Aunque hace mucho que no comentamos nada del fraude continuado en la Junta de Andalucía, de los EREs, del “fondo de reptiles”, no significa que el escándalo haya cesado, ni que se haya atenuado. Por el contrario, cada nueva noticia al respecto eleva el nivel de corrupción y de sordidez. La inmoralidad en el comportamiento del gobierno andaluz está fuera de toda duda.

La ambición desorbitada, la ausencia absoluta de ética, la tolerancia de procedimientos irregulares mantenidos en el tiempo, han dado como resultado una trama perfectamente organizada para apropiarse de dinero público. Durante diez años, que sepamos, ha existido un hilo conductor: la utilización del dinero de los parados en beneficio de personas directamente vinculadas al régimen socialista.

La información conocida en los últimos días supera las expectativas más tortuosas y ha irritado profundamente a toda persona de buena voluntad. Mientras Andalucía se desangra con el paro, alcanzando el número de desempleados más alto de Europa, el director general de Empleo, partía y repartía el fondo de reptiles quedándose con la mejor parte. Dio a su chófer 1.350.000€ que ambos gastaron en juergas, copas, antigüedades y cocaína. No se puede caer más bajo ni se puede hacer más daño a la dignidad de los trabajadores en paro. Esos a los que el PSOE se dirige cada día mintiéndoles con una preocupación que está muy lejos de sentir.

Para conceder la subvención, dijo a su conductor que se inventara empresas como excusa. Dicho y hecho. El director general otorgó a su subordinado ayudas para una empresa fantasma de pollos que nunca llegó a constituirse, autorizó dádivas a empresas aún sin formalizar y dio dinero a un futuro socio del chófer que no lo era en el momento de la asignación. Este repentino agraciado portaba un salvoconducto infalible: estaba casado con una alcaldesa del PSOE.

En 2008 la Agencia Tributaria se puso en contacto con el gobierno andaluz para reclamarle el expediente de estas ayudas irregulares. La consejería de Empleo fue la encargada directa de proporcionar la documentación solicitada. En consecuencia, al menos desde esa fecha, era plenamente conocedora de la barbaridad que, entre otras, se cometía con la referida subvención. El gobierno socialista no hizo nada, no se interesó por la investigación, nunca reclamó la devolución del dinero indebidamente regalado y no cesó al director general. Sus desmanes diarios y exagerados, perpetrados una y otra vez a expensas de la hacienda pública, no le supusieron la menor recriminación.

Al contrario. El mismo director general ha sido mantenido en el cargo durante una década por los distintos consejeros que le demostraban así su confianza ilimitada. Sabían que era el repartidor oficial de dinero mediante el fraude y la falsedad, pero nada sucedió. Los diez años actuó concediendo las subvenciones en un bar “entre gin tonic y gin tonic” según relató su chofer a la policía.

Tal vez en reconocimiento a sus gestiones, los consejeros y el presidente de la Junta de Andalucía aumentaron las partidas del “fondo de reptiles” en varias ocasiones, ignorando las advertencias de ilegalidad de la Intervención General. Estos informes negativos jamás fueron atendidos y se guardaron en un cajón por decisión expresa de la consejería de Economía.

Las jubilaciones falsas, la trama de empresas vinculadas al PSOE y sufragadas con dinero público, la ausencia de procedimiento reglado, la arbitrariedad en las ayudas, la libertad de acción del director general, el boicot a las comisiones de investigación parlamentarias o la obstrucción sistemática a la Justicia, evidencian la complacencia del gobierno andaluz.

El portavoz del PSOE ha afirmado que después de saber lo de la cocaína, se entiende todo. A mí me ocurre al revés. Después de eso, no entiendo nada.

Sólo sé que Andalucía no puede permanecer con los gobernantes actuales. El cambio andaluz se encuentra a la vuelta de la esquina. El 25 de marzo rechacemos las papelinas y elijamos las papeletas. Estarán repletas de esperanza.

*Alcaldesa de Fuengirola y portavoz del PP en el Parlamento de Andalucía.