R.V.- Este jueves se entregan en Barcelona las estrellas Michelin, destinadas a distinguir a los mejores restaurantes del mundo. Los expertos afirman que al jurado le tiembla la mano con España, cuyos locales no suelen recibir demasiadas en comparación con otros países. Si en lugar de la editora francesa, fuese el rey Juan Carlos el encargado de condecorar a los locales españoles, estos serían, a tenor de sus recurrentes visitas a los mismos, los más galardonados:

Casa Lucio: En Casa Lucio se come a cuerpo de rey. Allí están acostumbrados a que sus conocidos huevos estrellados sean degustados por jefes de Estado, los miembros más selectos de la jet y la aristocracia y famosos de cualquier país o condición. Pero, sin duda alguna, el cliente por excelencia de este legendario establecimiento de la Cava Baja madrileña es Su Majestad. Los camareros todavía recuerdan cuando don Juan Carlos, que hace ya tiempo que no se pasa por el local, llevó a Bill Clinton a cenar un buen solomillo. Tantas han sido las ocasiones en las que el monarca ha querido deleitarse con las delicatessen castizas de Lucio, que el hostelero afirma que tiene hasta cien fotos con el Rey. Paco Rabal también era asiduo. Un buen día escribió: “No hay huevos en toda España y me los juego contigo, como los huevos de Lucio y no exagero en decirlo. Estos huevos que destaco están con patatas fritas, pero con raro misterio que excitan el apetito”.

Landó: Si los huevos de Lucio hacen las delicias de don Juan Carlos, la carta que ofrece El Landó, que regenta el cuñado del propio Lucio, tampoco se queda atrás. “No sé por qué no vengo más, porque me encanta”, dijo el Rey en su última visita al restaurante, donde cenó con sus hijos y sin la reina, y donde también se encontraba el actor James Marsden. Lo que más le gusta al Rey de este local es el solomillo, que en la última ocasión compartió con don Felipe y la infanta Elena. La infanta Cristina, en cambio, optó por una lubina. Los callos a la madrileña, una de las especialidades de la casa, también forman parte de sus preferencias culinarias. Entre los que comido en El Landó se encuentran Tom Cruise, Val Kilmer, Jeff Goldblum, Woody Allen o Bruce Springsteen que, como don Juan Carlos, se mueren por una buena comida, como las de antes.

Jockey: El restaurante Jockey, en la madrileña calle de Amador de los Ríos, acaba de iniciar una nueva etapa. Tras la reforma que ha sufrido de mano de Ignacio García de Vinuesa y el cambio de equipo directivo, Su Majestad todavía no ha pasado por allí, pese a que este restaurante solía ser su favorito. Caviar y lubina solían ser los platos que tanto el Rey como la reina Sofía, que le acompañaba en numerosas ocasiones, solían escoger, al igual que Frank Sinatra, Grace Kelly o Ava Gardner, otros fieles clientes del local. Juan Abelló, íntimo de Su Majestad, incluso se postuló como candidato a regentar el establecimiento, cuando hace unos meses se abrió el debate en el núcleo de la familia del fundador para salvar las deudas que les asfixiaban. Se solucionó y Jockey ha vuelto a servir a la jet, a la espera de que el Rey vuelva a pisar el que hasta hace poco fue su restaurante favorito.

Horcher: Este templo culinario del viejo Madrid, frente al parque de El Retiro, tiene en su cartera de clientes a lo más granado de la alcurnia de la capital, hombres de negocio y grandes fortunas venidas de aquí y allá. Jaime de Marichalar, exduque de Lugo, suele comer muchas veces allí, posiblemente, porque Don Juan Carlos le enseñó, durante su matrimonio con la infanta Elena, los placeres de este rincón de etiqueta al que le encanta acudir de vez en cuando. La última visita de Su Majestad fue hace poco. Le acompañaba su esposa, la reina, y también el emir de Qatar y su segunda mujer, que se encontraban de visita oficial en nuestro país. El local cambia su carta tres veces al año, en función de la temporada. A la reciente boda de Elisabeth, su dueña, acudieron comensales habituales como Gallardón, Tapias o José María García.

Tras o Montes: Hace dos semanas, el Rey sorprendió a propios y extraños visitando este restaurante portugués en la zona de Mirasierra, en Madrid. Su Majestad probó el bacalao, que en cuanto puede degusta para recordar su infancia en Estoril. Pero, en esta ocasión, lo que más sorprendió fue que mientras la Fiscalía Anticorrupción investiga a Urdangarin, esposo de la infanta Cristina, don Juan Carlos no tuviese reparos en hacer vida social. El estofado y los guisos lusos así como una extensa carta de vinos son algunos de los atractivos de este establecimiento por el que también han pasado la duquesa de Badajoz y la de Soria. El precio medio oscila los 50 euros y su carta de vinos también es extensa. El Oporto, por ejemplo, le chifla al Rey.