ganar por 1 a 0 y condenó a la pérdida de la categoría al segundo. Lo sucedido se conoció  la última semana, luego de que uno de los jueces sobornados se arrepintiera y denunciara el caso ante el Colegio de Árbitros de la Liga Tucumana de Fútbol.

Los implicados en el suceso son Walter Lezcano (árbitro principal), los asistentes Enrique Giménez y Alfredo Martínez; y Nicolás Paz, por ser quien trasladó a los colegiados en su auto hasta Formosa.

«Martínez se arrepintió y nos comunicó verbalmente lo que había ocurrido, pero después hizo un escrito ratificando sus dichos», relató uno de los responsables del Colegio de Árbitros de la Liga Tucumana de Fútbol. Según lo confesado por el arrepentido, dos personas se dirigieron al hotel donde se encontraba la terna arbitral y les entregó un sobre con plata, que se habrían repartido en partes iguales.

Aunque el asistente trató de retractarse de su confesión, la denuncia ya quedó formulada y si la Justicia probase que aceptaron el soborno, los involucrados no podrán volver a dirigir en competencias nacionales. ¿Se podrá finalmente reparar los daños causados? De ser así, habrá que esperar para que no quede sólo relegado a las divisiones de menor peso y que sirva como ejemplo. Difícil en un país que es a la corrupción lo que el oxígeno a la vida.