Fernando VII, un canalla con corona.

Por Francisco Alamán Castro.- No parece muy ejemplar la conducta del último Borbón, ni de su familia. Ejemplo claro de esto, aparte de amistades que pararon en las cárceles, otras en la cama, yerno más o menos golfo, con su infanta que gastaba millones sin percatarse de donde venían. La ultima guinda, estúpida y tremenda guinda, es la del elefante, con lo simpáticos que son esos bichos.

Dicen los expertos a 35.000 euros el bicho, más otros bichos, grandes bichos con grandes cuernos, más viajes en aviones que todos pagamos en el presupuesto raquítico y ridículo de Defensa, más grandes hoteles, más personal acompañante con sus generosas dietas en el extranjero, más muchos etcéteras más. Pongamos unos 70.000 euros en total.

Todo esto está muy bien, para cualquier español normal que se lo pague con su dinero, sacado de su bolsillo.Ni así estaría bien, si este español, cuando está en la escalerilla de su yet privado, comprado con su dinero, se dirigiese a todos los españoles diciéndoles: “todos nos tenemos que apretar un poco el cinturón ante la difícil situación económica” (Europa Press, 4-4-12, Rey dixit). Entonces ya sería pitorrearse de los españoles, aunque no estuviese usando el dinero de ellos, que no es el caso del Rey.

Nos ilustra la Casa Real, que el gasto corre a cargo de no se quien. PEOR AUN. La experiencia nos dice, que todos los regalos de más de mil euros siempre se pagan y si es el agraciado, un jefe del Estado o el Presidente e la nación, salen más caros aun. Al presidente de USA cuando viaja y le regalan algo de más valor que mil $, a la vuelta, le está esperando el ministro de Hacienda, para recogérselo y añadirlo al tesoro nacional.No debemos demasiado los españoles a la dinastía de los Borbones ciertamente.

Pocas cosas buenas y muchos descalabros y disgustos.La única ventaja que tienen es que, las dos repúblicas que hemos tenido, han sido más horripilantes, y comparados con ellas resultan hasta deseables.Vamos a repasar los tiempos modernos, en los anteriores alguno fue bueno o muy bueno como Carlos III, eran monarcas absolutos y otros tiempos. Nos había dejado unas magnificas Ordenanzas Militares, que el actual se ha encargado de liquidar, supongo que algún día nos explicaran porque. ¿En qué se han mejorado?

Empecemos en el siglo XIX:Carlos IV.-Deja que Napoleón ocupe España con su ejército, para asegurar su trono.Sufre las intrigas de su hijo, digno de él, Fernando VII para destronarle. Descubierto el complot Frenado VII denuncia a sus colaboradores que son ejecutados, era don Fernando, ya de joven, como para fiarse. Los franceses aprietan, don Carlos abdica en su hijo y sale corriendo.

Napoleón monta en cólera, se lleva al padre y al hijo a Francia, aprieta a Fernando, le devuelve la corona su padre, éste, previamente, se la había regalado a Napoleón, que tiene a bien poner a su hermano José I, posiblemente el rey más presentable que hemos tenido en tiempos modernos.Mientras están en este trajín el pueblo madrileño se levanta (1808) contra los franceses, en defensa de su lamentable Rey, es masacrado a sangre y fuego. Hay una sangrienta guerra que dura hasta la derrota y retirada de Napoleón (1814).Regresa el golfo Rey a Madrid, en la época, eran más finos, felón, por entonces le llamaban el Deseado ¡manda pelotas!

Jura la Constitución del 1812, la desjura, la vuelve a jurar, a desjurar, y así hasta ciento de veces. Él mientras tanto ejecuta a los partidarios de la misma y a los no partidarios, según le vaya el asunto. A su amigo, compañero del alma, compañero, paisano nuestro general Riego, después de cubrirle de todos lo honores posibles, le cuelga y decapita públicamente en Madrid, luego manda arrastrar su cuerpo y cabeza por las calles. En la última fase de su reinado, la llamada Década Ominosa, terrible década, desaparecen hasta Universidades, nunca había pasado, para ver esto otra vez hay que esperar a que venga Azaña, vuela nuestro Imperio, principalmente por la absurda y déspota política comercial auspiciada por el Rey.

Próximo a su muerte deroga la ley Sálica, con lo que da origen a las tres sangrientas guerras carlistas.En el mientras tanto su padre permaneció prisionero de Napoleón hasta 1814. Mantuvo a sus padres desterrados en Italia hasta su muerte, no le fuesen a hacer la peseta.Viene la muy castísima Isabel II, la casan con un marica, decía la pobre que la primera noche él se quito él bastantes más puntillas y encajes que ella, naturalmente se temió lo peor, pero lo solucionó a la noche siguiente y para el resto de los años magníficamente variado, desde soldados a ministros, pasando por todo el escalafón.

