(Oscar Rivas se incorpora al equipo de articulistas colaboradores de AD).- Queridos sindicalistas: Finalmente convocásteis la huelga. Teníais que hacerlo. Ya tocaba. Atrás quedan los años de fiesta inolvidable con vuestro camarada leonés; los tiempos gloriosos del zapaterismo. Pero os queda también su grato recuerdo. El problema es que no hay bien que cien años dure. Tal vez en China, pero no aquí. De ahí que fuerais conscientes de que más pronto que tarde, tras la plenitud del día, llegaría la noche. Y tras ella, la resaca. Y con la resaca, claro, la derecha.

Vuestra sempiterna y odiada derecha, abogando, siempre por la causa de los poderosos, sin otro afán que el de conspirar contra el trabajador. Es por ello que, a vuestro juicio, éste ha perdido derechos. Os matizo: no los ha perdido, se los han birlado. Ahora bien ¿quién se los ha birlado? ¿La derecha? ¿Sólo ella? No lo veo yo tan claro.

¿Habéis probado a mirar en el espejo? Quizás haciéndolo encontréis, si no a los únicos, sí a los máximos responsables. Pues no podéis ignorar que las grandes juergas se pagan, que cuanto más duran más cuestan. Y la vuestra con Zapatero duró ocho años y costó cinco millones de parados, más otros tantos en situación de precariedad. Porque no negaréis que le habéis sacado buenos réditos a la precariedad: casi el 70% de los contratados por vuestras centrales en los tres últimos años eran contratos basura. ¿Se puede ser más hipócrita? Se puede.

Afirmáis que existe un aprovechamiento inmoral de la crisis, ¿a qué os referís?, ¿a vuestra oportunista y partidista huelga del 29-M, o acaso a vuestro impresentable aprovechamiento de la democracia? Solo en los tres últimos años habéis trincado ¡mil millones de euros! en subvenciones estatales. Se dice pronto. Y eso que insistís en vuestro rol de parias de la tierra. ¿Es que no os cansáis? ¿No os provoca sonrojo cantar aquello de “en pie famélica legión”? Aunque, claro, para que haya sonrojo, primero tiene que haber vergüenza y en vuestro caso, es palmario que está brilla por su ausencia. Y es que se necesita mucha jeta para compadrear con los banqueros en sus consejos de administración y después vociferar en la calle contra el capitalismo explotador. Tan compungidos se os ve con la reforma laboral que no falta quien cree sentida vuestra aflicción. Menuda pantomima.

¿Por qué no os sinceráis? ¿Por qué no reconocéis que lo que os duele no son los parados, ni la situación del trabajador, sino el haber perdido la exclusividad de la formación estatal? Ese chollo, por cierto, que compartisteis hasta hace dos días con la CEOE, otros vividores del Estado. ¿En razón de qué oscuros argumentos habéis ostentado durante tanto tiempo tal privilegio? ¿Dónde, sino en un país de ciegos, puede formar el no formado? Es evidente que España es diferente.

A buen seguro que es la codicia y el lujo los que os han embotado el sentido común. Porque, pensadlo bien ¿qué haríais vosotros sin la derecha? ¿Contra quién clamaríais vuestros gritos? Es más ¿qué razones tendríais para exhibir vuestras banderas de odio, siempre amenazantes con hoces y martillos? ¿A quiénes opondríais vuestras ideas retrógradas y anacrónicas? Y por otra parte, ¿dónde hallaríais una derecha tan comprensiva? No la hay en toda Europa. Históricamente, desde que llegan al poder hasta que se van, no hacéis otra cosa que zumbarles. Le apaleáis hasta en el carnet de identidad y aun así os financian con cuantiosas subvenciones. ¿Tendríais que estarles agradecidos? De seguir aplicándose las políticas del PSOE en un lustro no quedarían trabajadores, en cuyo caso, ¿qué sería de vosotros? ¡Así es como representáis al trabajador! En fin, disfrutad el 29 de marzo, vosotros que podéis, ¡hipócritas!