Una banda de ladrones georgianos que operaba en la provincia burgalesa y en otros territorios españoles cayó el martes en la capital tras una operación que encabezó la Comisaría de Alicante -que desplazó varios efectivos a la ciudad- y que contó con la colaboración de la Policía Nacional de Burgos. Al mediodía del 8 mayo, pasadas las 14 horas, el dispositivo diseñado para esta intervención daba resultado y eran detenidas 10 personas en total. A nueve de ellas, la mayoría con antecedentes, se les imputan varios delitos de robo de viviendas y uno fue arrestado por su situación ilegal en España.

Según los primeros datos que ha podido recabar este periódico, los miembros de este grupo organizado (procedentes todos de la exrepública soviética de Georgia) habrían perpetrado en Burgos al menos tres robos en pisos de la capital, a lo que habría que sumar un cuarto cometido en Aranda de Duero. También son responsables de otros golpes tanto en Palencia como el Alicante, a la espera de que la Policía Nacional pueda imputarles robos en otros territorios del país. Los detenidos tienen su residencia en Burgos, aunque se movían a otras partes de España para asaltar viviendas.

Las investigaciones tienen su origen en la Comisaría de Alicante, provincia en la que la Policía ha detenido en los últimos meses a numerosos ciudadanos georgianos implicados en distintos tipos de delito, en su mayoría robos con fuerza en las cosas. Las pesquisas les orientaron hasta Burgos, donde el martes se montó un operativo especial para desmantelar la banda asentada en esta capital. Se trata de grupos que se podrían denominar autónomos pero que mantienen relación con facciones que actúan en otras comunidades españolas.

Su modus operandi era el siguiente: llamaban al timbre para comprobar que no había nadie en casa y cuando no salía nadie a abrir forzaban la puerta fracturando el bombín y entraban para llevarse objetos de valor, joyas, dinero, etc. Pero en Palencia tuvieron un contratiempo. Como era su costumbre pulsaron el timbre de un domicilio y nadie acudió para abrir.

Creyeron que la casa estaba deshabitada, accedieron y se encontraron con un hombre, enfermo, al que ataron con una media, maniataron y tiraron al suelo. En ese momento, llegó su esposa, que estaba haciendo la compra, y también la redujeron, hasta que consumaron el robo. A ambos les colocaron una cazadora en la cabeza para que no vieran sus rostros ni cómo se movían por el domicilio. El dueño del piso tuvo que ser atendido en el hospital a consecuencia del susto y su delicado estado de salud.

Los robos los han cometido en los últimos meses. En concreto el de la capital palentina tuvo lugar el jueves 19 de abril. En esa ocasión el número de asaltantes fue de tres, todos ellos de complexión fuerte, según señalaron las víctimas del robo a la Policía.
En Burgos no se emplearon, según ha podido saber este periódico, con la violencia que lo hicieron en la capital vecina.

Los arrestados, que han pasado tres noches en los calabozos de la Comisaría de avenida de Castilla y León, pasarán a disposición del juzgado de guardia hoy a las 9 de la mañana.