Blas Piñar, durante uno de los muchos homenajes recibidos en reconocimiento a su ejemplar trayectoria al servicio de España.

Victoria del PP, pero con muchas lecturas y matices. Así podría sintetizarse la valoración hecha en AD por el fundador de Fuerza Nueva, Blas Piñar, sobre las elecciones generales celebradas el pasado 20 de noviembre y que supusieron la mayor derrota de los socialistas desde la instauración de la partitocracia.

De entrada, Blas Piñar se refiere a una circunstancia no mencionada por los analistas políticos y que en su opinión beneficia a la izquierda: su fragmentación parlamentaria.

Cree Blas Piñar que la presencia en el Parlamento de formaciones como Izquierda Unida otorgará un punto de mayor beligerancia a la oposición que tendrá que soportar el PP. Sostiene que los comunistas y los separatistas asumirán la defensa de determinados postulados radicales con la única finalidad de desgastar socialmente a los liberales conservadores. Y de ello habrá un beneficiario directo en futuras elecciones: el PSOE.

Blas Piñar resta realismo a la euforia que vive el PP con un dato objetivamente incontrovertible. “Más que una victoria del PP, ha sido una debacle del PSOE”, señala. Para apuntalar su tesis se refiere al hecho de que los populares, pese al escenario de crisis económica y ruptura social de España, sólo hayan sido capaces de incrementar en algo más de 500.000 los votos logrados en 2008.

Lamenta el notario y ex diputado de Alianza Nacional que el PP haya tenido como objetivo estratégico impedir la consolidación de una formación política a su derecha, lo que habría contribuido a fortalecer las propuestas en favor de la vida y en defensa de la unidad nacional. Precisamente, en este último punto, considera Blas Piñar que los postulados del PP están más cerca del PSOE que de los que defienden los patriotas españoles. Así, alude al apoyo que prestan los populares al gobierno socialista de Vitoria y que sólo está sirviendo para consolidar la estrategia soberanista. Menciona por ejemplo el respaldo de los de Mariano Rajoy al concierto económico vasco, que de facto supone la independencia económica de las Vascongadas y acaso también el preludio de la política.

Crisis moral

Respecto a la crisis, Blas Piñar lamenta que los términos más empleados durante y después de la campaña electoral estén siendo los de paro, déficit, deuda pública… sin que se admita la existencia de otras circunstancias que han contribuido tanto o más al actual escenario económico. “La crisis no ha sido un fenómeno de carácter aislado. La crisis es también una crisis nacional, una crisis de valores éticos y de mala distribución de la riqueza. El capital ha jugado a la especulación y no a una producción que esté al servicio del bien común de la comunidad política. Pocas mejoras se producirán si el futuro ministro de Economía sigue dependiendo de la Unión Europea y de los mercados internacionales. Por consiguiente, la causa de la crisis es también moral. No hay capital más importante que el capital humano y no podremos hacer un bien diagnóstico si no acertamos con la patología. Y la patología es también moral, aunque el PP esto apenas lo mencione”.

Por otra parte, Blas Piñar tampoco cree que se vayan a revertir las medidas aprobadas por los socialistas y que atentan contra la dignidad humana y los principios inherentes a ella, tales como el aborto. Defiende al respecto el derecho a la vida “desde el momento de la concepción hasta el fallecimiento” y señala rotundo que, en este debate, los cristianos deben ser consecuentes con la Verdad Revelada y con la vigencia del Derecho natural.

Critica la ambigüedad del PP en esta materia y pronostica que Mariano Rajoy no introducirá cambios que modifiquen la actual legislación y favorezcan el derecho a la Vida, “como si el tema de la moralidad dependiera del sufragio universal o de un determinado partido político”, lamenta. “El PSOE ya ha dicho que apoya a las mujeres abortistas. ¿Y qué es lo que apoya el PP: lo que dicen los ideólogos de la izquierda o lo que dictan los Evangelios?”, se pregunta Blas Piñar.