El árbitro vasco Iturralde González muestra la tarjeta roja a Sergio Ramos en uno de los clásicos.

L.G.- Apenas se ha necesitado una mano de Raúl Rodríguez en el derbi barcelonés y un discutido arbitraje en el Madrid-Mallorca (donde ambos salieron perjudicados) para que desde la prensa, las tertulias radiofónicas y el clamor popular en Cataluña se señale al nuevo Gobierno.

Apenas el día posterior al triunfo de Rajoy ya se podía leer en el diario El 9 que el Real Madrid se reforzaba con un “declarado madridista que mantiene una magnífica relación con Florentino”. También se podía apreciar en Sport que “Rajoy se sentirá más cómodo en el Bernabéu” y Mundo deportivo veía en el coliseo blanco a partir de ahora “uno de los mayores centros de influencia política y de negocios del país”.

El nombramiento de los ministros (nueve del Real Madrid, cero del Barça) volvió a generar un malestar en la Ciudad Condal que se concretó, por ejemplo en la columna del sábado de Josep María Casanovas, editor del Sport, que aseguraba cosas como que “asusta comprobar que en el nuevo Gobierno hay mayoría absoluta de socios y simpatizantes blancos” o que “se quiera o no, el club madridista va a recuperar la imagen de equipo del Gobierno”. Indirectamente, se deja entrever que en los siete años de la gestión de Zapatero han sido los culés el equipo afín al Gobierno y favorecidos por el hecho de que el presidente fuese azulgrana reconocido.

En la crónica del equipo de Mourinho en Mundo deportivo, que se titulaba “Manos arriba”, se protestaba ayer por el arbitraje de Pérez Montero al que se califica como “disidente del Villarato”. Su subdirector, Francesc Aguilar, publicó lo siguiente: “Los árbitros españoles insisten en que se mantenga el récord de penaltis no pitados al Madrid. ¡Otro gran escándalo!”.

Por otro lado, el mallorquinista Víctor Casadesús aseguró en Catalunya Radio: “Hay momentos en los que cogerías una piedra y la utilizarías para cometer una locura”.