Urdangarín y los dineros reales
Resulta complejo saber hasta dónde llega la libertad de expresión cuando se enjuician las actividades del Rey y la Familia Real. Desde que algunos aprendimos a sumar dos y dos sin equivocarnos -antes naturalmente de los infaustos tiempos de la LOGSE socialista-, cuando por razón de edad hemos asistido a la evolución de la imagen externa de la Corona, desde los tiempos en los que el actual titular de la Jefatura del Estado, era Príncipe de España, equivalente al actual de Príncipe de Asturias, hasta los reportajes del “glamour” tan habituales en el papel couché, exaltados por las dos reinonas televisivas del corazón, muchos nos preguntamos, como en el viejo cuplé, “de donde saca pa tanto como destaca”.
Recordemos que lo que nos dice la historia es que cuando contrajeron matrimonio tanto Juan Carlos como Sofía estaban considerados como “dos pobretones” entre los miembros de la realeza europea. Hasta Franco dejó el testimonio de que aquel matrimonio era por amor porque no tenían dinero y el trono era sólo una posibilidad. Tampoco parece que la herencia real de Alfonso XIII diera para mucho ya que don Juan recibía “ayudas” monárquicas para mantenerse en el exilio y, según parece, por vía interpuesta, Franco, al igual que sostenía a la reina Victoria Eugenia, hacía llegar fondos a Estoril. Por otro lado, a partir de determinado momento se formó un consorcio de hombres pudientes, del mundo financiero e industrial, que organizó una permanente “suscripción popular” para dotar de fondos a la monarquía que no se sabe muy bien cuánto tiempo permaneció activo pero que dio a Juan Carlos independencia económica. Después muchas han sido las noticias sobre los negocios del rey a través de posibles testaferros o amigos.
Hoy, sin embargo, todo son sospechas sobre los dineros del rey. Las leyendas urbanas, algunas puestas en negro sobre blanco, han llegado a retratar insólitas imágenes de maletines depositados en palacio…. pero eso deben ser sólo habladurías antimonárquicas. Según la revista EuroBusiness la fortuna del rey se estimaba en 2007 en unos 1790 millones de euros. Naturalmente la noticia molestó en La Zarzuela y el embajador de España hizo llegar una réplica que no desmentido poco convincente a la publicación. Aunque los datos de la revista son cuestionables, lo cierto es que desde antes el tema de la fortuna del rey era un “misterio” mucho menos misterioso en el extranjero que en España.
Lo único justificado, además de los ahorros que pudieran derivarse de la asignación anual de los Presupuestos Generales del Estado, y que sin inversiones difícilmente podrían generar una fortuna, es que según se publicó Juan Carlos recibió de su abuelo una herencia valorada en 2007 en veinticinco millones de euros de un total de cien y algo más por la venta de las propiedades de su padre cuyo elemento más importante era un edificio situado en la Gran Vía de Madrid: pero queda mucho hasta los casi seiscientos millones que se le adjudican de fortuna directa. Sea como fuere, lo cierto es que la falta de transparencia en todo lo relativo a las cuentas de la Corona no ha hecho más que alimentar la idea del enorme dispendio que supone la Familia Real y la presunta fortuna del rey. Lo que sí es cierto es que entre las imágenes del Hola de finales de los años sesenta y las imágenes actuales de la Familia Real media la distancia que existe entre un hogar de clase media, como lo era el interior de la Zarzuela y el modo de vestir de los entonces Príncipes, y el de quienes están acostumbrados al lujo, a las marcas y a la vida displicente de los viajes, las fiestas, los dispendios y los modelitos.
Hasta hace unos años la Corona era un tema tabú. Toda la Familia Real estaba blindada informativamente sin que nadie sea capaz de explicar a ciencia cierta por qué. Desde los escarceos amorosos del actual Príncipe de Asturias con aquella modelo del frío el blindaje, merced curiosamente a la crónica rosa, se ha ido diluyendo, aunque el glamour, por ejemplo, disfrazara todo lo referente a la colecta libre para el nuevo yate Fortuna. Hoy, el tema Urdangarin vuelve a poner en el tapete los dineros del rey y la influencia del rey. Un tema que está haciendo, por primera vez, descender la popularidad y la consideración de la institución entre los españoles. Y que la Zarzuela trata de compensar con fuegos de artificio tan tontos como “castigar” al flamante Duque de Palma con su exclusión de los actos oficiales por conducta “no ejemplar”. Compensada, eso sí, con el apoyo fotográfico dado por Su Majestad la Reina a toda portada en la revista Hola. ¿Galimatías o simple juego del poli bueno y el poli malo?.
A nadie ha sorprendido el caso Urdangarin. Quienes bromeaban motejeando a Marichalar, el condenado al ostracismo ex marido de la infanta Elena, como “duque de lujo” por sus aficiones a la moda erraron el tiro porque bien parece que tras su atuendo deportivo los reales “duques de lujo” habían fijado su residencia en Barcelona, centro de operaciones del gran negocio. El yerno favorito del rey era habitualmente presentado como un genial hombre de negocios que organizaba eventos para las administraciones públicas mediante una empresa pomposamente titulada Instituto Nóos. Los malpensados, entre los que se encontraba el firmante de este texto, sumaron dos y dos y naturalmente estimamos que los contratos llegaban más por el nombre que por la brillantez del empresario y que el lustre de contar con los duques, aunque fuera para hacerse la foto de rigor, abría numerosas puertas. Y los duques se compraron un chalecito de mil millones. Cuando el duque fue enviado a Washington también pesamos que algo olía a podrido y que resultaba conveniente alejarlo de España. Eso sí, a muchos nos gustaría saber qué méritos hicieron a este deportista de élite, jugador de Balonmano, y titular de una empresa que organizaba eventos, Delegado de Telefónica en Latinoamérica y EEUU y presidente de la Comisión de Asuntos Públicos de Telefónica Latinoamericana con un salario confesado de unos 600.000 Euros anuales más gastos (vivienda, colegios, seguridad…).
La investigación de la corrupción en Valencia y Baleares llevó al Instituto Nóos. Y, naturalmente, los imputados comenzaron a cantar; probablemente pensaran que la posible implicación de Urdangarín, pero también de la infanta Cristina que figura en la sociedad, pudiera acabar con la investigación porque alguien estaría interesado en echar tierra sobre el asunto.
El hecho es que día tras día el cerco en torno a Urdangarín se va cerrando y las acusaciones podrían ser muy graves: malversación de caudales públicos, fraude, falsedad documental, evasión de capitales y prevaricación. En Zarzuela se teme que el duque pudiera ser imputado y las consecuencias que ello pudiera tener para la imagen de la monarquía. No es lo mismo, se dicen en Zarzuela, a efectos de manipulación publicitaria, la sospecha que, pase lo que pase, siempre quedará que la imputación con la foto del duque en el banquillo. Entonces, las preguntas que todos se harían serían: ¿Nadie se había dado cuenta de los negocios del duque? ¿Cómo nadie informó al rey de lo que estaba pasando? ¿Cómo el rey no se preocupó por los dineros del yerno favorito?
*Catedrático y portavoz de Alternativa Española (AES).