Martes; hora Champions; túnel de vestuarios del campo del Apoel (Ver video). Los jugadores esperan la salida al campo bajo la atenta mirada de las cámaras. Ajeno a ellas se encuentra el portero del Madrid, Iker Casillas, que lidera la comitiva de jugadores blancos, cada uno con un niño de la mano, como es habitual en esta competición. Pues Iker no tiene otro método de concentración que hurgarse la nariz con su mano derecha, de forma profunda, larga y vehemente. La estampa no habría pasado de desagradable si el portero hubiera deshecho del ‘petróleo’ extraido con disimulo o con habilidad, pero la mano derecha que porta el residuo acaba en la mano del niño que le acompaña.

En el vídeo, colgado en Youtube, se ve al portero sacarse el moco y mirarse las botas, justamente en ese momento el jugador acerca la mano que lleva la piltrafa a los tacos. No se aprecia si toca la primera bota, donde podría haberlo pegado finalmente, pero se aprecia claramente que no toca la segunda.

Acto seguido, Casillas es saludado por su compañero y amigo Raúl Albiol, que le da un golpecito en la espalada y tras devolver el saludo, el portero fija su mirada en el niño que coge con la mano limpia, la izquierda. La mirada se convierte en gesto y con la derecha, la impregnada, toca los mofletes del crío. Más que un gesto de complicidad, un cachetito o un pellizquito, el portero restriega la palma en la jeta del chaval, que a los pocos segundos nota algo y pretende llevarse su manga a la cara, como para desprenderse de algo.