Cuando las hordas socialistas devastaban España a golpe de impuestos y desempleo, el PP insistía en que el dinero no debía estar en manos del Estado, sino en el bolsillo del ciudadano. Estamos de acuerdo. Ahora bien, si esto es así ¿por qué la primera medida adoptada por su gobierno fue una bestial subida impositiva? ¿Es que las propuestas que sirven desde la oposición se vierten nocivas cuando se llega al poder? Sugieren que el lamentable agujero en las arcas del Estado, propiciado por la inepta y corrupta gestión del zapaterismo, no dejaba otra alternativa. Entonces ¿Significa esto que la reducción de impuestos como aplicación práctica de la teoría liberal es únicamente válida para situaciones boyantes? Es difícil de entender, pues ¿acaso no es el marco actual, donde el dinero escasea, el menos propicio para que el Estado requise al ciudadano los pocos euros que le quedan?

Insisten en que se hacía necesario adoptar medidas difíciles. Cierto. Pero para todos. Es verdad que han reducido tímidamente el elefantismo de algunas empresas públicas. Pero, díganme, ¿qué medidas difíciles ha adoptado la casta política en relación con sus particulares intereses? Absolutamente ninguna. ¿Por qué ha de ser la ciudadanía la que cargue con todo el peso de la crisis? Merced a su reforma laboral, el trabajador ha emprendido un camino sin retorno en relación con sus derechos, sin que por ello mejore la dramática situación en la que se hallan autónomos y pequeños empresarios. En cambio ustedes, los políticos seguirán viviendo a cuerpo de rey. ¿Les parece de recibo mantener intactos todos y cada uno de sus privilegios mientras que el pueblo al que dicen representar se depaupera cada día? ¿Lo es que el poder financiero, responsable en elevado grado de la situación en la que nos hallamos, permanezca impune a cualquier tipo de responsabilidad? ¿No debieran unos y otros predicar con el ejemplo?

Y ya que hablamos de ejemplo, ¿cuáles son las razones que han llevado a su gobierno a indultar a un político y a un empresario, ambos de CiU, tras ser condenados por corrupción ¿Es esa es la pretendida ejemplaridad a la que se referían cuando aspiraban llegar a La Moncloa? ¿O acaso permanece en vigor esa doble vara de medir que garantiza la impunidad de su casta, por muy inicuos que sean sus hechos? ¿Qué será entonces del caso Campeón? ¿O de Barreda? ¿O del caso Faisán? ¿Se mostrarán en estas cuestiones tan indulgentes como ya lo fuera Aznar con los papeles reservados del CESID? ¿Cuándo se depurarán penalmente las responsabilidades de la cúpula del CNI? Y es que para que la Justicia actúe hay que colaborar con ella. Activamente, no ocultando información en aras de guardar la ropa de su oponente.

¿Qué ha hecho el PSOE para merecer tan comprensivo adversario? ¿Cómo si no se explica su actual seguidismo en materia terrorista? Porque no me negarán que la posición del PP en este campo ha dado un giro de 180º. ¿Se han olvidado ya en su partido de que fue la indignación contra la política filoterrorista de ZP la que, no hace demasiado tiempo, obligó a la derecha social a manifestarse cívica, pero masivamente, por las calles de toda España?

¿Dónde queda la labor que realizaran Iraola, María San Gil, Iturgaiz o Mayor Oreja en el pasado? ¿O la que continúa desempeñando, su concejal en Elorrio, Carlos García, en su pertinaz voluntad de restituir la voz de la libertad en el desierto totalitario del País Vasco? ¿De qué servirá su tarea si la cúpula de su formación, persiste en su indolente e incomprensible permisividad hacia los portavoces del terrorismo, hoy en el Parlamento? ¿Cuándo comenzarán ustedes a cuestionarse el porqué de la permanente fuga de votos que el PP experimenta en aquellas tierras?

¿Todavía no se han dado cuenta de que el PSOE no es un partido de fiar? ¿Qué está llevando a España al precipicio y que, de seguir así las cosas, no tardaremos en ver a Otegui, o a cualquier otro pistolero al frente del Gobierno vasco? ¿Qué será entonces de las víctimas?

Somos muchos los españoles de bien que no dejamos de formularnos estas y otras muchas preguntas. Sin duda, porque seguimos sin fiarnos de lo que nos dice la televisión Pública. A propósito, ya que parece imposible que procedan a su privatización, ¿cuánto tiempo tendrá que transcurrir para que quienes llevan treinta años manipulando la información a su antojo, ya sea delante, ya detrás de las cámaras, pasen a engrosar las listas del paro? Qué menos.