Durante su reinado la corrupción era absoluta, la propia familia real al completo era una de sus protagonistas, de ahí a lo peor les vienen, al Urdangarin y a más, sus aficiones, no me refiero al balonmano. Los gobiernos cambiaban cada mes, unas veces a las buenas y otras a las malas, conviene variar.Refleja bastante bien estos cambios de gobierno la última confesión del general Narváez, uno de los principales protagonistas de los mismos, no el más bestia. Le pregunta el cura.- ¿perdona mi general a sus enemigos?Contesta el sincero general.- ¡no tengo ninguno! los he fusilado a todos. Y por fin viene la Gloriosa (1868), revolución que derroca a la reina al grito de”¡Abajo los Borbones! ¡Viva España con honra!”.

Llega Amadeo de Saboya, al menos era un guaperas, se aburrió, estuvo media hora, y se volvió para Italia sin siquiera avisar a las Cortes que estaban reunidas.Las Cortes elegidas democráticamente, con una amplia mayoría monárquica, se enteran, se lo debió decir uno que pasaba por allí.Se constituyen en Asamblea Nacional y proclaman solemnemente la República Española: con 258 votos a favor y 32 en contra.Vemos que lo diputados de ahora parecen una fotocopia de los diputados de siempre. ¡Me parece a mí!

La I República viene a durar lo que un embarazo, no obstante aprovechan bien el tiempo y tenemos tres guerras civiles al tiempo: la tercera guerra carlista, la de los diez años en Cuba y la Cantonal. La Armada de de Cartagena bombardea al enemigo Alicante.¡Bueno! Pues a pesar de todas esas cosas fue bastante más llevadera que la Segunda.

Pavía echa los diputados a la calle, ante la sorpresa del general algunos se tiran por las ventanas, el general Martínez Campos se pronuncia y pone en el Trono al hijo de Isabel II, Alfonso XII. Éste se muere muy joven. No se le puede catalogar, tenía una formación muy superior a sus antepasados. A lo mejor había servido para algo.Le sucede Alfonso XIII, que tras una larga regencia sube al trono a principios del siglo XX.No fue un buen Rey. Continuó con el falseamiento de las elecciones y el caciquismo y corrupción siguieron.

A partir del 17 la situación empeoró, hay una huelga general sangrienta a cargo de los socialistas, que se estrenan descarrilando un tren de pasajeros con víctimas mortales, una gran inestabilidad política y social, aumenta del terrorismo anarquista, los nacionalismos crecen, la situación en Marruecos se rompe con el desastre de Annual.La situación se sigue deteriorando, la corrupción y el nepotismo aumenta, en las Cortes de un total de 332 diputados, 110 eran familia entre si. Los casos conocidos, luego había que contar todos los cargos más inferiores. Nace el primero y último gran movimiento corporativo en el Ejército «Juntas de Defensa», tuvieron cierto apoyo del Rey, las empleó para sujetar a los políticos, estas desestabilizaron la poco estabilizada Restauración.

Fueron desacreditándose, sobre todo dentro del Ejército, gracias a Dios hasta que el año 22 se disolvieron, dándoles la puntilla el golpe de estado de Primo de Rivera.Se levanta el general Primo de Rivera (13-9-23) con el beneplácito de Rey y de casi el resto de España, incluidos el PSOE y la UGT, instaura la Dictadura.Acaba con la interminable guerra de Marruecos. España prospera grandemente, mejora la enseñanza, la economía, las carreteras, etc. Dura hasta el año 30, en el que el Dictador, falto de apoyos, se cansa y se va sin que nadie le eche. El Rey ataca miserablemente a Primo, queriéndose granjear el apoyo de la oposición, con esto consigue el desprecio de la fuerzas afines al Dictador y el desprecio de sus opositores.Decía Cambó (ministro de Hacienda y Fomento con Alfonso XIII) refiriéndose a Alfonso XIII: “A poco que esto prosiga, se dará el caso de que así como antes solo hablaban mal del Rey los que le conocían, pronto hablará mal todo el mundo.En Jaca hay una sangrienta sublevación republicana (15-12-30), que falla en el resto de España. Sus promotores militares son ejecutados sumarísimamente.

Había convocado el Rey unas elecciones municipales (12-4-31), después elecciones a Cortes con “carácter de Constituyentes, por lo que podrían proceder a la revisión de las facultades de los Poderes del Estado y la precisa delimitación del área de cada uno”.Gana el Rey las municipales por goleada, pero en las principales ciudades ganan la oposición.

Quedaban, y eran precisas para ver la voluntad del pueblo, las generalesAlfonso XIII se asusta y huye de Palacio el mismo día de conocerse los resultados, el 14-4-31 a las 20 horas se proclama la República, a las 20,15, sale el Rey.Se va dejando a su mujer e hijos haciendo las maletas. Saldrían en tren, sin ningún problema, al día siguiente. Alcalá-Zamora nos dice (13-4-31): “La capitulación de la corona… fue ofrecida por aquella, sin darnos tiempo a exigirla”.Y el mismo Azaña lo corroboraba: “¡Con que el rey se va al día siguiente de la elecciones!… las pierden los republicanos… le costará muy poco el sentarnos la mano para mucho tiempo… al rey… le bastaría contra nosotros con los alabarderos (Guardia Real armada con alabardas de los Tercios de Flandes), y cuenta con bastante más que los alabarderos”. C. Rivas Cherif (cuñado de Azaña), Retrato de un desconocido, p.178.

