Rubén Kaplan.- De manera cada vez más explícita, a prueba de incrédulos, Ismail Haniyeh el jefe de la organización terrorista Hamas que gobierna la Franja de Gaza, admitió sin ambages ni disimulo, en una ceremonia para conmemorar el vigésimo cuarto aniversario de su fundación, que Hamas podría trabajar en el “objetivo intermedio de la liberación de Gaza, Cisjordania o Jerusalén”, pero que este objetivo “interino “y la reconciliación con Al Fatah no va a cambiar el objetivo estratégico a largo plazo de eliminar a todo Israel”.

“La resistencia y la lucha armada son el camino y la elección estratégica para liberar la tierra palestina, desde el Mar [Mediterráneo] al río [Jordán], y por la expulsión de los invasores y usurpadores [Israel]. En el discurso que pronunció Haniyeh que fue transmitido por Hamas Al Aqsa TV y traducido y presentado por el Instituto de investigación de Palestina Media Watch, éste dijo: “nosotros no renunciaremos a una pulgada de la tierra de Palestina”. También prometió que Hamas “conducirá Intifada después de Intifada hasta liberar a toda Palestina, con la complacencia de Alá, Alá Akbar y alabanzas a Alá”.

“La participación de Hamas en cualquier momento con el objetivo intermedio de la liberación de sólo Gaza, Cisjordania o Jerusalén, no sustituye a su visión estratégica en relación con Palestina y la tierra de Palestina”.

Dos días más tarde según señala Palestina Media Watch, el Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas -cuyo discurso está destinado a embaucar a un Occidente muy predispuesto a ser timado- contradijo las declaraciones de Haniyeh al decir que el líder de Hamas Khaled Mashal -el mismo que amenazó con “continuar secuestrando soldados israelíes- había convenido en que “no habrá ninguna resistencia militar” y que “la solución permanente son las fronteras de 67. Por lo que expresó Abbas, se puede inferir que Hamas está de acuerdo con una permanente solución basada en las fronteras de 1967, sin embargo Haniyeh enfatizó que esa solución era sólo la primera etapa. La última, como el mismo reconoció, es la destrucción de Israel.

Mashal, con fingido pragmatismo, había dicho la semana pasada que, por el momento, Hamas se propone centrar la atención en las protestas populares con el espíritu de la primavera árabe, en lugar de lucha armada de resistencia contra Israel. El cofundador de Hamas Mahmoud al-Zahar posteriormente confirmó esas expresiones.

Durante muchos años, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) que en su carta orgánica original llamaba abiertamente a la aniquilación de Israel, promovió un “plan de etapas” que en primer lugar creara un Estado palestino sustentado en las líneas de armisticio 1949 – 1967, y luego trabajar a partir de esa posición para destruir a Israel. Abbas Zaki, el alto funcionario de Al- Fatah, el partido que dirige el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) Mahmoud Abbas, declaró en septiembre pasado en un reportaje televisivo realizado el 23 de septiembre por la emisora internacional de noticias qatarí Al-Jazeera, que este sigue siendo el objetivo, pero “no se puede decir al mundo”. “Si decimos que queremos borrar a Israel…Vamos, es muy difícil. No es político hacerlo. No hay que decir esas cosas al mundo. Guárdalas para ti”.

El domingo pasado Ismail Haniyeh emprendió una gira por Egipto, Sudán, Qatar, Bahrein, Túnez y Turquía, la primera desde que el movimiento terrorista Hamas tomó completo control de Gaza tras derrotar a las fuerzas leales al presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, en junio de 2007. El periplo comenzó en Egipto al que llegó cruzando el paso fronterizo de Rafah, que separa Gaza del país africano.

Un comunicado de la oficina de Haniyeh, dijo que éste y el secretario general de La Liga Árabe, Nabil al-Arabi, discutieron en la reunión que tuvieron “temas claves palestinos”. De particular importancia para Haniyeh fue la “judaización constante de Jerusalén “y las políticas de Israel, para” suprimir la identidad palestina y su cultura en la ciudad”.

“Las naciones árabes deben educar a su gente acerca de Jerusalén, para evocar la importancia de la ciudad “, insistió Haniyeh.

“Las revoluciones son la prueba de que el futuro es nuestro, de los palestinos y para el pueblo árabe e islámico, la ocupación no puede escapar de la demanda palestina legítima a tener un Estado con Jerusalén como su capital”.

Hace dos años escribí un artículo donde refería entre otros conceptos que “durante el transcurso de 2009, la Autoridad Nacional Palestina, ha exacerbado una insidiosa campaña de revisión histórica, que veleidosa y torpemente, pretende suprimir y negar más de 3000 años de historia judía en Jerusalén, que se remonta al año 990 AEC cuando el Rey David la proclamó la capital de su reino.

No obstante la enorme profusión de datos históricos, arqueológicos y religiosos que demuestran inequívocamente la ligazón milenaria de los judíos con Jerusalén, los palestinos, maestros en el arte de la distorsión y la mentira, pretenden negar esos hechos y escribir su propia y disparatada versión de la historia. Jerusalén, actualmente la ciudad más grande y poblada de Israel con cerca de 800.000 habitantes, es mencionada en la Torá 670 veces y su sinónimo Sión, en 154 oportunidades, mientras que en el Corán no se la menciona ninguna vez. Ha sido capital de un Estado judío en cuatro períodos de la historia y nunca de un Estado árabe o islámico.

Para el Islam, Jerusalén no es una ciudad santa en el sentido en que la conciben los judíos. Los musulmanes tienen un lugar sagrado en Jerusalén y ello es suficiente para que la ciudad santa deba formar parte de “Dar al Islam.” La relación histórica de los islamistas con Jerusalén comenzó en el año 638, cuando los musulmanes conquistaron la ciudad. Para los árabes, que rezan en dirección a La Meca dándole la espalda a Jerusalén, la importancia religiosa de ésta, data del año 691 EC, cuando el califa Al Malik construyó la Cúpula de la Roca y con la erección de la mezquita Al Aqsa en el año 715. En definitiva, no se puede judaizar, lo que siempre fue, es y será judío, es tan absurdo como si alguien pretendiera “cristianizar” al Vaticano”.

En mayo de 2012 se llevarán a cabo elecciones entre los palestinos, para determinar quién regirá su destino. Hamas que abiertamente manifiesta su intención de destruir a Israel no obstante aducir un oscuro pragmatismo, según su cofundador Mahmoud al-Zahar, obtendrá una victoria arrolladora. Su oponente en los comicios, la Autoridad Nacional Palestina, presidida por Mahmoud Abbas, que tiene la misma intención que el anterior, pero embozada, capitalizando los sentimientos antiisraelíes, promete también apelar a la “resistencia popular” para obtener el apoyo de su pueblo y del mundo islámico, mejorar las encuestas y triunfar en la contienda electoral.

Independientemente de quién resulte ganador, la perspectiva de paz entre Israel y los palestinos es sombría. La idealización de dos Estados, uno judío y otro palestino, conviviendo pacíficamente uno al lado del otro, parece una utopía inalcanzable.