Que unos estudiantes se rebelen, se manifiesten, se quejen y se enfrenten pacíficamente al poder establecido para demandar una enseñanza publica y de calidad no solo no es un problema, más bien todo lo contrario, es incluso sano y necesario en una sociedad que se precie de no estar completamente aborregada, adormilada y adolecente de sangre viva.

Es por lo tanto una auténtica lastima y una verdadera pena que las imágenes de los disturbios provocadas en su inmensa mayoría por la inclusión entre las filas estudiantiles de perroflautas profesionales, provocadores duchos en el arte de montar jarana, antisistemas, antiagua, antijabón, antipeines, que aprovechan cualquier ocasión por noble que sea para mostrar su violencia callejera como ya sucedió con el movimiento 15M de los indignados.

Ninguna protesta, ni una sola queja del pueblo en nuestra tierra será tenida en cuenta como seria, como formal y madura mientras la sociedad no sea capaz de erradicar de ellas a los alborotadores incendiarios del sistema de bienestar que entre otras cosas les proporciona cosas tan elementales y ansiadas en otros tiempos como la libertad de manifestación y reunión, como la libertad de elegir libre y democráticamente en las urnas a sus representantes.

Antisistemas con IPhone 5, con Tablet y lo que mañana nos mande el Dios Apple del cielo, subversivos sin mas preocupación en la vida que la mama les ponga la tortilla a tiempo para no perderse Gran Hermano, o que papá les pague la multa pertinente después de liarse a palos con un madero en la puerta del sol, de un instituto o de la central del sonido.

Harían bien los estudiantes en desmarcarse rápidamente de esta purria o de lo contrario su lamento se acabará diluyendo como un azucarillo en una taza de té, puesto que en el fondo tienen toda la razón del universo, aunque les hayan fallado las formas. Porque no es justicia social que el gobierno del PP recorte en educación mientras le paga a Ecclestone 21 millones de euros por un gran premio de Formula 1, puesto que provoca rubor y bochorno el dinero tirado en el aeropuerto de Castellón, por no hablar los 350 millones de euros que costó el puerto de la copa América hoy prácticamente sin barcos amarrados que puedan sufragar su inversión.

Sea como fuere, al final todos salen airosos menos los reivindicativos alumnos , todos vencen con el alboroto, los perroflautas que logran su objetivo de presentar a la opinión pública al sistema y a la Policía como el cruel enemigo, y para el PP más de lo mismo, ya que al fin y al cabo también les viene de perlas que las manifestaciones acaben a leñazo limpio, que les rodeen las sedes y los insulten un poquito para que su prensa servil y sumisa los plante delante del populacho como las victimas de los iracundos furiosos a fin de desviar la atención.

Así entre que miramos a un lado la porra de los antidisturbios y al otro los porros de los perroflautas nos vamos olvidamos del fondo de la cuestión, que no es otro que mientras Vettel y Alonso se pasearan en verano por las calles de Valencia con toda la distinción del mundo, algunos infortunados escolares de Valencia volverán a pasar frio en las aulas el próximo invierno por culpa de los recortes del Partido Popular más recalcitrante.

*Secretario General de Plataforma per Catalunya (PxC)