Ester Sisack.- Un par de días atrás, la diputada Elisa Carrió afirmó que “la propia Presidente de la Nación reconoció el vaciamiento de YPF que denunciamos” y la calificó como “encubridora y participe de este despojo” porque “estamos ante la expropiación de un muerto” y “porque el Estado no impidió el vaciamiento mediante la acción de oro”. “La propia Presidente reconoció el vaciamiento de YPF y, como esto fue consentido por el representante del Estado en el Directorio y los síndicos, nos presentaremos para ampliar nuestra denuncia por encubridores y participes de este despojo”, que esto fue hecho en conjunto por kirchneristas, zapateristas, empresarios de Repsol y la familia Eskenazi (grupo Petersen).

Carrió sostuvo que “entregan YPF, vacían YPF y la expropian como un supuesto acto de soberanía” y agregó: “proponen expropiar un muerto como hicieron con Aerolíneas, pero sólo les interesa apropiarse de la caja y van a pagarla con la plata de los jubilados, las reservas del Banco Central y los ahorristas argentinos”.

“Es una vuelta a la soberanía” afirma el Gobierno nacional & popular, sin importarle que su decisión sea considerada por España (y quizás el resto de la Comunidad) un gesto de hostilidad. No obstante:

En 1995, la actual mandataria se la veía con su marido, uno de los principales impulsores y beneficiario de la privatización motorizada por Menem. También fue Néstor Kirchner, su marido, quien amañó con los españoles-zapateristas la entrada de la familia Eskenazi que logró convertirse en accionista, acceder al manejo de la empresa sin desembolsar un peso-dólar, nada, con las utilidades de las ganancias obtenidas. Repsol no es santa ya que se hizo de YPF con créditos blandos e internacionalmente posicionados en un monto superior a su capital, tratándose de una empresa de tercer o cuarto nivel. Ahora bien, los que otorgaron los préstamos son parte de Repsol, con tenencia accionaria, es decir hay intereses norteamericanos detrás de ella.

Empero, nuestro país debe entender que no se puede estar en el sube y baja jurídico. No se pueden establecer reglas de juego hoy y mañana cambiarlas unilateralmente. Es fundamental eso que se llama seguridad jurídica. El gobierno argentino, o tonto o ingenuo, sabe que si le hacen esta jugarreta a España activa una alarma en Europa. Simplificando: de las inversiones europeas en Argentina deberán olvidarse, lo cual genera, también, inseguridad en la fuerza del trabajo pues se vislumbran nubarrones de suspensiones y despidos (algunos ya han comenzado por las histéricas decisiones del Secretario de Comercio) y su freno a las importaciones, obstáculos a las exportaciones, control de cambios obsesivo.

Finalmente: El hecho que YPF sea estatal ayudará al autoabastecimiento? La falta de una política energética nacional que el gobierno ha mantenido sin cambios en ocho años desestimuló a las empresas a realizar inversiones. Se necesitan inversiones muy importantes (quién arriesgará?), decisiones programáticas y no espasmódicas, política energética de Estado a mediano y largo plazo. En definitiva: una mezcla de seriedad, tranquilidad, firmeza y convicción en la búsqueda honesta y honorable del bien común.

Los nacionalismos son, muchas veces, irracionales y, muchas más, injustos con los propios ciudadanos (que ya tenemos experiencia en que agitar una bandera y entonar el Himno no significan, a veces, más que gestos populistas, demagógicos y de irrespeto hacia esos mismos símbolos) que terminan legitimando a aquéllos que los sumergen en un mar de inquietudes y desasosiego.

*Periodista argentina y colaboradora de AD.