Por Fernando de Oyarbide.- Primero fue YPF en Argentina, ahora Red Eléctrica Española en Bolivia, ambas compañías expropiadas por dos países latinoamericanos a los que España ayudó en su momento y que recibe como muestra de agradecimiento el robo y la expropiación de sus empresas.

No es la primera vez que intentan pisar los intereses españoles fuera de nuestra fronteras. A lo largo de los años, España ha tenido diversos conflictos que más o menos se han resuelto en mayor o menor medida o se han quedado en el “limbo” de las resoluciones.

Sin necesidad de llegar al contencioso histórico que tiene España con Gran Bretaña en Gibraltar, no hay más que mirar al vecino país de Marruecos, que aprovecha los momentos de debilidad del estado español siempre que puede.

Ya lo hizo el 16 de octubre de 1975 Hasan II con su “Marcha Verde” sobre el entonces Sahara español, argumentando que “existían ciertos vínculos de subordinación y de derechos sobre tierras entre algunas tribus y el Sultán de Marruecos” olvidando que antes de que existiera el reino de Marruecos el Sahara ya era territorio español, pero España tragó, porque nuestros políticos estaban ocupados en repartirse el nuevo pastel que se iban a repartir entre ellos, con la inminente muerte de Franco.

El 11 de julio de 2002 Marruecos volvió a intentarlo en la isla de Perejil, aunque ésta vez, el presidente Aznar, no permitió lo que sin duda era un ensayo, más pensado en el estudio de la reacción y la forma de actuar de España frente a una futura invasión de Ceuta, Melilla y las Canarias, que en el interés estratégico de ese pequeño pedazo de terreno que era Perejil.

Precisamente la clave para permitir o evitar este tipo de incidentes, está en la importancia y el respeto que la comunidad internacional le da al gobierno de España.

Una vez más, partimos de la desastrosa herencia de Zapatero, un presidente de gobierno que se deshacía por fotografiarse con el venezolano Chaves, la extrovertida Cristina de Argentina el indio Evo Morales con su jersey de rayas o con el rey de Marruecos con un mapa del país africano en el que Ceuta, Melilla y las Canarias aparecían como provincias del país vecino, a la vez que llamaba a Ángela Merkel “fracasada” o dejaba perder los cientos de millones de euros que la Comunidad Europea había comprometido con España con el presidente anterior.

Este desastre en política internacional ha llegado hasta estos días y como dice el refranero español “…de aquellos polvos, estos lodos…”

Por ello y para evitar nuevos males mayores, el presidente Rajoy debería empezar precuparse por cambiar la imagen que hasta la fecha se tiene fuera de nuestras fronteras de España, ya que, como amenazó la presidenta argentina Cristina Fernández Kirchner, todavía hay otras empresas importantes donde dirigir el punto de mira, como es el caso de Telefónica.

Claro que no ayuda mucho el que aparezca el Ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria y tras sus contundentes avisos a Argentina de que se tomarán medidas, después, no ocurra nada. Menos aún cuando a la última patochada del indio Morales, el ejecutivo español se despreocupa del incidente al que da un perfil bajo y ni siquiera, se moleste Rajoy en convocar a los Ministros Margallo y a Soria, porque consideran que este nuevo robo, “no tiene paralelismo con lo ocurrido con YPF”.

Rajoy no puede mirar hacia otro lado, ni en éstos dos asuntos ni en los otros que de forma callada y de espaldas a los medios de comunicación, se están dando en estos momentos, como ocurre por ejemplo con el conflicto callado que tenemos estos días entre los pescadores españoles y al policía de Gibraltar, que impiden que los pesqueros realicen sus trabajos en las propias aguas de soberanía española. De la misma manera que no se puede volver la cabeza –y hasta la fecha, lo están haciendo- con los cientos de pequeñas empresas españolas que están siendo saqueadas y robadas en el reino de Marruecos ante la mirada impasible del gobierno español.

En definitiva, España tiene dos opciones, continuar con la política internacional vergonzosa establecida por Rodríguez Zapatero –lo que se está haciendo hasta la fecha- o mostrar a la comunidad internacional que la barra libre ya se ha terminado.

No hace falta ser pitonisa para adivinar que pronto llegarán nuevas expropiaciones.

ESPAÑA SIRVE DE CARNAZA A LOS POPULISTAS SUDAMERICANOS.