Se embarca en Cartagena en un buque de la Armada y se va a Francia, era lo que estaba más cerca. Dos días después, el ya fuera de España, publica un manifiesto para los españoles. Pone una serie de disculpas para su huida, no renuncia a ninguno de sus derechos, dice que no quiere lanzar a un español contra otro. Total que no abdica.

En un comunicado desde Londres, nadie se lo cree, dice que se debe apoyar a la República, si los españoles son felices con ella, él será totalmente feliz.Pronto se desdice. A principios del 34 manifiesta al periodista del ABC Daranas que no está de acuerdo con la política de la CEDA para nada. La CEDA (partido mayoritario en España, de derecha) había declarado solemnemente el “accidentalismo”, según la cual lo importante no era la forma del Estado, monarquía o república, sino que éste defendiera los intereses de España.A partir de ahí el ABC y los monárquicos no cesaron de mostrarle su hostilidad a Gil Robles. Vino la guerra, el apoyo del Rey fue total, incluso la financió con un millón de pesetas y hasta declaraba con entusiasmo ser un «falangista de primera hora».Intentó meter prisa a Franco para que lo repusiese, Franco le dejó claro que no sería Rey “en vista de sus errores pasados”. Cuando acabó la guerra y vio que lo tenía crudo, declaró: «Elegí a Franco cuando no era nadie. Él me ha traicionado y engañado». ¡No somos nadie! esto lo digo yo.Visto que el Caudillo se ponía cabezón, hay maniobras para que abdique en su hijo Juan (padre de Juan Carlos), con el conocimiento de éste. Alfonso XIII, por si las moscas, se ve obligado a publicar una nota: “Me he visto en la necesidad de cortar la tendencia que trata de estimularme a la abdicación, explotando el nombre de Juan como si fuera el rival mío o alentando una rebeldía que en el caso de mi hijo no se dará nunca”. J. Cortés Cavanillas, Confesiones y muerte de Alfonso XIII, p.121.

Cuenta Wikipedia: “El rey tuvo también cinco hijos extramatrimoniales: con la aristócrata francesa Mélanie de Gaufridy de Dortan tuvo a Roger Leveque de Vilmorin (1905–1980); con la actriz española Carmen Ruiz Moragas Alfonso XIII tuvo dos hijos más, a los que nunca reconoció oficialmente: María Teresa Ruiz Moragas (1925-1965), y su hermano, Leandro Alfonso Ruiz Moragas (nacido en 1929), autorizado por la justicia española a usar el apellido Borbón, el 21 de mayo de 2003 como Leandro Alfonso de Borbón Ruiz. Alfonso XIII tuvo también dos hijas habidas de dos de las institutrices de sus hijos: la primera, cuyo nombre se desconoce, fue abandonada en un convento madrileño, y la segunda, Juana Alfonsa Milán y Quiñoñes de León (primer apellido adoptado por ser su padre duque de Milán y segundo por el embajador de España en Francia) (1916-2005), habida de Beatrice Noon, nanny irlandesa[] traída expresamente a España por su suegra, la princesa Beatriz del Reino Unido. No parece muy ejemplar tampoco esta faceta de su vida.Por fin abdica Alfonso (15-1-41, muere un mes después) en don Juan.

Creyendo éste que los USA e Inglaterra echarían a Franco cuando se acabase la guerra y le pondrían a él, conspira contra Franco un tiempo, pero pasa el tiempo y Franco ahí sigue, vuelve a darle la coba, pero sigue cabezón el gallego, le dice que tampoco él se ha portado bien, que no será Rey, pero que si educa a su hijo Juan Carlos en España, como Franco quiera, a lo mejor el chico será Rey.Consiente don Juan y el aun no príncipe heredero se viene a España. Es nombrado sucesor con el título de rey en la Jefatura del Estado (19-7-69) y este hecho distanció durante algunos años a padre e hijo. Don Juan no abdica y hasta el 9 de marzo de 1976, muerto Franco, no vuelve a ver a su hijo. No se acordaba seguramente de las maniobras con Alfonso XIII para quitarle y ponerle a él, para ello hizo un viaje a Madrid desde Lisboa, volviendo el mismo día. En 1977 por fin abdica, en una sencilla ceremonia en el Palacio de la Zarzuela y no en el Palacio Real, como había deseado.

*Coronel de Infantería y colaborador de AD. Cuenta entre sus condecoraciones con la Gran Cruz de caballero de la Orden de San Hermenegildo a la Constancia Militar, dos cruces al mérito militar de 1ª clase con distintivo blanco, una medalla de sufrimientos por la Patria. Ha sido mando diplomado de tropas paracaidistas, de tropas esquiadores-escaladores, especialista en carros de combate… Fue testigo directo de la entrega del Sahara a Marruecos, donde permaneció ocho años al mando de tropas indígenas siempre en posiciones de máximo riesgo.